Campaña de vacunación

La inmunidad de rebaño en verano empieza a sonar a utopía

En dos meses y medio de campaña, el número de personas que han recibido las dos dosis necesarias roza solo los dos millones

El Gobierno vendió la especie de que en verano España estará inmunizada, pero parece difícil, por no decir imposible
El Gobierno vendió la especie de que en verano España estará inmunizada, pero parece difícil, por no decir imposibleERRE DE HIERRO

Consciente del fiasco de su gestión de la pandemia de Covid-19 y de la presumible penalización que recibirá por ello en las urnas, el Gobierno decidió fiar su suerte a finales del pasado año a la campaña de vacunación que entonces se iniciaba en Europa. Frente a los encierros, los contagios y las muertes sufridos durante meses, las vacunas representaban, y aún lo hacen, la única esperanza para salir de este atolladero y reactivar en parte la maltrecha economía, el siguiente quebradero de cabeza de los españoles. Una luz al final del túnel agigantada por una campaña mediática sin parangón que inundó televisiones, radios y medios impresos y digitales durante días y días.

¿Qué podía salir mal si la que compraba los sueros y certificaba su seguridad era la Unión Europa (UE)? De momento, casi todo. Bruselas negoció mal, gestionó peor y encima rezuma sospechas de actuar más por intereses comerciales que sanitarios mientras da muestras por otro lado de que le tiembla el pulso. Pese a estos nubarrones, el Gobierno vendió la especie de que en verano España estará inmunizada. Ojalá sea cierto, pero parece difícil, por no decir imposible. En dos meses y medio de campaña, el número de personas que han recibido las dos dosis necesarias roza los dos millones, y para alcanzar la inmunidad habría que llegar a alrededor de 33 millones. ¿Qué nos hace pensar que se pueda completar la pauta en 31 millones de personas en los tres meses y medio que restan para alcanzar tan loable y necesario objetivo? La crisis de AstraZeneca puede terminar de desbaratarlo y dejar a Sanidad y al Gobierno sin el as que tenían guardado en la manga para contrarrestar la pésima nota que ha obtenido en el último año.