Sanidad pincha con la vacunación, pero no es culpable de la falta de dosis

El proceso de vacunación contra la Covid-19 en España adolece de múltiples errores graves. Uno de ellos, el de la falta de dosis, no es imputable al Gobierno, sino a la Unión Europea. Al igual que hicieron otros estados, nuestras autoridades delegaron la facultad de compra de los sueros en la Comisión y la actuación cicatera del Ejecutivo comunitario durante todo el proceso ha llevado a los laboratorios fabricantes a concentrar sus esfuerzos de producción en países más generosos en el pago de las dosis y menos propensos a imponer trabas burocráticas. El resultado es que Israel o Reino Unido marchan dos velocidades por delante de Europa y lograrán mucho antes la ansiada inmunidad de rebaño que el Viejo Continente.

El Gobierno es sabedor de todo esto y, repito, carece de toda culpa por ello, pero miente al insistir en que el 70% de la población española estará inmunizada este verano. Al ritmo actual, España tardaría más de tres años en lograrlo, un plazo que se acortará, sin duda, por la llegada de los sueros de Janssen, pero nunca hasta el plazo prometido en un alarde propagandístico sin precedentes desde las alocuciones de Pedro Sánchez en la primera ola.

El otro error sí es imputable al Ejecutivo, y consiste en la falta de un verdadero plan unitario de vacunación, lo que ha hecho que las autonomías hagan y deshagan a su antojo. Esto explica que algunas apuesten por poner primeras dosis y otras por completar las pautas, o que varias vacunen de forma acelerada a colectivos que aún no han recibido en otras ni un solo suero. También hay regiones que agotan las dosis recibidas mientras otras demoran su administración por temor a nuevos problemas de suministro. Todo un dislate.