Tribuna
De la conciencia sostenible a la acción sostenible
“Sin un planeta sano, no tendremos un futuro sano”
2020 ha sido probablemente uno de los años más difíciles de la historia reciente. Pero, paradójicamente, el brusco parón provocado por la COVID-19 ha tenido un gran beneficiado: el medio ambiente. A medida que el virus se fue propagando por todo el planeta y las restricciones eran cada vez mayores, la naturaleza resurgió para tomar un merecido respiro y demostrar una vez más su capacidad de resiliencia y de regeneración. Durante la primavera pandémica, la atmósfera se limpió de gases tóxicos, la vida silvestre reconquistó espacios perdidos y las aguas de los canales venecianos se volvieron más transparentes. Una lección que nos da una gran oportunidad para reflexionar sobre nuestro impacto y ver que, a pesar de todo, todavía existe esperanza para un futuro más verde. Ayer se celebró el Día Mundial del Medio ambiente, una jornada para detenernos a analizar qué rumbo deseamos seguir de ahora en adelante. Y, para ello, es esencial que comprendamos una sencilla realidad: sin un planeta sano, no tendremos un futuro sano.
Pero si queremos que el clima cambie, primero debemos hacerlo nosotros. Como compañía biofarmacéutica, en GSK no solo nos preocupa la salud de las personas, sino que también queremos cuidar la del planeta. Estamos convencidos de que es el momento para avanzar hacia un modelo de desarrollo mucho más limpio y sostenible que el que nos ha traído hasta aquí, y eso empieza por nuestra propia actividad como empresa que forma parte del ecosistema llamado sociedad. GSK, con la Agenda 2030 como guía, se ha comprometido durante mucho tiempo a reducir su impacto medioambiental y fue una de las primeras empresas farmacéuticas en establecer ambiciosos objetivos medioambientales en 2010. Desde entonces, en todas nuestras operaciones, hemos reducido las emisiones de carbono en un 34 %, los residuos en vertederos en un 78 % y el uso total de agua en un 31 %. Pero dada la magnitud y la urgencia del desafío, queremos ir más lejos y más rápido. Con la mirada puesta en el año 2030, en GSK hemos establecido nuevas metas para conseguir un impacto neto cero en el clima y un impacto neto positivo en la naturaleza para entonces. Entre ellas, el uso de un 100 % de electricidad que provenga de fuentes de energía renovables, buena administración del agua en todas nuestras instalaciones, 100 % uso de materiales de origen sostenible y libres de deforestación y transición al uso de vehículos eléctricos por parte de toda la fuerza de ventas de GSK en todo el mundo.
El espíritu para preservar el medioambiente y promover la sostenibilidad impregna todos los sectores de la compañía. Muestra de ello es la nueva gama de tubos de pasta dentífrica totalmente reciclables que acaba de lanzar el área de Consumer Healthcare con la voluntad de reciclar más de mil millones de tubos de pasta de dientes al año de aquí a 2025. Además, hemos cambiado la forma de fabricar nuestros inhaladores para el tratamiento de enfermedades respiratorias como el asma y la epoc, reduciendo las emisiones asociadas en alrededor de 40.000 toneladas de CO2 por año. Nuestro proveedor de energía eléctrica ha sido certificado por la CNMC como energía Clase A proveniente de fuentes de energía 100 % renovable, y tenemos una planta de generación de energía eléctrica fotovoltaica en nuestras instalaciones. De esta manera, nuestra política medioambiental adopta medidas que nos permiten hacer frente a la contaminación, la prevención y gestión de residuos, un uso sostenible de los recursos y la protección de la biodiversidad. Algunos ejemplos de ello son el programa de control y prevención de la contaminación a través del cual realizamos controles de los parámetros de vertido, de emisiones y de ruido externo o el hecho de que toda nuestra energía consumida provenga de fuentes renovables. Bajo nuestra premisa de eliminar, reutilizar, reciclar y generar energía a partir de los residuos, producimos lo mínimo indispensable a partir de materiales biodegradables, reutilizamos aquellos elementos que no pueden regresar al medioambiente y reciclamos siempre que sea posible.
GSK España fue la primera compañía farmacéutica en verificarse en el reglamento europeo EMAS de gestión medioambiental excelente. Por otro lado, más recientemente también hemos sido nombrados la primera compañía del sector de la salud y la quinta en la clasificación global que más respeta al medio ambiente, según Corporate Knights, una revista que publica anualmente un ránking con las cien empresas más sostenibles del mundo. Desde 2013 contamos con el Certificado de Flota Ecológica Máster (habiendo sido la primera compañía privada española en obtenerlo), que reconoce las flotas de automóviles que se distinguen por su compromiso con la eficiencia energética y la disminución de emisiones contaminantes. Y, a nivel global, estamos comprometidos a avanzar hacia un abastecimiento libre de deforestación para todos los productos clave comprados por GSK, desarrollando criterios de selección de proveedores y estándares de abastecimiento junto con Rainforest Alliance.
Ahora más que nunca en GSK queremos hacer honor a nuestro propósito, ayudar a las personas a hacer más, sentirse mejor y vivir más tiempo, trasladándolo también al cuidado del planeta y la biodiversidad. Tanto es así que GSK ha sido confirmada como un socio principal de la Conferencia sobre el Cambio Climático de 2021 de la ONU, la COP26. Y es que tenemos claro que somos la generación que puede hacer las paces con la naturaleza y dejar un mundo mejor. Pero para conseguirlo no podemos seguir haciendo las cosas como siempre. Debemos trabajar con la naturaleza, no en contra de ella y pasar, con enorme sentido de urgencia, de la conciencia sostenible a la acción sostenible.
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