Aplicar la inmunoterapia en fases precoces aumenta la supervivencia

El cáncer de pulmón no microcítico, el carcinoma urotelial músculo invasivo, los tumores esófago-gástricos localmente avanzados o el melanoma son algunos tipos de neoplasias en las que se ha demostrado que la aplicación de la inmunoterapia en estadios tempranos de la enfermedad puede ser una alternativa terapéutica para mejorar el pronóstico y la supervivencia de los pacientes.

Este fue, precisamente, el tema central del que se habló en una jornada, que contó con el aval científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y el Grupo Español de Oncología Genitourinaria (Sogug), organizada por Bristol Myers Squibb. Entre los principales contenidos que se debatieron en la misma destacó la evolución del manejo de la inmunoterapia en el tratamiento de tumores complejos.

«La posibilidad de valorar la inmunoterapia en estadios tempranos de la enfermedad abre una nueva etapa en el tratamiento del cáncer, con resultados muy esperanzadores para los pacientes. Actualmente ya contamos con evidencia de sus beneficios en términos de prolongación de la supervivencia y de una posible curación», aseguró Mariano Provencio, jefe de oncología del Hospital Puerta de Hierro, de Madrid, presidente del Grupo Español del Cáncer de Pulmón (GECP) y miembro del comité científico al frente de esta jornada, sobre la inmuno-oncología y su aplicación en el cáncer de pulmón.

Entre las evidencias científicas que respaldan la postura del doctor Provencio se encuentran los resultados del Nadim, estudio que actualmente lidera este experto y que ha demostrado que la combinación de quimioterapia e inmunoterapia permite reducir el cáncer de pulmón y evitar la recaída en el 80% de los pacientes que se encuentran en estadios intermedios de la enfermedad.

Abordaje multidisciplinar

Los últimos ensayos demuestran que la aplicación de esta nueva generación de tratamientos en estadios tempranos también permiten aumentar la supervivencia libre de enfermedad en aquellos afectados con cáncer urotelial, cáncer de esófago o de la unión gastro-esofágica.

Pero además de ello, los expertos coincidieron en que para este tipo de tumores, un abordaje multidisciplinar de la enfermedad es clave. Como aclaró José Ángel Arranz, jefe de sección de la Unidad de Tumores Urológicos y Ginecológicos en el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid y también parte del comité científico, «se trata de una enfermedad que precisa de la colaboración de múltiples especialistas para establecer la mejor estrategia terapéutica. A través del comité multidisciplinar, patólogos, radiólogos, especialistas en Medicina Nuclear, urólogos, oncólogos radioterápicos y oncólogos médicos contribuyen a definir las características y extensión de la enfermedad, y a definir la mejor estrategia terapéutica para cada paciente».

Por su parte Javier Sastre, responsable de la Unidad de Tumores Digestivos del Hospital Clínico Universitario San Carlos, de Madrid –e igualmente miembro del comité científico–, recalcó la importancia de la formación continuada en el día a día de los profesionales sanitarios dedicados a la Oncología Médica.

«La investigación en cáncer es muy prolija y existen infinidad de ensayos científicos buscando nuevas vías de diagnóstico y abordaje terapéutico. Es imposible participar en el desarrollo de todos los nuevos medicamentos, pero es fundamental conocer, a la mayor brevedad posible, los resultados de dichos ensayos para establecer las bases para poner en marcha los nuevos tratamientos o procedimientos diagnósticos en cuanto tengan la aprobación de las autoridades competentes», concluyó este experto.