La ventana del deportista
¿Sirve realmente de algo el pulsómetro al salir a correr?
Antes de volverse «runner» habría que ir al médico de cabecera, según la Sociedad Española de Cardiología
Viendo los datos de sobrepeso que hay en España y con los excesos que habremos cometido en estas fechas, seguro que a más de uno los Reyes Magos le habrán traído unas deportivas, un pulsómetro o un reloj multifunción para salir a correr. Pero, ¿sirven de algo estos dispositivos sin asesoramiento médico?
«La frecuencia cardíaca de un adulto en reposo suele estar entre los 60 y 100 latidos por minuto, pero se trata de un valor medio, luego hay personas que tienen solo 40 y no tiene por qué ser algo patológico. Depende de cada caso. Por eso, las pulsaciones como dato aislado no tienen ningún valor, lo importante no es el número, sino si los latidos son correctos o no. Hay que saber si tienes un problema del ritmo cardíaco y con un pulsómetro no lo descubres, lo que pasa es que hay una estrategia de marketing muy fuerte detrás de ellos o de los relojes multifunción», asegura la Dra. Amelia Carro, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
«Al salir a correr, si no lo has hecho nunca, lo normal es que se te disparen las pulsaciones porque hemos perdido capacidad cardiopulmonar así como masa muscular. No es que el corazón empeore, es que tiene que hacer un esfuerzo extra para el que aún no está entrenado», precisa. Y late más deprisa, al igual que si se es veterano «y aumentas la velocidad a la que sueles correr. Y es que no hay una frecuencia media en este sentido», incide.
Lo que hay que hacer es escuchar a nuestro cuerpo: «¿Si tu frecuencia cardíaca máxima es 180 y vas a 200 te vas a parar aunque estés bien? O si te encuentras mal y estas en 150 ¿vas a seguir? Es absurdo tratar los datos de esta manera. Hay que ser consciente de las sensaciones del cuerpo y obedecer más al organismo que al pulsómetro, salvo que lo recomiende el médico», recuerda.
Tampoco sirve de mucho entrenar según la frecuencia cardíaca (algo que se sabe con una prueba de esfuerzo) en el caso de la mayoría: «Si uno es un deportista de élite y se ha hecho una prueba de esfuerzo funcional antes de una pauta de entrenamiento puede compararla en unos meses para contrastar la mejora (o no) de rendimiento. Pero para la población general, un prueba de esfuerzo convencional ni predice su rendimiento ni está indicada como prueba de cribado». En cuanto a la frecuencia cardíaca, «su aumento se relaciona con un incremento del gasto cardíaco. En sí, eso no es ni bueno ni malo. Por ejemplo, una infección viral eleva la frecuencia cardíaca para poder hacerla frente», precisa la cardióloga.
En todo caso hay «runners» que lo utilizan para saber en qué momento parar, cuando lo que habría que hacer «es dejar de correr cuando nuestro cuerpo nos dice que tenemos que parar, ante cualquier síntoma de alarma como falta de aire, palpitaciones anormales, sensación de que nos vamos a desvanecer o dolor en el pecho. En todos estos casos hay que detenerse, no cuando lo dice una máquina», hace hincapié la experta.
Pero, ¿qué pasa cuando la frecuencia al correr sube demasiado durante un tiempo prolongado? «En este caso, consulte al médico para que evalúe si se trata de pulsaciones normales (taquicardia sinusal apropiada) o no (taquicardia sinusal inapropiada, arritmia auricular, arritmia ventricular, etc.), ya que el pulsómetro no es capaz de discriminarlo. Se necesita una valoración médica para saber si es una alteración del corazón o bien si puede tener otro factor precipitante, desde una anemia hasta un embarazo. Y si el médico considera que la frecuencia cardíaca es correcta no te obsesiones porque con el tiempo mejorarás el ritmo de carrera y el rendimiento».
La doctora recomienda que a partir de una edad o si uno lleva mucho tiempo sin hacer ejercicio o si ha dejado de fumar recientemente «en vez de gastarse el dinero en este tipo de aparatos lo importante es ir al médico, pero no a hacerse una prueba de esfuerzo, sino acudir al de cabecera para que valore, tras hablar contigo y auscultarte, si eres apto o no, o si considera necesario hacerte una analítica o derivarte a un especialista. Y te recomendará seguramente un entrenador tanto para evitar lesiones osteomusculares como patrones de entrenamiento disfuncional que pueden poner en riesgo al corazón».
Ahora bien, eso es lo idóneo. Pero la realidad es que la mayoría saldrá a correr sin ir al médico y con su reloj en la muñeca. En este caso, es mejor «empezar con caminatas o hacer series caminando y corriendo o correr en llano. Pero de nada sirve si no se asocia con ejercicios de fortalecimiento muscular para poder progresar en la carrera», incide la Dra. Carro, quien por cierto corre sin pulsómetro.
Eso sí, este tipo de dispositivos invitan a aumentar el rendimiento, ya que la persona que lo utiliza obtiene un estímulo de recompensa por el trabajo realizado que le incita a repetir la actividad y mejorar sus marcas.
¿«Running» o caminar?
►Ambas actividades son beneficiosas para la salud cardiovascular siempre que se practiquen de forma regular y a una intensidad mayor que ligera, asegura la experta.
►Cuando uno corre hace una mayor actividad muscular y gasta más calorías. Sin embargo, conlleva un elevado grado de impacto articular, un factor a tener en cuenta en personas con sobrepeso, obesidad o con problemas articulares.
►El riesgo de lesiones al caminar es de entre 1 y 5%, mientras que al correr llega al 30%, según los datos facilitados por la Dra. Carro.
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