XX Aniversario
Acción, reacción, repercusión… en la farmacia
Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es ‘no’ durante varios días, sé que necesito cambiar algo», dijo el gurú tecnológico Steve Jobs hace algo más de una década. Un paralelismo semejante se produce en el sector farmacéutico español. Actualmente, el comportamiento y las necesidades de los pacientes en las farmacias comunitarias no son para nada similares a los que conocimos, por ejemplo, hace ya 20 años. En concreto, me gustaría viajar, como referencia temporal, al instante en que comenzaron a imprimirse las primeras páginas de este suplemento A TU SALUD.
Sin embargo, el futuro se muestra bastante diferente y no por ello, peor. Ahora, el consumidor del siglo XXI demanda más información, busca formarse una opinión totalmente sólida y a partir de un análisis previo, realizar la elección de dónde y cómo comprar. En este nuevo y cambiante escenario es donde emana el concepto de omnicanalidad. Por ello, para el desarrollo de este tipo de estrategias en la farmacia es necesario que esta haga uso de los diferentes canales y ventanas de exposición que se encuentran a su alcance. Pero, siempre con importantes matices. No basta solo con estar presente, sino que todos ellos han de estar conectados y tener la relevancia suficiente para alcanzar rápidamente la meta en la carrera de la labor asistencial y el éxito comercial.
En este sentido, en España existen más de 22.000 farmacias. Muy pocos sectores pueden presumir de una capilaridad con tanto potencial de crecimiento. Además, el abanico de opciones para los pacientes se ha multiplicado, sobre todo, con la irrupción de nuevas plataformas y proyectos digitales de gran interés, que combinan a la perfección con el tradicional modelo mediterráneo de farmacia impulsado en nuestras fronteras.
Pero, ¿cuáles son los retos a los que se enfrentan las farmacias a día de hoy? No son muchos, como los que pueden existir en otros campos profesionales, pero requieren de acciones muy concretas y medidas. El objetivo está claro: conocer en profundidad al paciente para crear experiencias relevantes y perdurables en el tiempo.
Reconectar con el paciente es ya una necesidad para las farmacias. Con los últimos acontecimientos vividos, suficientemente conocidos por todos, ha quedado demostrado que los usuarios pueden necesitar no acudir forzosamente a la farmacia en busca, por ejemplo, de diversos productos de parafarmacia. Precisamente, es ahí donde reside el auténtico desafío de las boticas en la presente era digital. Emplear nuevas herramientas y formar parte de innovadores proyectos les aproxima de vuelta a ese trato cualitativo que los demás agentes de los nuevos canales son incapaces de reproducir.
Las herramientas digitales aportan numerosos beneficios, no solo en la labor asistencial, sino también en el económico, ya que pueden mejorar la rentabilidad de las farmacias al mismo tiempo que permiten un trato más personalizado a los pacientes, ofreciéndoles servicios sanitarios alternativos que hace unos años no hubieran sido posibles. Así, todo esto me lleva a recordar una afirmación de una usuaria de LUDA Partners que una vez me dijo «no podemos poner puertas al campo con aplicaciones que ayudan al paciente». ¡Y qué razón tiene!
De igual manera, porque no sería justo para el sector, tampoco puedo pasar por alto el papel que desempeña la farmacia en el proceso de intercambio entre la empresa y el propio mercado. Los farmacéuticos y sus farmacias son, sin ninguna duda, el eje que articula la relación entre los pacientes y los fabricantes, asesorando, facilitando su correcto uso y dando el valor necesario a cada uno de los productos. Por ello, es fundamental crear vínculos fuertes con todos ellos, que les permitan crecer en su actividad. No es una tarea sencilla, puesto que debe ser constante y proactiva entre todos los implicados, pero sí que potencia la estabilidad del modelo farmacéutico actual y futuro.
Mi apuesta firme, y lo que defiendo más que el primo de Zumosol que protegía a su pequeño familiar, es que la figura del farmacéutico debe seguir siendo un eje esencial del sector salud. La farmacia siempre ha sido para muchos pacientes un centro de primera necesidad al que acudir en caso de requerir cualquier tipo de consulta y eso no tiene por qué cambiar, pero ahora hay más canales en los que el farmacéutico no puede dejar de estar.
Las farmacias forman parte de la vida de los barrios, los pueblos y las ciudades, por grandes o pequeñas que sean, y la amable figura del farmacéutico siempre ha gozado de un halo de confianza, solidaridad y profesionalidad. Eso es algo indiscutible. Con la descentralización de los servicios farmacéuticos, las consultas online sobre salud y el desarrollo del comercio electrónico, el farmacéutico de la era digital tiene por delante el reto de mantenerse en el centro de su sector. Sin embargo, cuenta con grandes aliados como punto de partida. Por su formación, en las farmacias se pueden llevar a cabo labores de atención, información, seguimiento, vigilancia de posibles efectos adversos de los medicamentos, todo ello mediante la implantación de los servicios profesionales farmacéuticos asistenciales; un elemento cualitativo que es uno de sus grandes valores. Entonces, ¿por qué no comenzar a aprovechar la esencia de una profesión reconocida durante décadas por la sociedad y fusionar su carácter imprescindible con nuevas formas de avanzar de la mano de la tecnología y la digitalización?
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