Alimentación
Kombucha: saludable sí, pero no para todos
Este tipo de té fermentado mejora la microbiota, fortalece el sistema inmune y tiene propiedades antiinflamatorias
El nombre de kombucha se ha convertido en una palabra cada vez más común rodeada de un halo de beneficios saludables que la han encaramado en el podio de las bebidas más buscadas, tanto que hace tiempo que se encuentra en los lineales de los supermercados de barrio. De hecho, el mercado internacional va en aumento y, según los últimos datos publicados en el informe «Mordor Intelligence», se estima que el segmento global de la kombucha mantendrá un crecimiento anual hasta 2025 de un 17,5%. Y España no se queda atrás, según IRI, este emergente mercado habría casi duplicado su tamaño en la distribución entre 2021 y el año anterior.
Ante la euforia desatada tanto en la calle como en las redes sociales, resulta obligado intentar averiguar las luces y sombras de este refresco que promete grandes beneficios para la salud. «Se trata de una bebida que se elabora a base de té endulzado que es fermentado por una mezcla de microorganismos que recibe el nombre de scoby, compuesta por bacterias y levaduras», explica Olalla Otero, bióloga y especialista en probióticos y microbiota. En concreto, según detalla Uxía Rodríguez, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, «se le añade entre un 2 y un 7% de azúcar, quedando cierta cantidad del mismo en el producto final. Por lo que, al igual que otros productos alimenticios que contienen azúcar, se trataría de un producto destinado para el consumo ocasional y no para tomar todos los días».
En la balanza de beneficios se acumulan, por ejemplo, fortalezas como que «se trata de un probiótico natural, fortalece el sistema inmunológico, mejora las digestiones, regenera y equilibra la flora intestinal y la microbiota, es una gran fuente de antioxidantes, ayuda a eliminar toxinas, es depurativa, tiene propiedades antiinflamatorias; ayuda a desintoxicar el organismo gracias al ácido glucorónico, que se adhiere a las sustancias tóxicas y las elimina por la orina, es revitalizante y aporta un plus de energía, además de que ayuda a perder peso debido a que equilibra el metabolismo», describe Pilar Magro, PR&Comms manager de Komvida, quien asegura que «no existe límite en su consumo y solemos tomar una botellita de 250 ml al día». Sin embargo, Olalla advierte de que «no se trata de un alimento probiótico en sí, sino fermentado, pero puede ser perfectamente saludable dentro de una dieta equilibrada, ya que entre las sustancias interesantes que contiene destacan: ácidos orgánicos, polifenoles, vitaminas y algunos minerales, por lo que se le atribuyen propiedades antimicrobianas, antioxidantes o sobre la salud hepática. Pero lo cierto es que no hay estudios clínicos que respalden estos efectos sobre la salud, por eso la autoridad europea de seguridad alimentaria (EFSA) no concede a esta bebida fermentada propiedades saludables».
¿Quién debe evitarlo?
Frente a esta retahíla de ventajas también existen algunas cuestiones que no hay que pasar por alto, ya que «al estar fabricada a partir de microorganismos vivos, su consumo debe evitarse en personas que presenten algún tipo de enfermedad inmunológica, intestinal o hepática. Tampoco es recomendable en embarazadas y niños, porque tiene alcohol, aunque sea en muy bajo contenido», recuerda Rodríguez. Y esta advertencia también la hace Otero, quien insiste en que «su consumo moderado no estaría contraindicado en la mayor parte de la población, aunque se han descrito algunos efectos adversos como mareos, picores o reacciones alérgicas». Por eso, desde Komvida también insisten en que «aunque puede tomarse en la mayoría de casos, si hay dudas lo más recomendable es consultar con su médico».
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