Insultos
Estos son los sorprendentes beneficios de las palabrotas para nuestra salud
Aunque pueda ser visto como un signo de agresión, lo cierto es que insultar puede ser beneficioso para nuestra
Nadie necesita explicarnos que insultar o decir palabrotas es grosero y vulgar. De hecho, desde que éramos pequeños, nuestros padres nos han dicho una y otra vez que “nos iban a lavar la boca con jabón” por soltar algún que otro improperio. No obstante, si bien esta “amenaza” parece bien fundamentada con respecto al decoro social, la ciencia no está de acuerdo. Según han revelado numeroso estudios, insultar o maldecir puede llegar a ser bueno para nuestra salud. Pero, ¿cómo es esto posible?
Alivio del dolor
Decir palabrotas o maldecir activa la llamada respuesta de “lucha o huida”, lo que nos lleva a un estado en el que sufrimos un aumento de la adrenalina y un posterior de alivio del dolor en nuestro sistema inmunológico. Richard Stephens de la Universidad de Keele, Inglaterra, descubrió que las personas que dicen palabrotas pueden mantener sus manos en agua helada durante el doble de tiempo. Sin embargo, esto solo es válido para las personas que no suelen hablar de una forma tan grosera y no para las que lo hacen en exceso. La razón principal es que aquellos que utilizan el improperio como arma habitual terminan siendo insensibles a ellos y, como resultado, no están particularmente excitados cuando los realizan.
Salida no violenta
Aunque nunca deberíamos llegar a faltar el respeto a ninguna persona, insultar nos permite “vengarnos” de personas o situaciones desagradables sin tener que recurrir a una violencia más amenazante o dañina. Puede considerarse un acto de sublimación mediante el cual canalizamos nuestra ira, una salida “más saludable” para ayudar a liberar nuestras emociones negativas.
Mecanismo de afrontamiento
Este forma de afrontar las cosas, aunque lejos de ser excelente, puede servir para aumentar nuestro autoestimacuando nos sentimos abatidos, amenazados o atacados. Esto, a su vez, ayuda a desarrollar nuestra resiliencia interna y nuestra confianza en medio de la tensión y el estrés.
Poder/control
Decir palabrotas puede darnos una mayor sensación de poder y control sobre una situación negativa. Al insultar, demostramos que tenemos el poder de controlar una situación y que la situación no nos controla a nosotros. Esto suele suceder, irónicamente, cuando perdemos el control de la situación o las cosas no salen como queremos. Asimismo, no es necesario que una persona sea el desencadenante para que esto ocurra, una situación desagradable en particular también puede dar rienda suelta a nuestra “lengua viperina”.
Vinculación social
El “noble” arte del insulto puede servir para demostrar que no somos un miembro fragmentado de una sociedad. Es por eso que insultarse entre amigos puede hacernos sentir integrados, sobre todo cuando se combina con una sensación de validación por parte de los demás. Si se hace correctamente, en las circunstancias adecuadas y con las personas o el grupo adecuados, también puede indicar que somos abiertos, confiables y divertidos, lo que nos hace parecer más genuinamente agradables y “reales” para los demás.
Salud psicológica y física
Los beneficios para la salud al decir palabrotas incluyen: una mejora de la circulación sanguínea, un aumento de los niveles de endorfina y serotonina y una agradable sensación de calma, control y bienestar.
Salida para la autoexpresión y la creatividad
A veces, decir palabrotas puede despertar nuestra creatividad interior. Algunas personas parece que tienen un don para insultaro para expresar sus emociones o sentimientos de una forma cómica y vulgar, una excelente manera de dar salida a nuestros sentimientos más profundos de forma sana. Asimismo, maldecir a otra persona de una forma atípica también puede ayudarnos a reunir la energía necesaria para completar un proyecto que ha sido descuidado durante algún tiempo.
Como conclusión, decir alguna que otra palabrota de vez en cuandono es algo terrible y, de hecho, puede ser incluso bueno para nuestra salud al hacer que nos sintamos mejor, al menos en el momento. El truco es asegurarse de que el insulto no sea excesivo, y que nuestras palabrotas no estén acompañadas de ira u otra emoción negativa, ya que eso puede ser perjudicial para nuestro bienestar general y para el del resto, anulando todos los posibles beneficios para la salud descritos anteriormente.
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