
Salud mental
Arthur C. Brooks, profesor de Harvard: "Serás más feliz si logras que la honestidad y el autoconocimiento sean tu superpoder"
El científico sostiene que todos los valores que te hacen ser mejor persona nacen de un mismo punto: la sinceridad con uno mismo es parte del acto de encontrar la felicidad

En estos tiempos tan convulsos donde el devenir de los acontecimientos es algo incierto, el encuentro de la felicidad es la meta que todos persiguen por medio de su búsqueda. Sin embargo, en ocasiones no resulta tan sencillo alcanzar dicho objetivo. Los factores externos mantienen la negatividad de los actos que llevamos a cabo en el día a día. Asimismo, estos se van superponiendo, a modo de bola de nieve, dejando atrás lo cosechado anteriormente. En este sentido, es importante aislarse de los aspectos adversos que acechan la realidad persistente para conseguir centrarse en uno mismo.
Una vez analizado este pensamiento, el científico y profesor de la Universidad de Harvard, Arthur C. Brooks expuso sus pareceres sobre los aspectos fundamentales para alcanzar el objeto antes mencionado. "Si logras que la honestidad y el autoconocimiento sean tu superpoder, serás más feliz, más empático y más exitoso en todo lo que hagas” afirma el docente. Y es que, una materia básica y fundamental para ser dueños del bienestar emocional propio reside, precisamente, en interiorizar y entender nuestro sentir en todo momento.
Y es que este raciocinio encuentra un sustento filosófico y reflexivo por parte de grandes genios de la literatura que reflejan su dictamen sobre el leitmotiv central de todo: ignorarse a uno mismo es una forma de morir. En este caso Brooks se acuerda de figuras como Séneca y Shakespeare que seguían esta enmienda a rajatabla. Por tanto, los autoengaños que aparecen en medio del camino solo son un impedimento para la sinceridad y el compromiso que uno a de tener consigo mismo. Una vez superadas estas trampas podremos comenzar el proceso de entendernos.
Un consejo con conocimiento de causa
Puede parecer pura palabrería lo que el docente de americano, no obstante, sitúa todas sus razones al lado de una explicación científica. Es así como la neurociencia y la psicología se entrelazan entre sí. Así que, desde el punto de vista profesional, la percepción que uno tiene de su persona y el pensamiento que crece acerca de lo que otros piensan sitúa su razón primera en el cerebro. Por un lado, la corteza cingulada posterior, que asigna el pensamiento primero, hasta llegar a la ínsula y la corteza orbitofrontal, con el control emocional y asociado a la memoria.
Por el contrario, para el suceso que hoy nos conviene, estos dos pareceres se contaminan mutuamente. El que nos incumbe es el pensamiento propio que desarrollamos sobre nosotros, para entender cómo queremos ser, antes de cómo queremos que el resto nos perciba. El entendimiento personal nace a la hora de eludir, con total convicción, esta segunda parte y el detrimento que esta genera en nuestra percepción. Pero a veces es difícil definirnos, fruto de la hipocognición, tanto a nosotros como a las emociones que sentimos y que sufrimos. Es así como la ignorancia que nos tienta en la realidad se mezcla con la propia.
El poder de la ignorancia: ¿intención o consecuencia?
Tal y como expone el profesor Brooks, la intencionalidad de la ignorancia que creamos entorno a aquello que pensamos se fundamenta en el “sistema inmunológico psicológico”. Muchas veces nos creemos las mentiras que nos contamos y para alcanzar la honestidad, y por tanto la felicidad a través de la misma, hay que afrontar la verdad y el duelo que está trae debajo del brazo. El profesor de Harvard recomienda ejercitar este funcionamiento, como si de un músculo se tratara, implementando hábitos en la rutina de cada uno y sometiéndose a pruebas tantos internas como externas, para dejar atrás las mentiras y trabajar en la persona que llevamos dentro.
✕
Accede a tu cuenta para comentar