
Salud mental
Mario Alonso Puig, médico: “Nuestro cerebro necesita pausas cada 90 minutos”
El experto en neurociencia y liderazgo personal defiende la importancia de los descansos breves para cuidar la salud mental y mejorar el rendimiento

¿Y si parar durante el trabajo no fuese una pérdida de tiempo, sino una estrategia de eficiencia? Según el médico y conferenciante Mario Alonso Puig, hacer una pausa de unos diez minutos cada 90 minutos no sólo mejora la productividad, sino que es esencial para que el cerebro funcione en condiciones óptimas. Esta práctica se apoya en lo que se conoce como ritmos ultradianos, ciclos biológicos que marcan el rendimiento y la fatiga a lo largo del día.
“Parar no es no hacer nada”, explica el doctor Puig. “Es permitir que se haga lo que se tiene que hacer”. En otras palabras, el organismo necesita espacios para autorregularse. De la misma manera que una herida se cura mejor cuando no se toca, el cerebro requiere silencio y reposo para reparar el desgaste acumulado por la actividad continua.
¿Por qué el cerebro necesita parar?
La ciencia respalda esta afirmación. Los ritmos ultradianos son ciclos de actividad fisiológica que duran menos de 24 horas y se repiten varias veces al día. Uno de los más conocidos es el que regula el nivel de alerta y concentración, con una duración de entre 90 y 120 minutos. Pasado ese tiempo, se produce un descenso natural de energía que puede manifestarse como fatiga, dificultad para concentrarse o irritabilidad.
Numerosos estudios apuntan a que hacer pausas regulares, especialmente si incluyen momentos de silencio o desconexión mental, ayuda a restablecer la atención, mejora el estado de ánimo y reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés. En este sentido, detenerse no equivale a perder el tiempo, sino a permitir que el cuerpo y la mente trabajen con mayor eficiencia.
Para Puig, el problema no es sólo fisiológico, sino también cultural. “Vivimos tan apegados a nuestra zona familiar que, aunque nos lleve a la tumba, preferimos eso a encontrar otras posibilidades”, afirma. El hábito de estar siempre activos, ya sea produciendo, conectados a pantallas o pendientes de tareas, impide que dejemos espacio para que se activen los mecanismos naturales de recuperación.
Durante los descansos adecuados, según explica el médico, el cerebro activa la “red ejecutiva central”, un sistema neuronal vinculado con la toma de decisiones, el pensamiento estratégico y la creatividad. Al mismo tiempo, se desactivan regiones relacionadas con el miedo y la ira, lo que favorece la cooperación, la empatía y un entorno de trabajo más saludable.
Efectos medibles sobre la salud
La neurociencia ha demostrado que estas pausas no solo benefician la mente, sino también el cuerpo. Según Puig, se ha observado una mejora de hasta un 18 % en el funcionamiento del sistema inmunológico en personas que incorporan estos momentos de quietud a su rutina. Además, reducen el impacto del estrés crónico, una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares y trastornos del sueño en la actualidad.
Este enfoque ya ha comenzado a integrarse en algunas empresas, hospitales y universidades, que habilitan espacios para la pausa consciente, la meditación o el simple silencio. No se trata de trabajar menos, sino de trabajar de forma más inteligente y sostenible.
“Moviéndote mucho no significa que estés generando mejores resultados”, advierte Puig. La actividad constante, aunque a corto plazo parezca eficaz, puede acabar erosionando la salud y la motivación. De ahí que cada vez más expertos en rendimiento y bienestar recomienden adoptar una perspectiva a medio y largo plazo.
El modelo tradicional de productividad, centrado en la cantidad de horas trabajadas, comienza a dar paso a enfoques que priorizan el equilibrio. Según Hans Selye, pionero en el estudio del estrés, la exposición continua a factores estresantes sin períodos de recuperación acaba deteriorando tanto el bienestar como la capacidad de rendimiento. El mensaje de Puig apunta hacia una revalorización del descanso. Una invitación a cambiar el ritmo, no para hacer menos, sino para hacerlo mejor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar