Salud
Cómo saber si mi hijo sufre de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: estos son los síntomas
No todo comportamiento impaciente, rebelde o desobediente de un niño indica un problema de salud mental subyacente, como el TDAH
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se categoriza como un trastorno del neurodesarrollo infantil, que tiene un vínculo profundo con el desarrollo neurobiológico, psicológico y social del niño. Esto indica que, en algunos casos, los síntomas pueden desaparecer a medida que pasa el tiempo, mientras que en otros pueden persistir.
Aún no se conocen las causas exactas del TDAH. No obstante, se cree que podría ser el resultado de una combinación de factores genéticos y neurológicos, así como de factores ambientales, como el tabaquismo materno, el bajo peso al nacer y el nacimiento prematuro.
Es importante mencionar que la prevalencia del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad está aumentando. Se estima que aproximadamente un 3% de los niños en Europa padecen de TDAH. Aunque alrededor del 15% de los afectados lograrán superar este problema al llegar a la edad adulta. Además, este trastorno es más común en varones, con un diagnóstico que ocurre aproximadamente el doble de veces en niños que en niñas.
Los niños diagnosticados con este trastorno suelen mostrar un comportamiento impulsivo, interrumpen conversaciones y actúan sin pensar en las consecuencias. Estos niños también pueden tener dificultades para mantenerse quietos, concentrarse en tareas o completarlas, y suelen ser muy habladores y activos. Otro síntoma común es la falta de atención: se distraen fácilmente, tienden a ser olvidadizos, parecen no escuchar y suelen ser desorganizados.
¿Qué hacer si sospechas que tu hijo tiene TDAH?
Si después de leer estos síntomas, sospechas que un niño pueda tener TDAH, es vital distinguir entre lo que podría ser un trastorno y lo que simplemente puede ser un comportamiento normal de un niño inquieto. Porque no todo comportamiento desobediente o desafiante en un niño indica un problema de salud mental, como el TDAH.
En estos casos, es importante preguntarse si el comportamiento del niño es anormalmente persistente, intenso e inapropiado para su edad. Otra pregunta que también debemos hacernos es: ¿Estos síntomas se mantienen a lo largo del tiempo y están causando problemas en diversas áreas de la vida del niño? ¿Podrían estos comportamientos deberse a otras circunstancias?
Si después de haber reflexionado sobre estas cuestiones, aún tienes dudas de que el niño o la niña pueda sufrir de TDAH, entonces debes consultar con un profesional de la salud, como el pediatra. También puede ser útil discutir estas preocupaciones con los educadores en la escuela del niño, quienes pueden redirigir al niño a un especialista si es necesario.
Dado que se trata de un trastorno con una manifestación clínica tan diversa y compleja, el proceso diagnóstico, en consecuencia, también lo es. Se realiza mediante una serie de test neuropsicológicos aplicados por un especialista. Para diagnosticar el TDAH, se deben considerar varios factores: los síntomas deben presentarse en diferentes entornos y momentos (como en casa, en la escuela, entre amigos o familia); el comportamiento problemático o disruptivo debe persistir en el tiempo; se deben utilizar diferentes fuentes de información y pruebas diagnósticas, y se debe realizar un diagnóstico diferencial para descartar otras posibles causas del problema.
¿Cuáles es el tratamiento prescrito para niños con TDAH?
El tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) puede variar, dependiendo de las circunstancias individuales. Según la Organización Mundial de la Salud, la primera línea de tratamiento recomendada es la psicoterapia. Este enfoque se sugiere especialmente en los casos en los que el niño es menor de 6 años, y los casos que no se consideran graves. La terapia tiene como objetivo principal educar tanto al niño como a los padres acerca de la naturaleza del trastorno, ofrecer herramientas para manejar los síntomas, establecer límites claros y trabajar con el niño para controlar la impulsividad y mejorar sus habilidades sociales.
En cuanto al tratamiento farmacológico, en España hay cuatro principios activos autorizados para el tratamiento de TDAH, divididos en dos grupos: fármacos estimulantes que incluyen los principios activos metilfenidato y lisdexanfetamina, y los no estimulantes que incluyen los principios activos guanfacina y atomoxetina. El tratamiento farmacológico de primera elección son los medicamentos estimulantes, principalmente, metilfenidato. Solo en el caso de que estos no funcionen o no se toleren por los efectos adversos, se contempla el uso de fármacos no estimulantes.
Es crucial recordar que estos medicamentos deben ser prescritos por un especialista y no se espera que el tratamiento sea indefinido. Si el tratamiento se mantiene durante más de un año, es necesario interrumpirlo y evaluar la evolución del niño.
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