Estudio

¿La contaminación del aire está relacionada con el alzhéimer? Descubre el último hallazgo

Una nueva investigación encuentra nuevos signos que vinculan la relación entre la polución ambiental y el riesgo de sufrir alzhéimer

Los coches son una de las principales fuentes de contaminación
Los coches son uno de los principales emisores de PM2,5 larazon

Hay numerosos estudios que corroboran la estrecha relación de la contaminación ambiental con el desarrollo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Y, en los últimos años, están surgiendo nuevas investigaciones que indican que la polución también podría tener un vínculo con el alzhéimer.

El último estudio que ahonda en esta realidad acaba de ser publicado publicado en "Neurology", la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología.

En concreto, los investigadores han comprobado que las personas con mayor exposición a la contaminación del aire relacionada con el tráfico tenían más probabilidades de tener altas cantidades de placas amiloides en el cerebro asociadas con la enfermedad de Alzheimer después de la muerte.

Las placas amiloides son depósitos anormales de proteínas beta-amiloideas que se acumulan en el cerebro de las personas. Cuando esto ocurre, es frecuente que se relacione con el diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa.

Para llegar a esta conclusión, los científicos observaron las partículas finas, PM 2,5, que consisten en partículas contaminantes de menos de 2,5 micras de diámetro suspendidas en el aire.

El estudio no prueba que la contaminación del aire provoque más placas amiloides en el cerebro, pero muestra una fuerte asociación que se suma a los estudios previos.

"Estos resultados se suman a la evidencia de que las partículas finas provenientes de la contaminación del aire relacionada con el tráfico afectan la cantidad de placa amiloide en el cerebro", afirma la autora del estudio Anke Huels, de la Universidad Emory en Atlanta.

"Se necesita más investigación para investigar los mecanismos detrás de este vínculo", añade

Para el estudio, los investigadores examinaron el tejido cerebral de 224 personas que aceptaron donar su cerebro al morir para avanzar en la investigación sobre la demencia. Las personas habían muerto a una edad promedio de 76 años.

Los investigadores observaron la exposición a la contaminación del aire relacionada con el tráfico según la dirección de la casa en la que vivían.

Las concentraciones de PM 2,5 relacionadas con el tráfico son una fuente importante de contaminación ambiental en áreas urbanas como el área metropolitana de Atlanta, donde vivían la mayoría de los donantes antes de fallecer.

El nivel medio de exposición en el año anterior a la muerte fue de 1,32 microgramos por metro cúbico y de 1,35 µg/m 3 en los tres años anteriores a la muerte.

A continuación, los investigadores compararon la exposición a la contaminación con medidas de los signos de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro: placas amiloides y ovillos neurofibrilares (de tau).

Y descubrieron que las personas con mayor exposición a la contaminación del aire entre uno y tres años antes de morir tenían más probabilidades de padecer niveles más altos de placas amiloides en el cerebro.

En concreto, las personas con una exposición 1 µg/m3 más alta a PM 2,5 en el año anterior a la muerte tenían casi el doble de probabilidades de tener niveles más altos de placas, mientras que aquellas con una mayor exposición en los tres años antes de la muerte tenían un 87% más de probabilidades de tener niveles más altos de placas.

Los investigadores también analizaron si tener la principal variante genética asociada con la enfermedad de Alzheimer, APOE e4, tenía algún efecto sobre la relación entre la contaminación del aire y los signos de la enfermedad en el cerebro.

Y descubrieron que la relación más fuerte entre la contaminación del aire y los signos de alzhéimer se daba entre aquellos que no tenían la variante genética.

"Esto sugiere que factores ambientales como la contaminación del aire podrían ser un factor que contribuye al alzhéimer en pacientes en los que la enfermedad no puede explicarse por la genética", incide Huels.

Una limitación del estudio es que los investigadores solo tenían la dirección de las personas en el momento de su muerte para medir la contaminación del aire.

Este estudio se suma a la importante evidencia científica que vincula la contaminación atmosférica con el alzhéimer. Así, un estudio reciente, liderado por investigadores del BarcelonaBeta Brain Research Center, en colaboración con el ISGlobal y con el impulso de la Fundación "la Caixa", demostró que las personas más expuestas al dióxido de nitrógeno y a las PM10 tienen una mayor atrofia cerebral y un menor grosor cortical en áreas específicas del cerebro que se ven afectadas en el alzhéimer.

Los factores de riesgo modificables de la demencia son responsables de alrededor del 40 % de los casos (unos 500.000 casos en la UE). Y la contaminación atmosférica es uno de los factores de riesgo de demencia mejor estudiados. De hecho, los expertos que conforman la Comisión Lancet sobre Prevención, Intervención y Cuidados de la Demencia recomiendan reducir la exposición a la contaminación atmosférica para reducir la prevalencia de la demencia.