Psicología

Estas son las 3 normas que las personas con alta inteligencia emocional aplican constantemente al interactuar con otros

Estas también permiten construir relaciones interpersonales más profundas y enriquecedoras

Una conversación entre dos personas
Una conversación entre dos personas istock

La inteligencia emocional se ha consolidado como un factor clave para el éxito en las relaciones personales y profesionales. Las personas con un alto nivel de esta habilidad no solo logran comprender mejor sus propias emociones, sino que también destacan en su manera de comunicarse con los demás. Pero, ¿qué hacen de manera diferente?

De acuerdo con la Doctora Jenny Woo, investigadora formada en Harvard hay tres normas esenciales que aplican en cada conversación: realizar preguntas que demuestren un interés auténtico, adaptar su tono y lenguaje corporal al contexto, y compartir abiertamente sus errores y fracasos.

Formular preguntas que reflejen un interés genuino

Las personas con gran inteligencia emocional no se limitan a hablar de sí mismas o a formular preguntas superficiales. Ellos profundizan con preguntas abiertas que invitan al otro a expresarse con libertad, demostrando un interés sincero por lo que la otra persona siente o piensa. De este modo, logran crear un ambiente de confianza y fomentar un diálogo significativo.

Adaptar el tono verbal y el lenguaje corporal al contexto

Otra norma que aplican es ajustar su tono de voz, postura y gestos según la situación y la persona con la que interactúan. Esta habilidad para adaptar la comunicación no verbal es esencial para transmitir empatía y cercanía. Una persona emocionalmente inteligente sabe cuándo mantener un tono sereno en momentos tensos o cuándo usar un lenguaje más enérgico para animar a alguien.

Compartir sus propios errores y fracasos

Lejos de proyectar una imagen de perfección, las personas con alta inteligencia emocional no temen admitir sus equivocaciones. Hablar abiertamente de sus errores y fracasos les ayuda a generar una conexión más auténtica con los demás y a transmitir humildad. Al compartir estas experiencias, no solo muestran que son humanos, sino que también crean un entorno en el que la vulnerabilidad es aceptada y donde se valora el aprendizaje que surge de los tropiezos.