Medicamento
Llega a España la primera terapia autorizada en la UE desde 1996 para tratar la ELA
El 25% de los pacientes tratados con tofersen han experimentado una mejora de 3,6 puntos
Mucho tiempo ha transcurrido desde que en 2014, Pete Frates, exjugador de béisbol y paciente de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), retó públicamente a otra persona a echarse encima un cubo de agua con hielo, nominando a otras personas a hacer lo mismo y donar fondos para la investigación en esta enfermedad.
Y mucho tiempo más desde que en 1996 se autorizó en la UE el último tratamiento contra esta enfermedad neurodegenerativa e incurable que, en sus etapas avanzadas, puede ocasionar la muerte.
Hoy, Biogen ha anunciado la llegada a España de tofersen -bajo el nombre comercial de 'Qalsody'-, la primera terapia autorizada en la Unión Europea desde hace casi tres décadas para el tratamiento de la ELA, y la primera indicada para aquellos pacientes con una mutación en el gen SOD-1, lo que convierte a España en uno de los primeros países europeos en financiar este fármaco.
Su inclusión en el Sistema Nacional de Salud (SNS) se basa en los resultados del estudio fase III Valor, en el que se ha mostrado que el 25% de los pacientes tratados con tofersen han experimentado una mejora de 3,6 puntos en la escala Alsfrs-R (que determina el estado clínico de la enfermedad y mide la funcionalidad del paciente) partir de la semana 28, en comparación con el grupo placebo.
Asimismo, los pacientes han experimentado en la semana 148 una reducción de entre el 64 y el 67% de los neurofilamentos, un biomarcador que mide el nivel de neurodegeneración, y una reducción de SOD1 desde la semana 12.
El 25% de los pacientes tratados con tofersen también han logrado una mejora de su funcionalidad y la fuerza en la semana 148. El estudio ha logrado igualmente una eficacia en todos los criterios de valoración primarios y secundarios clave respecto a la escala ALSFRS-R.
"El estudio ''Valor'' estudia la seguridad y eficacia de este tratamiento en pacientes con ELA con mutación SOD1, reduciendo de manera temprana los biomarcadores de neurodegeneración y logrando beneficios en las escalas de referencia", explica, en declaraciones recogidas por Europa Press, el investigador principal del Laboratorio de Diagnóstico Genético e Investigación en ELA del Hospital Universitario 12 de Octubre, el doctor Alberto García Redondo.
Los principales efectos adversos se han relacionado con su forma de administración intratecal, con un 6,8% de los pacientes sufriendo un efecto considerado grave (un 2,7 por ciento mielitis, un 1,4 por ciento radiculitis, y un 2,7 por ciento meningitis aséptica y papiledema), aunque la mayoría de ellos decidió continuar con el tratamiento.
La investigación ha contado con 108 pacientes, divididos en dos grupos a recibir tofersen o placebo, con una duración de siete años. A los tres años, los pacientes que recibían placebo comenzaron a recibir el propio fármaco, lo que ha permitido a los científicos demostrar que aquellos tratados antes presentaban un menor riesgo de progresión de la enfermedad.
"Además, se está llevando a cabo otro estudio, el ensayo clínico ATLAS que está evaluando la seguridad y eficacia de este tratamiento en pacientes portadores de la mutación en el GEN SOD1 que todavía no muestran manifestaciones clínicas de la enfermedad", añade el investigador.
El fármaco está basado en oligonucleótidos antisentido, unas moléculas modificadas químicamente que se unen a proteínas o secuencias específicas de ácido ribonucleico (ARNm) para alterar tanto la estabilidad del ARN como la expresión de proteínas, lo que permite corregir defectos genéticos, silenciarlos o alterar el procesamiento de ARN.
Como explica el doctor, este fármaco, a diferencia de los tradicionales que se unen a la proteína para alterar su actividad, se une al ARN para evitar el proceso de traducción, un mecanismo de acción que hace que la proteína SOD1 se produzca en menor cantidad y de forma no tóxica.
Cabe destacar que esta mutación es la causa más frecuente de ELA genética, representa un 2% de los casos y se relaciona con la acumulación de la proteína SOD1 en las motoneuronas, generando su destrucción y desencadenando la enfermedad.
"A través de esta vía de administración, se consigue dirigir el fármaco directamente a las motoneuronas que representan la diana terapéutica de la enfermedad. Los oligonucleótidos antisentido tienen el potencial de modular la expresión génica de manera muy selectiva, abriendo la puerta a un abordaje de medicina de precisión y una esperanza no solo frente a la ELA, sino también para otras enfermedades genéticas", afirma la directora médica de Biogen Iberia, Pilar García-Lorda.
Tras ello, García-Lorda apunta que los oligonucleótidos antisentido constituyen una plataforma tecnológica "fundamental" en la creación de terapias innovadoras, y que este logro les hará seguir explorando su "vaso potencial" y extender la "esperanza" a otras enfermedades raras.