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Prevención

¿Migraña o cefalea? Saber distinguirlas es vital para un tratamiento efectivo

Aunque no existe una cura, se pueden mitigar sus síntomas con fármacos específicos o analgésicos

En nuestro país, se estima que afecta a más de cinco millones de adultos FREEPIKLA RAZÓN

La migraña es un trastorno muy común que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta al 14% de la población mundial. Es decir, una de cada siete personas en el mundo padece esta dolencia. En nuestro país, afecta a más de cinco millones de adultos, de acuerdo con la Sociedad Española de Neurología (SEN). Como apunta el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, «la migraña es un tipo de cefalea (dolor de cabeza) de gran intensidad, aguda y recurrente, con mayor incidencia en las mujeres. Muchas veces, duele solo un lado de la cabeza y se presenta acompañada de náuseas, vómitos o sensibilidad o intolerancia a los ruidos y a la luz. Aunque no es una enfermedad grave, sí es capaz de dejarnos fuera de juego durante unas horas o, incluso, varios días».

De hecho, la migraña es, según la SEN, la primera causa de discapacidad entre adultos menores de 50 años. Se trata de uno de los motivos más frecuentes de absentismo laboral. «Aunque no se conoce la causa exacta, se piensa que quienes padecen este problema tienen un cerebro especialmente reactivo. Sus neuronas, hiperactivas y muy sensibles, envían impulsos a los vasos sanguíneos, lo que provoca su estrechamiento y posterior dilatación. Estos cambios, que afectan también a los tejidos que rodean a los vasos sanguíneos, liberan sustancias que generan dolor», explica el experto de Cinfa.

Es crucial saber distinguir entre una migraña y una cefalea o dolor de cabeza común de cara a un tratamiento efectivo. «La migraña, habitualmente, empieza con los pródromos, que son signos ‘‘premonitorios’’ que ocurren hasta 24 horas antes de la migraña como cambios de humor, bostezos excesivos, etc. Posteriormente, una de cada cinco personas con migraña presenta la llamada ‘‘aura’’, que puede consistir en náuseas, hormigueos y cambios en la percepción visual. Luego aparece el dolor de cabeza como tal, que puede durar horas e incluso días y, finalmente, una fase de agotamiento y debilidad que se produce cuando el dolor cesa», precisa.

Por otra parte, el dolor suele ser de intensidad moderada a severa y pulsátil, similar a palpitaciones o latidos en la cabeza. Aumenta en minutos u horas de manera gradual y también desaparece de manera paulatina.

Aunque no exista una cura específica, la migraña se puede tratar y controlar. «La persona que sufre este tipo de cefaleas no debe resignarse a convivir con un dolor que, a menudo, paraliza su vida diaria, sino acudir a su médico para que le indique el mejor tratamiento para su caso», recalca el experto.

Uno de sus objetivos será mitigar los síntomas mediante el uso de fármacos analgésicos o específicos para la migraña que siempre deben ser prescritos por el médico para evitar posibles efectos adversos si se da un uso continuado y no controlado. «El otro pilar del tratamiento lo constituye la prevención de los episodios aprendiendo a identificar y a evitar los estímulos que los provocan. Por ello, es muy importante que la persona con migrañas periódicas preste atención a las circunstancias que desencadenan sus crisis para procurar evitarlas», recomienda Maset.

Consejos para controlarla

►Acuda a su médico siempre que sea necesario. La migraña puede tratarse y moderarse.

►Aprenda a reconocer los desencadenantes de sus crisis. Como estos varían de una persona a otra, lo primero es identificarlos con ayuda de su médico.

►Elabore un calendario o diario de cefaleas. Tan solo deberá ir anotando la fecha de sus crisis.

►Cuide lo que come. Evite los alimentos que constate que les afectan como pueden ser el chocolate, la leche, el queso curado o el vino.

►Mantenga horarios regulares de sueño. Las variaciones en los patrones de sueño pueden ser también responsables de las crisis.

►Plántele cara al estrés. La ansiedad es también un probable desencadenante.

►Aíslese en un lugar tranquilo. Túmbese en una habitación a oscuras para evitar estímulos como la luz, el ruido o el movimiento.

►Respire de forma relajada. Inhale lenta y profundamente y concéntrese en su respiración por un momento.

►Siga la prescripción médica. Tome solo aquellos medicamentos que le prescriba el médico y del modo en que se lo indique.