Opinión

Piojos a ritmo de Tik Tok

Si en el pasado las liendres crecían al calor del verano y los patios, ahora nos acompañan todo el año y se viralizan de forma distinta

Los piojos son comunes cuando llega septiembre y la vuelta al cole
Ahora las liendres nos acompañan todo el añoLa Razón

Esta es una historia de parásitos y no tiene un final feliz. En realidad no tiene un final. Representa un caso abierto para la humanidad, a menos que de la noche a la mañana las 800 millones de personas activas en Tik Tok en todo el mundo cambien sus hábitos y la red social que más crece del planeta se evapore.

La creciente popularidad de estos escenarios digitales está moldeando los gustos y la conducta de una generación y esto ha acabado impactando de rebote a sus abuelos, tutores alegales de muchachos que estiran el chicle de sus tardes conectados a internet tratando de viralizar coreografías y retos en grupo. Aquí es donde el parásito que hoy nos concierne ha encontrado un filón. Cientos de cabelleras se congregan para bailar, propiciarse abrazos sostenidos –su modalidad de saludo preferida– y hacerse selfies en piña donde los cabeceos están asegurados. La propagación del piojo está en un momento álgido y la tecnología es la banda ancha. Los expertos en pediculosis atestiguan el fenómeno. Si en el pasado las liendres crecían al calor del verano y los patios, ahora nos acompañan todo el año y se viralizan de forma distinta, a través de preadolescentes que acaban contagiando a sus abuelos antes que a sus padres. Cuestión de roce.

El tema comienza a preocupar. Solo hace falta adentrarse en los chats de colegio y las farmacias. El parásito es el más listo de la clase y ha desarrollado la habilidad de mimetizarse con el color del cabello que habita, lo que dificulta su captura. Un reto para la farmacología.

Cada pioja pone diez huevos de media de los que 9 son machos y 1 hembra, que es fecundada por todos y a partir de ahí la biología hace el resto. En diez días el bebé alcanza su edad adulta y comienza a alternar: sale a conocer mundo y a rejuntarse con piojas ávidas de sangre. Si antes de la pandemia los casos de piojos eran muy frecuentes –el 50,7% de los niños fue huésped de alguno, según datos del IX Estudio Cinfa salud avalado por Sefac– ahora las voces expertas alertan de que este año el porcentaje crece exponencialmente. La tecnología es una causa pero hay otra y esa nos golpea a todos. ¿Quién revisa la cabeza de un crío aunque solo sea en domingos alternos? Con revisar la bandeja de correos electrónicos tenemos bastante.