Metabolismo

Qué es la enfermedad de higado graso no alcohólico y cómo se trata

El hígado es el órgano más grande del organismo, y uno de los pocos que tienen la capacidad de regenerarse

Enfermedad del hígado graso
Enfermedad del hígado grasoLa RazónLa Razón

La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) es un término general que engloba la variedad de afecciones hepáticas que afectan a las personas que beben poco o nada de alcohol. Su principal característica es el exceso de grasa almacenada en las células hepáticas.

La esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) es la forma progresiva de la enfermedad y se caracteriza por lesiones e inflamación de las células hepáticas, que inducen fibrosis hepática (cicatrización del tejido). Si no se trata, puede provocar insuficiencia hepática y cáncer de hígado, y es una de las principales causas de trasplante de hígado en el mundo occidental. La EHNA también aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y la mortalidad general en pacientes con obesidad o diabetes de tipo 2.

Las causas conocidas de la esteatosis hepática son el sobrepeso y/o la obesidad, la resistencia a la insulina (como la que produce la diabetes tipo 2), un elevado nivel de glucemia o altos niveles de triglicéridos en el torrente sanguíneo. Para tratarla no hay "milagros", pero si una estrategia barata, sencilla y de probada eficacia: la combinación de una alimentación saludable (como la dieta mediterránea), la pérdida de peso y la practica regular de actividad física.

No es nada nuevo, pero siempre merece la pena incidir en ello, más aun si la que lo hace es una de las expertas mundiales en este campo: la prestigiosa nutricionista Shira Zelber-Sagim, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Haifa (Israel). La especialista impartío ayer una conferencia plenaria en el seno del XXXIV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes (SED), destacando que lo que comemos incide en el riesgo de desarrollar enfermedad de hígado graso no alcohólico y diabetes tipo 2, y señaló la estrecha relación que existe entre ambas enfermedades.

Buena alimentación y ejercicio

"El tratamiento más beneficioso para la EHGNA es la reducción de peso, conseguida mediante una dieta mediterránea combinada con actividad física", destacó, y recordó que "las personas que tienen esta enfermedad deben mantener un patrón de alimentación saludable, que incluya alimentos mínimamente procesados o sin procesar (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, carnes y pescados sin procesar, etc.), que sean bajos en azúcar y grasas saturadas, y elevados en polifenoles, vitaminas y tipos de aceites saludables (como los aceites de oliva) y algunos tipos de grasas (como los ácidos grasos omega-3). La dieta mediterránea engloba todos estos principios".

Pero lo más complicado es conseguir que esta dieta no solo gane adeptos, sino que no los pierda y quede superada por nuevas formas de comer que resultan más económicas y accesibles para la población general. "La creciente exposición a los alimentos ultraprocesados industrializados ha provocado un alejamiento de la dieta mediterránea y la adopción de una dieta menos saludable", aseguró Zelber-Sagim, quien aclaró que "incluso la adherencia parcial al patrón dietético mediterráneo puede ser beneficiosa". Por ello, demandó un esfuerzo extra y decidido de las autoridades, siendo “necesario el establecimiento de medidas educativas y políticas que puedan hacer que las opciones saludables sean las opciones fáciles para la población”; entre ellas, se exige “ayudar a reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, contribuyendo así a prevenir la EHGNA, la diabetes, y a mejorar la salud general”.

Esta nutricionista concreta algunas intervenciones específicas para reducir el consumo del ultraprocesados y bebidas azucaradas, que van desde el aumento de los impuestos especiales, prohibir o crear restricciones integrales sobre su comercialización y publicidad (especialmente la difusión dirigida a niños y adolescentes) y restringir su disponibilidad física hasta medidas particulares para asegurar que las opciones saludables y nutritivas estén disponibles y sean asequibles para todos los consumidores (por ejemplo, subvencionando frutas y verduras, usando para ello los impuestos que gravan a los ultraprocesados), fomentar la reformulación de alimentos saludables o llevar a cabo intervenciones de salud pública (con especial énfasis en los grupos vulnerables).

La ciencia acorrala a los ultraprocesados

Uno de los principios de la dieta mediterránea, y otros patrones de alimentación saludable, es minimizar los alimentos procesados y priorizar las comidas caseras. Sin embargo, en estos momentos los ultraprocesados representan una parte importante de la dieta occidental. “Los ultraprocesados a menudo se caracterizan por una menor calidad nutricional, una alta densidad energética y la presencia de aditivos, sustancias de los envases (en contacto con los alimentos) y compuestos formados durante la producción, el procesamiento y el almacenamiento”, aclaró Zelber-Sagim, que pone como ejemplo de productos ultraprocesados típicos “las bebidas carbonatadas, los aperitivos envasados, los 'cereales' del desayuno, las salsas 'instantáneas' y muchos productos listos para calentar”.

El consumo de productos ultraprocesados se ha incrementado dramáticamente a nivel mundial. En los 10 países participantes en la Investigación Prospectiva Europea sobre el Cáncer y la Nutrición (EPIC), donde se incluían a 36.034 personas de 35 a 74 años de edad), los alimentos altamente procesados contribuyeron entre el 61% (España) y el 78-79 % (Países Bajos y Alemania) de las ingestas energéticas medias.

Varios estudios llevados a cabo en diversas poblaciones han demostrado una asociación entre la proporción dietética de ultraprocesados y el riesgo de varias enfermedades crónicas relacionadas con la dieta, como la obesidad, factores de riesgo cardiovascular, cáncer, trastornos gastrointestinales, fragilidad y mortalidad. Su consumo también tiene un fuerte impacto en la salud mental. Así lo demostró hace unos meses un tarbajo realizado por investigadores de la Facultad de Medicina Charles E. Schmidt de la Universidad Atlántica de Florida (EE UU), que ratificó que el consumo de ultraprocesados se vinculó con un mayor riesgo de depresión, pues se observó que quienes los tomaban tenían incrementos estadísticamente significativos de síntomas de salud mental adversos.

Se sabe que los ultraprocesados aceleran el envejecimiento de los órganos, pero también de las neuronas, ya que, según un estudio chino publicado en la revista «Neurology», las personas que comen más productos con un elevado procesamiento tienen más riesgo de sufrir en el futuro demencia en comparación con quienes los ingieren de forma esporádica.

Cirugía baríatrica

Un estudio del King's College de Londres (Reino Unido) y la Universidad Católica de Roma (Italia) publicado en The Lancet esta semana evidencia que la cirugía metabólica (bariátrica) es más eficaz que los medicamentos y las intervenciones sobre el estilo de vida para el tratamiento de la enfermedad del hígado graso no alcohólico avanzada. Se trata de la primera investigación que compara tres tratamientos activos de la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) e investiga específicamente la eficacia de la cirugía metabólica (cirugía de pérdida de peso) en un ensayo clínico aleatorizado. Los científicos afirman que la capacidad de la cirugía para controlar e incluso mejorar la fibrosis asociada a la EHNA es de especial relevancia clínica, ya que la fibrosis es el principal factor predictivo de complicaciones hepáticas y malos resultados cardiovasculares y muerte en pacientes con EHNA.