
Pacientes
El riesgo de tomar antiácidos de forma frecuente frente al reflujo
Puede retrasar el diagnóstico de complicaciones como esofagitis, estenosis o neoplasias

Ardor o quemazón, acidez o malestar estomacal son las molestias más frecuentes del reflujo gastroesofágico. Se trata de una enfermedad bastante común, ya que el 40% de la población presenta estos síntomas al menos una vez al mes.
Fruto de los excesos como las comidas copiosas, las cenas tardías y las bebidas azucaradas o alcohólicas, esta situación se agrava. Es por ello que muchas personas recurren a los antiácidos o medicamentos inhibidores del ácido gástrico sin consultar con un especialista, olvidando que el uso prolongado de estos fármacos puede tener consecuencias importantes para la salud.
El abordaje terapéutico del reflujo gastroesofágico debe ser progresivo. Primero, haciendo cambios en el estilo de vida como es la pérdida de peso, la eliminación del tabaco y el alcohol, evitar comidas copiosas, agentes irritantes como los picantes y un exceso de café y chocolate. Además, el cenar al menos dos horas antes de irse a dormir, así como elevar la cabecera de la cama (es importante dormir con la cabeza incorporada entre 15 y 30 cm), pueden mejorar los síntomas.
Cuando estas medidas no son suficientes, se recurre a la terapia farmacológica. Los antiácidos y los medicamentos que reducen la acidez pueden ser útiles a corto plazo, pero su uso crónico debe estar supervisado por un médico. No se deben tomar estos fármacos indefinidamente sin control.
«El uso frecuente de antiácidos sin consulta puede enmascarar síntomas de reflujo gastroesofágico crónico y retrasar el diagnóstico de complicaciones como esofagitis, estenosis o neoplasias, por lo que se aconseja evaluación médica si los síntomas persisten o recurren», afirma el doctor Hermógenes Díaz, jefe de Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Tenerife.
De hecho, algunas investigaciones han vinculado su consumo prolongado con efectos secundarios como daño renal, demencia o fracturas óseas, aunque como incide el especialista, «la evidencia de estos riesgos graves es limitada y no se ha demostrado una relación causal clara, según la guía de la American College of Gastroenterology».
En casos en los que los síntomas persistan o que recidiven los mismos de forma frecuente, pese al tratamiento médico, la cirugía tiene un papel determinante.
La cirugía laparoscópica permite realizar una técnica antirreflujo, que es una alternativa eficaz y duradera y que permite solucionar el problema de raíz.
«La cirugía más común es la funduplicatura, que implica envolver la parte superior del estómago alrededor del esófago, previa liberación del mismo en el hiato esofágico y reducción de una hernia de hiato si existiera (es muy frecuente operar el reflujo gastroesofágico crónico, también conocido como enfermedad por reflujo gastroesofágico, ERGE, sin la presencia de esa hernia), junto con el cierre ajustado de los pilares del hiato», detalla el jefe de Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo.
«Todo ello con la intención de crear un nuevo mecanismo de presión en el Esfínter Esofágico Inferior ( EEI) y fortalecer la barrera anti-reflujo», añade.
Existen varios tipos de fuduplicaturas (nissen, toupet, dor), todas ellas «técnicas muy efectivas para controlar los síntomas del reflujo gastroesofágico, evitar la aparición de complicaciones y, por supuesto, mejorar claramente la calidad de vida de los pacientes», destaca el doctor Díaz.
La elección de la técnica adecuada depende, como indica el doctor, de las condiciones individuales de cada paciente y debe ser bien explicada por el médico especialista que la va a realizar.
La cirugía debe hacerse «preferentemente a edades tempranas, cuando existen indicaciones claras para la misma, para evitar complicaciones en el futuro y, también, para evitar alteraciones de la motilidad esofágica importantes, como la ausencia de ondas peristálticas, que contraindican la cirugía antirreflujo. Para ello es necesario en el diagnóstico del ERGE realizar una manometría esofágica», incide el doctor, que recuerda que la decisión de operar se toma en conjunto con el médico especialista, considerando la gravedad de los síntomas, la respuesta a tratamientos previos y las condiciones individuales de cada paciente.
Ocho consejos
►Evite comidas copiosas y ricas en grasas y calorías: aumentan la distensión gástrica.
►Limite el alcohol y las bebidas gaseosas.
►Eleve la cabecera de la cama y acuéstese al menos dos horas después de cenar.
►Haga ejercicio y mantenga un peso saludable.
►Reduzca el consumo de alimentos picantes y vigile también los cítricos o ciertos condimentos.
►Mastique bien los alimentos antes de tragarlos.
►Evite el café, el chocolate y la menta, pues irritan la mucosa del estómago.
►No fume.
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