
Entrevista
«Superar un cáncer me hizo volcarme en la investigación como el arma más potente contra la enfermedad»
Meritxel Rovira es investigadora de la Fundación CRIS contra el cáncer y está considerada una de las científicas españolas más brillantes

La pasión que irradia con su voz resulta tan contagiosa como esperanzadora. No es para menos, pues Meritxel Rovira está considerada una de las científicas españolas más brillantes de nuestros días. Receptora del Programa de Excelencia 2023 de CRIS contra el cáncer, es jefa del grupo de Regeneración pancreática del Idibell e investigadora del Departamento de Ciencias Fisiológicas de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona y del Programa para la Translación Clínica de la Medicina Regenerativa de Cataluña. Trabaja muy duro cada día para plantarle cara al cáncer de páncreas, uno de los más complejos. A pesar de la entrega que eso exige, exprime todo el tiempo que puede con su familia, hijos y amigos, porque el cáncer le enseñó hace ahora diez años la cara más amarga de la enfermedad en primera persona, pero también la lección más importante de su vida: «Solo tenemos una y hay que disfrutarla cada día al máximo».
Usted sabe lo que significa la palabra cáncer porque trabaja con ello, pero también porque es paciente. ¿Cómo cambia la historia desde la otra barrera?
Tuve cáncer de mama con 35 años, con mastectomía, quimioterapia, radioterapia, terapia hormonal... ¡No me faltó de nada! Me hizo falta cambiar el chip, dejar de ser científica, de analizar todo el conocimiento que tenía, para centrarme solo en ser paciente y confiar en mis médicos. Tenemos unos médicos excepcionales en la sanidad pública y por suerte el año pasado cerré ese capítulo.
¿Pesa la losa de larga superviviente?
No me gustan las etiquetas y siempre digo que, antes de ser superviviente, soy madre, hija, mujer, amiga, profesional... El cáncer me acompañará eternamente, porque hay secuelas que permanecen, pero la enfermedad no me define y no debe ser el centro.
Algunos dicen que sirve para aprender grandes lecciones, ¿es así?
Desde luego no es de color de rosa, más bien diría que es de color «caca» (risas), pero cuando estás en tratamiento se convierte en el centro de tu vida y te hace cambiar la percepción de las cosas. Aprendes a parar y a apreciar el valor de los pequeños detalles, de los regalos del día a día que, por desgracia, nos pasan muy desapercibidos.
¿Cambió su experiencia profesional?
Antes me dedicaba a investigar sobre terapia celular y regeneración pancreática, pero sufrir el cáncer me hizo pensar que mi trabajo podría tener una trascendencia en la enfermedad, pues la investigación es el arma más poderosa que tenemos. También me cambió que, desde entonces, cada vez que recibimos la muestra de un paciente soy consciente de que detrás de ella hay personas sufriendo y me pongo en su piel.
Lidera un equipo científico de gran prestigio y han conseguido avances muy importantes. ¿Estamos ante la generación que será capaz de curar el cáncer?
No me gusta hablar de curar, pero sí creo que somos la generación que cronificará el cáncer y que permitirá vivirlo con mayor calidad de vida. En una década seremos capaces de que la palabra cáncer deje de dar miedo y no signifique sentencia de muerte tampoco en los tumores más complejos.
Precisamente estudia uno de los que peor pronóstico tiene, que es el de páncreas. ¿También es optimista con él?
Sí, porque hay muchos motivos para serlo. Estamos entendiendo muchas cosas del tumor a nivel molecular y eso abre la vía al desarrollo de fármacos dirigidos a esas mutaciones concretas. Trabajamos en entender el origen del tumor para poder actuar contra ello. Además, buscamos encontrar biomarcadores que se expresen en sangre de manera temprana, algo que avise del tumor antes de que sea muy tarde.
¿Por qué sigue haciendo falta reclamar más ayudas económicas?
Porque no se puede hacer investigación puntera sin financiación y España está por detrás de otros países de Europa. Hay que recordar que más investigación es igual a más vida y lo estamos viendo con los datos. En los últimos años la supervivencia en cáncer de páncreas ha pasado del 7% al 12%, gracias a que la financiación también ha aumentado. Debemos conseguir que las excelentes cifras que se han logrado en algunos tumores también se trasladen a los más agresivos y eso solo lo conseguirá la inversión en ciencia.
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