Salud
La trombosis del viajero: qué es y cómo afecta a la salud
Existen diversas condiciones personales que pueden incrementar el riesgo de sufrir esta afección durante un viaje en avión
Viajar en avión puede ser una experiencia plagada de incomodidades, especialmente en vuelos económicos donde el espacio personal es extremadamente limitado. Uno de los principales factores que contribuyen a esta incomodidad es la falta de ergonomía de los asientos, que a menudo no proporcionan el soporte adecuado, lo que puede causar mucho malestar en la espalda y el cuello, particularmente en vuelos de larga duración.
Pero, quizás lo más insoportable no sea que los asientos no son lo suficientemente cómodos, sino la limitación del movimiento al que nos vemos sometidos. Estar confinado a un espacio reducido durante horas, con la capacidad de mover el cuerpo y las piernas tan restringida, puede resultar agobiante. Además, tener que incomodar a los pasajeros vecinos cada vez que se necesita ir al baño añade una capa adicional de estrés a la experiencia de volar.
Ahora bien, a pesar de lo molesto que esto pueda resultar, tanto para nosotros como para los pasajeros que tenemos a nuestro lado, es importante levantarse y estirar las piernas de vez en cuando, especialmente en viajes largos. No se trata únicamente de ir al baño o de evitar que se nos duerman las piernas. En realidad, levantarse del asiento y darse un pequeño paseo por el avión puede evitar un problema de salud muy grave: la trombosis del viajero.
¿Qué es la trombosis del viajero y cuáles son los síntomas?
La trombosis del viajero es una condición médica que puede ocurrir cuando se forma un coágulo de sangre en las venas profundas de las piernas. Esta condición puede manifestarse en cualquier persona que realice un viaje de larga duración donde la movilidad se vea significativamente reducida. La limitación del movimiento, la baja presión atmosférica y la disminución de la velocidad circulatoria pueden provocar una mayor adhesión de los glóbulos rojos, particularmente en las pantorrillas debido a la falta de circulación venosa provocada por la flexión de las piernas durante un largo periodo.
Los síntomas típicos de la trombosis venosa incluyen hinchazón y dolor en la pierna afectada. En ciertos casos, este coágulo puede liberarse y afectar al pulmón, generando una embolia pulmonar potencialmente mortal que requiere atención médica urgente. Los síntomas de la embolia pulmonar pueden incluir dolor en el pecho, dificultad para respirar, latidos cardíacos rápidos, mareo o pérdida de conocimiento.
Para prevenir la trombosis del viajero en vuelos que superan las cuatro horas de duración, se recomienda mantener una hidratación adecuada, bebiendo agua en abundancia y evitando el consumo de alcohol o café, ya que pueden propiciar la deshidratación. También es vital hacer pausas regulares para levantarse y caminar un poco, preferiblemente cada 2 a 3 horas, lo que contribuye a la buena circulación y previene problemas de salud asociados a la inmovilidad prolongada.
Es importante evitar cruzar las piernas y usar ropa o accesorios demasiado ajustados, como cinturones o ligas, que puedan restringir la circulación. Mientras estés sentado, puedes realizar una serie de ejercicios y estiramientos que favorezcan la circulación en tus piernas, como levantar los talones y luego los dedos de los pies, y contraer y relajar los músculos de los gemelos.
Estos sencillos movimientos pueden marcar una gran diferencia en tu bienestar durante el vuelo. También se podría considerar el uso de medias elásticas de compresión graduada, diseñadas para mejorar la circulación sanguínea durante el vuelo, reduciendo así el riesgo de formación de coágulos.
Personas susceptibles a sufrir la trombosis del viajero
Existen varias condiciones individuales que pueden incrementar el riesgo de formar coágulos sanguíneos durante un viaje, como la obesidad, haber pasado por una cirugía recientemente, padecer de enfermedades crónicas como el cáncer o trastornos que afecten la coagulación sanguínea, el empleo de ciertos medicamentos, y el consumo de sustancias como el tabaco o el alcohol.
Las personas que presenten uno o más de estos factores de riesgo deben considerar la posibilidad de consultar a un profesional de la salud antes de emprender un viaje, que podría considerar la administración de un tratamiento preventivo con heparina, un medicamento que inhibe la formación de coágulos sanguíneos.
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