Medio ambiente

Cumbre del Clima de Madrid

Greta Thunberg: «La esperanza no está en la Cumbre, sino aquí fuera»

La adolescente sueca se da un baño de masas en la Marcha por el Clima más multitudinaria. Denuncia dejación de los políticos y llama a la acción

Por número, la Marcha del Clima fue todo un éxito. Por organización, menos. Lógico, imposible hacer frente al fenómeno fan que despierta Greta Thunberg. Tal fue así que la activista sueca tuvo que dejar la marcha en coche eléctrico por recomendación policial. Y eso pese a que a los 30 minutos de comenzar la manifestación los encargados de la zona de Fridays For Future hicieron un cordón de seguridad. Y lo de cordón es literal. Querían que estuviera con ellos, aunque eso conllevara dividir la marcha. Velar por su seguridad era imposible, dado que cada vez que parecía haber movimiento, no solo llegaban los empujones, sino que los jóvenes se colaban pasando por debajo de la cuerda. Querían ver a su ídolo. La mayoría de ellos lo hacían con picaresca sana. Pero siempre hay la excepción que confirma la regla. Una chica, ya más cerca de la juventud que de la adolescencia, pasó por debajo del cordón y cuando la pararon los de seguridad (personas de cuatro sindicatos y diversas ONG como Ecologistas en Acción o Greenpeace), a gritos y con una cara de no muy buenos amigos, empezó a increparles diciendo «don’t touch, don´t touch».

Lo dicho, la excepción, pero ante la imposibilidad de saber cómo se va a comportar la gente que en vez de admirar a esta activista la ha convertido en un fenómeno fan, mejor que Greta, que pasó de puntillas por la marcha, se fuera. «Tenía muchas ganas de estar, pero es una cuestión de seguridad», lamentó antes de irse a las proximidades del escenario de Nuevos Ministerios. Allí, una multitud la esperaba deseosa de escuchar su mensaje.

«Estamos en medio de una emergencia climática. Hay que salir de nuestra zona de confort, como estáis haciendo ahora, para decirles a los políticos que deben proteger el futuro y a las próximas generaciones», afirmó. «Estamos aquí al menos 500.000 participantes. El cambio que necesitamos –prosigue– no va a venir de los poderosos, va a llegar de las masas, de la gente pidiendo acciones, y nosotros queremos cambios. Tienen que ser responsables, es su trabajo. Nosotros hemos dicho basta. El cambio va a llegar tanto si quieren como si no. Porque no tenemos otra oportunidad».

Previamente dio una rueda de Prensa en La Casa Encendida. A sabiendas de que eclipsa al movimiento, nada más empezar afirmó a los allí presentes (más de 400 periodistas, fotógrafos y cámaras acreditados divididos en tres salas) que «no deberían escucharme a mí antes que a otra persona. Soy solo una activista climática más dentro de un grupo».

La menor de 16 años hizo hincapié en que los políticos «no pueden seguir ignorando ni ocultando la crisis climática. Algunas personas quieren mantener su statu quo. Les da miedo el cambio, por eso están tratando de silenciarnos. Están desesperados por intentar silenciarnos». A continuación, mandó un mensaje muy conciso respecto a la importancia de que se avance en la Cumbre del Clima: «No podemos permitirnos un día más sin que se tomen medidas o acciones. Hay que aprovechar esta oportunidad». Y es urgente porque pese a las múltiples cumbres, «la crisis climática se sigue obviando y no queremos seguir así. Queremos ver acciones por parte de la gente con poder. No podemos esperar más».

Preguntada por los logros conseguidos, la joven, tras insistir en que «lo único que queremos ver es acción real», reconoció que si bien el movimiento Fridays For Future «ha logrado mucho, si lo vemos desde otro ángulo, no hemos conseguido nada», manifestó Greta en el contexto de que las emisiones han vuelto a subir y que lo único conseguido es una declaración de emergencia climática por parte del Parlamento Europeo. No fue la única joven del movimiento. De hecho, Greta pidió que se preguntara también al resto de representantes de Fridays. Llamó la atención lo afirmado por Alejandro Martínez, de Fridays Internacional España: «No es relevante cómo vemos nosotros el futuro, sino cómo lo ven los científicos. Pedimos que se escuche a los expertos».

Sus primeras horas

La jornada maratoniana de esta joven no empezó aquí. El «show» comenzó antes, con su llegada a Chamartín. Ningún activista del movimiento estaba en la estación. Solo un número cada vez mayor de periodistas de todo el mundo se arremolinaban allí antes incluso de las 08:00 de la mañana. Si a esa hora había unos 20, media hora más tarde en torno a un centenar bajaba a la vía para intentar adivinar de qué vagón bajaría la activista. Horas después fue a la Cumbre del Clima donde más de uno se vio siguiendo a la joven cámara en mano como un periodista de Prensa rosa. Unos niños la cantaron. Después se reunía en privado con compañeros del movimiento a nivel internacional.