Naturaleza

Los bosques mixtos, en el que viven especies de árboles de distintos tipos, solución a los incendios

Ahora solo suponen un 8% de la superficie forestal en España

Eurecat lidera un proyecto para transformar biomasa de bosques en productos textiles sostenibles REMITIDA / HANDOUT por EURECAT Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 12/09/2025
BosqueEURECATEuropa Press

La reforestación "con bosques mixtos y resilientes al fuego" es una de las propuestas que contempla el Pacto de Estado frente a la Emergencia Climática planteado por el Gobierno.

Expertos forestales y grupos ecologistas coinciden en que se trata de una medida útil para luchar contra los incendios como los que este mes de agosto han arrasado cerca de 340.000 hectáreas en España.

¿Cuál es el beneficio que proporcionan los bosques mixtos? El secretario general del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales, Raúl de la Calle, ha explicado a EFE qué son y cómo actúan.

¿Qué es un bosque mixto? Es un sistema forestal en el que viven especies de árboles de distintos tipos, por ejemplo caducifolias y perennifolias, o arbóreas y arbustivas, pero en el que no hay una especie que predomine sobre otra en más de un 70 %.

"No es un bosque muy habitual", apunta De la Calle, que dice que estadísticas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) "lo estiman en un 8% de la superficie forestal en España".

Se encuentran ejemplos de bosques mixtos en la cornisa cantábrica, con mezcla de robles, hayas, acebos, avellana o tejos, o en los Pirineos, con haya mezclada con abetos, pinos y arces, y en el Sistema Ibérico, con pinos silvestres, encinas, quejigos y robles melojos, enumera el experto.

¿Por qué son útiles en la lucha contra el fuego?

"Más que prevenir, los bosques mixtos reducen el riesgo y, sobre todo, la propagación", indica De la Calle.

Al llegar el fuego a este tipo de bosque, se encuentra "ante una diversidad de combustibles: material muy seco, material más grueso, material arbustivo que tendrá más o menos humedad dependiendo del tipo de especie" y esto "puede crear discontinuidades en el proceso de propagación del fuego". En suma, se interrumpe la continuidad del combustible inflamable.

En todo caso, la variedad de árboles "puede ayudar a frenar, que no a interrumpir" un incendio. Porque, subraya De la Calle, "no hay especies ignífugas, eso hay que dejarlo claro ante mensajes erróneos en esa línea".

Añade que, más allá de las especies, "lo importante es la estructura que tenga un monte", para evitar el llamado 'efecto escalera' y que las llamas lleguen a las copas. La estructura, continúa, se puede modificar "con gestión forestal".

"Es lo que venimos demandando. ¿Por qué en los pinares de Soria o Burgos hay menos incendios? Porque se actúa sobre la estructura, es decir los montes se aclaran".

El ingeniero incide en que en el sector no gusta el término 'limpieza' de los montes y se prefiere hablar de 'bajada de densidad en zonas estratégicas', como lo son las aledañas a los cortafuegos.

¿Se debe reforestar con bosque mixto? De la Calle advierte de que "no hay una receta única". Lo primero es evaluar la severidad con la que ha pasado el fuego y ver si hay capacidad de regeneración natural.

"En España, la vegetación mediterránea tiene capacidad de rebrotar. Encinas, robles, retamas o brezos brotan con facilidad. Además, especies de pino o de jaras tienen unas semillas que, precisamente con el calor, se esparcen y fomentan la regeneración. Digamos que son especies que están adaptadas a este tipo de fuegos", indica.

Allí donde no se pueda recuperar naturalmente el bosque es donde habrá que reforzar con repoblaciones forestales. Tras estudiar la exposición que tenga la ladera, el tipo de suelo, si es una zona de sombras, se decide qué especies introducir y "evidentemente", dice De la Calle, "interesa introducir diversidad".

"Pero habrá lugares donde sea el suelo tan pobre o donde haya un estrés hídrico tan importante que solo salgan determinadas especies, que son por las que tendremos que apostar. La idea inicial es ir a por bosques mixtos, siempre que el tipo de monte tenga unos fines de conservación. Si el fin es productivo, estamos hablando de otra cosa", añade.

El experto aporta un dato fundamental: el 72 % de la superficie forestal en España es privada "y muchas veces el propietario ni se conoce".

"Es un tema que condiciona", apunta. "Sobre todo en el cuadrante del noroeste, hay un gran problema de minifundio. Las parcelas son muy pequeñas y es muy difícil su gestión. Quizá la registró el tatarabuelo, que tenía ocho hijos, luego llegaron los nietos y ahora quizá son 64 propietarios que están en las ciudades y no se han preocupado", expone.

Por ello, los ingenieros forestales abogan, dice el secretario de su colegio, por el fomento del asociacionismo forestal.

"Es importante para poder actuar sobre superficies grandes y llegar a todas las fincas", destaca.