Sociedad
Cómo hemos cambiado
El confinamiento y el coronavirus han atravesado la vida de todos. Una experiencia tan traumática en muy distintos órdenes no resulta inocua. El encierro ha alterado hábitos y quién sabe si la forma en cómo encararemos el futuro
Un ser social como el hombre, que fundamenta buena parte de su existencia en la interrelación con sus congéneres, que se apoya en ellos en lo moral, lo anímico, lo económico o lo cultural, encuentra un territorio hostil en el encierro obligado. Cuando ese prolonga, se reacciona con la resistencia de quien se encuentra sometido a un régimen contrario a su naturaleza. Ahí, en un contexto de privaciones, las conductas se adaptan al nuevo medio. Los hábitos se alteran porque ni el espacio ni el tiempo guardan el orden cotidiano y en esa angostura buscamos acomodo que es también una suerte de autodefensa en medio de un cuadro sobrevenido. Se publican estos días los primeros estudios de esas variaciones en las rutinas de los españoles durante la clausura, el estado de alarma y la consiguiente suspensión de derechos y libertades. Llama la atención la capacidad de respuesta a la excepcionalidad que ha asaltado las vidas de todos. El 74% de los españoles asegura haberse adaptado bastante bien o muy bien al día a día confinado. La disciplina y el miedo han actuado como acelerantes de un estado de ánimo propicio a acatar de buen grado las directrices de la gobernanza. Las personas mayores (76%), las viviendas con mayor número de moradores (81% si son más de 6) y los que viven en casas unifamiliares o con más metros cuadrados (95% si es superior a 150 m2) han sido las que se han acoplado mejor a las restricciones. Es lógico pues tanto la tercera edad como las familias numerosas eran segmentos de riesgo. Al igual que es razonable entender que el encierro puede ser relativo en función del espacio habitable del que se disponga. La incidencia ha salpicado a los actos más básicos. Se duerme una media de 23 minutos más hasta alcanzar las 7 horas 45 minutos, lavarse las manos (un 88% asegura hacerlo con más frecuencia), se limpia más (55%); se ventilan las habitaciones (45%), se hace ejercicio en casa (un 49%) y se pasa más tiempo en la cocina (48%). Los dormitorios (50%) y los comedores (45%) son los espacios más polivalentes para nuevas funciones. En cualquier caso, la nueva normalidad está aún por decidir.
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