Guardia Civil
Así actuaba “Pato”, el osteópata “espiritual” de Burgos en prisión por abuso sexual
Ya son seis las mujeres que han denunciado a este chileno afincado en la comarca de Las Merindades. La Guardia Civil cree que hay más víctimas
Llegó desde su Chile natal cargado de sabiduría ancestral: yoga, osteopatía, terapias alternativas... Los conocimientos de Evaristo Patricio Jaramillo (56 años) sobre las pseudociencias y este tipo de corrientes le llevaron a abrir hace cinco años un centro de osteopatía y yoga en Quintana de Valdivielso (Burgos), un pequeño pueblo de menos de 60 habitantes donde se instaló en una vivienda unifamiliar preparada con una gran sala y consulta aparte.
Allí, en este rincón de la comarca de Las Merindades, “Pato”, como le llamaban en el pueblo, ese hombre tan flexible y tan espiritual, habría llevado a cabo unos abusos sexuales continuados por los que el lunes, la titular del Juzgado de Primera Instancia de Villarcayo (Burgos) decidió ordenar para él la prisión comunicada y sin fianza. Hasta el momento ya han denunciado seis mujeres pero los investigadores sospechan que hay muchas más. Todo comenzó a finales del año pasado cuando una mujer catalana denunció en una comisaría de los Mossos d’Esquadra haber sufrido abusos sexuales por un “maestro yogui” y masajista en esta zona de Burgos. Los agentes remitieron la denuncia a la Guardia Civil a quien, por demarcación, competía investigar el asunto. Pronto se dieron cuenta en Policía Judicial que no estarían ante un caso aislado. La mujer, de 50 años, explicó que tras haber asistido a una clase de yoga con este señor le comentó una dolencia particular y él le recomendó someterse a un tratamiento de osteopatía, materia que él dominaba, por lo que podría darle allí mismo el masaje. La mujer estaba de vacaciones y acordaron la cita. Los hechos se produjeron en la camilla de masaje que tenía instalada al lado de la sala diáfana (de unos 15 metros cuadrados) donde daba las clases de yoga y meditación y hasta donde se podía acceder desde dentro de la vivienda o desde el porche exterior.
Víctimas en shock
Según describió la víctima, que estaba de vacaciones en esta zona de Burgos, durante el masaje se produjeron una serie de tocamientos en el pecho y la zona genital injustificados que incomodaron sobremanera a la mujer. Pero el sistema de “Pato” era tan sutil que sus víctimas quedaban bloqueadas y ninguna le decía nada en el momento en que se producía el presunto abuso: no pudieron reaccionar. Porque lo que ha llamado la atención de los investigadores es que todas las mujeres que han denunciado posteriormente y que no se conocen entre ellas han descrito exactamente los mismos hechos, por lo que su modus operandi sería idéntico con todas sus víctimas. Tras esta primera fase de investigación, los agentes del Emume (Equipo Mujer-Menor) de la Guardia Civil procedieron a su detención aunque quedó en libertad. Era principios de marzo, apenas diez días antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma y, tras haberse difundido al noticia, muchas víctimas, como ya sospechaban los agentes que iba a ocurrir, se animaron a denunciar. Y el relato de todas era prácticamente idéntico. Cuando el juzgado recibió el testimonio de estas cuatro nuevas víctimas (ya van, al menos, seis mujeres pero creen que habrá más) emitió una orden de detención contra Evaristo Patricio, “Pato”.
Salvoconducto para viajar fuera
Los agentes sabían que durante el confinamiento había tenido salvoconducto para viajar a una provincia limítrofe donde también daba masajes en alguna clínica. Y es que no solo trabajaba en su casa, aunque los casos que le han llegado a los investigadores sí se habrían producido todos allí. En el municipio vecino de Santa Gadea de Alfoz, donde también dio clases de yoga en el centro cultural del pueblo, también daba masajes a domicilio. Una mujer vecina del municipio con la que ha contactado este periódico asegura que a su marido le trató un par de ocasiones y no tuvo con él ningún problema pero que una amiga suya, de País Vasco, salió enfadada de la consulta por el mismo asunto. “Le dio cita para otro día pero ella dijo que se volvía a País Vasco y que no podía, cuando el pregunté que qué tal el hombro me dijo enfadada “¿El hombro? Y el pecho y todo”, y me explicó que había salido muy incómoda del masaje y por eso decidió no volver. Cuando vimos que le habían detenido me comentó que iría a denunciar ella también”.
“Operación Namasté”
Cuando los agentes procedieron a esta segunda detención el pasado viernes, “Pato” se mostró igual de tranquilo que la ocasión anterior pero esta vez los agentes, con la preceptiva orden judicial, procedieron a la entrada y registro de su vivienda y centro de trabajo, repleto de diplomas, títulos y libros de yoga, osteopatía y terapias alternativas. Se mostró algo molesto cuando los investigadores se llevaban su ordenador y varios dispositivos electrónicos para proceder a su análisis. Por eso esta “operación Namasté” aún no está cerrada y, además de analizar todo el material informático que este hombre acumulaba, creen que pueden seguir saliendo más víctimas. Para ello, además de poder llamar al teléfono de la Guardia Civil (062) han habilitado uno directo con el equipo que lleva la investigación del asunto: 947 244 144 con la extensión 609 02 65.
Prisión sin fianza
Aunque los agentes destacan la educación y actitud colaborativa del detenido, lo cierto es que se negó a declarar de forma oficial ante ellos pero sí comentaba, según fuentes cercanas, que todo aquello era un malentendido y que se iba a aclarar. “Pato” pasó a disposición judicial el lunes. La jueza, tras apreciar indicios de la comisión de un delito de abusos sexuales tipificado en el 181 del Código Penal, y ante el posible riesgo de fuga (consideran que existe un alto riesgo de fuga porque no tiene arraigo familiar aunque en el pueblo dicen que su pareja vivía con él) decretó su ingreso en prisión sin fianza, según informó el TSJ de Castilla y León. Además, aclaró que, en el caso de que el investigado fuera puesto en libertad provisional en cualquier momento de la instrucción de la causa, la jueza acordó la prohibición de que pueda residir ni acudir a la localidad de la provincia de Burgos en la que ahora tiene fijada su residencia, así como la prohibición de aproximación a menos de 500 metros y comunicación con todas las denunciantes. Se trata de mujeres de entre 46 y 59 años residentes en las provincias de Burgos, Vizcaya y Barcelona pero los agentes están investigando “hacia atrás” para comprobar si los presuntos abusos se han descubierto en una fase inicial o llevaba años actuando así.
Quintana de Valdivieso y los pueblos de alrededor siguen sorprendidos con los hechos que se le imputan a “Pato”, el chileno que llegó hace unos cinco años para tratar de extender las terapias alternativas por esta zona de la “España vaciada”. Incluso participó en el programa de radio local, Radio Valdivieso, en mayo de 2017, justo cuando abrió la consulta de osteopatía, describiendo las bondades de este tipo de masajes y dejando claro su lema de vida: “Vivir, amar, aprender”. Es probable que estos prmeros días en prisión, tan duros para todos los presos preventivos, alejado del ambiente zen de su sala de yoga, esté reflexionando sobre esta filosofía de vida.
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