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Transmisión

Sanidad admite que las mascarillas que más protegen en interiores son las del IVA al 21%

Subraya en un documento que la transmisión del virus a 50 cm se reduce un 80% con las quirúrgicas frente al 95% de las FPP2

Voces de la ciudad Alberto R. RoldánLa Razón

La transmisión del virus SARS-CoV-2 por medio de los aerosoles está ya aceptada por la comunidad científica pese a las dudas que aún parece mantener la Organización Mundial de la Salud (OMS). La llegada del frío invernal y la dificultad de realizar actividades al aire libre o de ventilar con la asiduidad necesaria los espacios cerrados ha realzado la importancia de las mascarillas como medio de protección. En un documento técnico sobre la evaluación del riesgo de contagio por esta vía y las medidas de protección posibles, el Ministerio de Sanidad pone especial énfasis en la necesidad de la utilización de protectores buconasales.

En el texto, el departamento que dirige Salvador Illa remarca que su uso «reduce la emisión de aerosoles generados al respirar, hablar, gritar, toser y estornudar». «Dado que la eficacia de la mascarilla viene determinada por el tamaño de la partícula a filtrar, y no por el virus concreto que contenga, el uso de mascarilla será eficaz para reducir la emisión de SARS-CoV-2. Además, el uso de mascarilla reduce la exposición al virus al filtrar el aire inhalado a través de ella».

En este contexto, añade, «el tipo de mascarilla y el ajuste adquieren especial relevancia en el caso de la exposición». Para subrayar la relevancia de estos protectores Sanidad recopila información de experiencias internacionales que certifican una reducción significativa del riesgo asociada a su uso. En este punto, se detiene en los tipos de mascarillas existentes y detecta, según esas experiencias, «una mayor reducción» de ese riesgo de Covid-19, SARS y MERS «asociada al uso de FFP2 (N95), comparada con mascarilla quirúrgica o higiénica (reutilizable de algodón de 12-16 capas)».

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«En otro estudio experimental realizado con maniquíes y nebulizadores con SARS-CoV-2 se constató la efectividad del uso de mascarilla, siendo más eficaz el uso por parte del emisor y el receptor (comparado con el uso unilateral). La reducción de la transmisión con una distancia interpersonal de 50 cm no alcanzó el 100% con ningún tipo y oscilaría entre el 70% con el uso de mascarilla higiénica, el 80% con quirúrgica y el 90-95% con la FPP2, incluso con especificaciones de mejor ajuste».

El reconocimiento de que estos protectores FPP2 son los que mejor protegen en espacios con público choca con algunas medidas adoptadas por el Gobierno. De hecho, ante la presión recibida, el Ejecutivo aprobó ocho meses después del estallido de la pandemia una rebaja del IVA de 21% que soportaban estos bucoprotectores, hasta situarlo en el 4%, pero dicha bajada sólo ha sido operativa para las mascarillas quirúrgicas, no para las FPP2, que son las que más protegen en los espacios cerrados. En ellas sigue rigiendo el 21%.

El documento, en el que han participado representantes de cinco sociedades científicas, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Universidad de Córdoba y del Centro Nacional de Sanidad Ambiental, subraya que la transmisión a partir de aerosoles no significa un alto nivel de contagio ni la necesidad de adoptar medidas de prevención complejas muy diferentes a las ya recomendadas, «pero sí reforzarlas e incorporar algunas nuevas para evitar la transmisión, en especial en los espacios interiores».

Añade que «en cuanto a las ya aplicadas, el uso correcto de la mascarilla y la distancia física interpersonal han demostrado su eficacia en diferentes entornos para la reducción de la transmisión de SARS-CoV-2 mediante aerosoles, aunque es necesario incidir en la necesidad de un ajuste adecuado de la mascarilla y de utilizarla siempre en espacios interiores compartidos, incluso a distancias mayores de dos metros».

Sanidad subraya en el estudio que «el riesgo en interiores es claramente superior frente a exteriores» y recuerda que un estudio de seguimiento a 110 casos y contactos calculó un riesgo de transmisión de unas 20 veces mayor en interiores frente a exteriores.

Con respecto a esos interiores, el informe subraya que la temperatura y humedad relativas ideales estaría entre el 40 y el 60% para ayudar a limitar la propagación y supervivencia del SARS-CoV-2 en ellos, «al tiempo que se minimiza el riesgo de crecimiento de moho y se mantienen las barreras mucosas hidratadas e intactas de las personas». Sanidad recuerda que además de contribuir al aumento significativo de la viabilidad, la tasa de transmisión y la supervivencia del SARS-CoV-2, las bajas temperaturas también tienen efectos importantes sobre el sujeto susceptible de ser infectado.

«El aire frío causa vasoconstricción del tracto respiratorio, lo que contribuye al retraso de la respuesta inmune y, por tanto, al aumento de la susceptibilidad”. “Respirar aire frío, incluso tan caliente como 25º C, enfría las superficies del tracto respiratorio superior a varios grados por debajo de la temperatura corporal y estas temperaturas más bajas pueden ser propicias para la replicación del SARS-CoV-2», recalca el documento.

Además del uso de la mascarilla, Sanidad propone realizar ventilación natural o mecánica, y disminuir el tono de voz y evitar gritar.

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