Polémica decisión

Las misas privadas de San Pedro, el enésimo frente abierto por Francisco

Los cardenales Sarah, Müller y Brandmüller se oponen a la decisión del Papa de prohibir las eucaristías en los altares laterales de la basílica

Misa del Domingo de Ramos oficiada por el Papa en el interior de la basílica de San Pedro del Vaticano
Misa del Domingo de Ramos oficiada por el Papa en el interior de la basílica de San Pedro del VaticanoGIUSEPPE LAMI / POOLAgencia EFE

Desde el pasado 22 de marzo no se pueden celebrar misas privadas en los altares laterales de la basílica de San Pedro. Y no piensen que es por causa del coronavirus. No son las limitaciones pandémica el motivo. Se trata de una decisión permanente anunciada por la Secretaria de Estado del Vaticano, avalada por el Papa Francisco.

En la carta facilitada por el equipo de gobierno vaticano, se explica que la medida está orientada a garantizar que “las Santas Misas en la Basílica de San Pedro se lleven a cabo en un clima de recogimiento y decencia litúrgica”.

De esta manera, se frena en seco la posibilidad de que se utilicen diariamente los 45 altares y las 11 capillas del templo epicentro de la catolicidad. En muchos casos, son sacerdotes trabajadores de la Santa Sede quienes celebran estas eucaristías cotidianas de forma individual y sin fieles.

Sí se mantienen, en cambio, las misas habituales para peregrinos. Por ejemplo, la que se celebra cada hora de nueve a doce en el altar de la cátedra de San Pedro, otra que tiene lugar en el altar del Santísimo Sacramento a primera hora de la mañana. Tampoco se toca la eucaristía que se celebra en latín a las cinco de la madrugada. De la misma manera, también se permitirá celebrar la misa en el altar correspondiente al salto del día. En la carta de Secretaría de Estado, también se establece que solo se permitirá celebrar la misa de rito romano en la capilla Clementina en la Gruta del Vaticano.

La polémica nace por varios frentes. Por un lado, por se habría dado luz verde a esta reforma justo después de que se jubilara en febrero el cardenal Angelo Comastri como arcipreste de la basílica, cargo que ocupa desde entonces el cardenal Mauro Gambetti.

A esto se une el hecho de que la carta está difundida por la Sección Primera de la Secretaría de Estado, lo más parecido al Ministerio del Interior de la Santa Sede, cuando estas cuestiones litúrgicas no suelen estar en manos de este departamento.

Pero, sobre todo, el Papa se enfrenta a la oposición frontal del que hasta hace unas semanas era el máximo responsable de la Liturgia en la Iglesia católica, el cardenal Robert Sarah. El ya ex prefecto ha lanzado hoy un comunicado en el que acusa a la Secretaría de Estado de “falta de justicia y amor” por esta decisión. Es más, tacha al departamento vaticano de no actuar conforme “ni a la verdad ni a la ley” en tanto que impiden “la participación piadosa en la misa y la libertad de los hijos de Dios”.

Aunque, durante los últimos años, Sarah ha insistido una y otra vez que él no representa la oposición a Francisco, con estas declaraciones se suma al frente creado por los purpurados Gerhard Ludwig Müller y Walter Brandmüller, que ya se han manifestado en contra de esta medida y que suelen salir a la palestra a confrontar las decisiones renovadoras del Papa argentino.