"Caso Ardines"

El inductor de asesinato: “Pensé que mi mujer tenía un lío con Ardines. Fuimos a un psicólogo de pareja pero no funcionó”

El presunto cerebro del crimen de Llanes asegura que no encargó el asesinato del concejal tras haber descubierto la infidelidad

Pedro Nieva, presunto inductor del asesinato de Javier Ardines, durante su declaración en la Audiencia Provincial de Oviedo
Pedro Nieva, presunto inductor del asesinato de Javier Ardines, durante su declaración en la Audiencia Provincial de OviedoLa RazónTSJ Asturias

La segunda sesión del juicio por el asesinato del concejal de Llanes Javier Ardines en agosto de 2018 ha estado marcada por la declaración del presunto inductor del crimen, Pedro Nieva. Electricista de profesión y casado con Katia Blanco (amante del concejal y prima de la mujer de éste) desde hace 25 años, ha negado hoy la versión de la Fiscalía y la acusación particular, que le sitúan como el cerebro del asesinato del concejal tras haber encargado su muerte a dos sicarios por mediación de su amigo Jesús Muguruza.

“Pensé que mi mujer tenía algún lío con Ardines”

Nieva solo ha querido responder a las preguntas de la acusación particular, ejercida por el abogado de la familia de Ardines, Antonio Pineda, y de las defensas, aunque de éstas solo le ha preguntado su abogado. Lo primero que ha negado Nieva es el detonante de la discusión: esa grabación que él realiza en la sidrería Muros de Nueva de Llanes, donde descubre que su mujer y Ardines están liados. “Estaba enredando con el móvil para ver cómo se mandaban notas de voz y lo dejé grabando sin darme cuenta. Al volver del bañó seguí con el móvil pero no di con ello y luego por la noche vi que había grabado y lo abrí. Fue cuando lo escuché. Al principio no entendía muy bien y luego pensé que mi mujer tenía algún lío con Javier Ardines”.

“La mujer merecía saber la infidelidad”

En ese momento, según ha confesado en la Audiencia de Oviedo ante el abogado contratado por la familia de la víctima, se sintió “decepcionado”. “Se lo conté a mi hermana y a algún amigo y luego a ella. Me dio una explicación”. A pesar de eso, a principios de agosto reconoce que envió el famoso audio a la mujer y a la hija de Ardines. “Primero lo mandé a Nuria pero vi que no lo leía y por eso se lo mandé a su hija, Alba, otro error que cometí”. Lo hizo, según ha explicado, “para que supieran por qué no iba a Llanes ni nunca me iban a ver ya por ahí. Y porque creo que su mujer merecía conocer la situación”. Luego, asegura que se dio cuenta de “la que había preparado” y Katia estaba fatal y fui a Llanes para estar con ella”. Todo esto ocurrió a principios de agosto, días antes de la muerte del concejal.

“Si estás tan enamorada cómo tienes otras relaciones por ahí”

Y es que, tras haberse enterado de la supuesta infidelidad, la pareja ya no remontó. “El primer mes estás más dolido y algunos de los mensajes que han salido por ahí que yo le envío a Katia son irónicos, son mensajes que ella me había mandado y yo se los reenvío como diciendo si estás tan enamorada como tienes otras relaciones por ahí”.

“Fuimos a un psicólogo de pareja porque ella lo propuso” pero la relación ya perdió la confianza y “te vas distanciando como pareja”. De hecho, sostiene que ya había contratado a un abogado para separarse aunque, tras el suceso de Ardines, decidió posponerlo porque “ella estaba fatal”.

“Nunca he controlado a mi mujer”

Con respecto a las cámaras de vigilancia que había intentado comprar asegura que son para su empresa de electricidad tras unas pintadas que su ex cuñado le había hecho en la pared y los dispositivos de seguimiento de vehículos para sus furgonetas de empresa para el control de operarios. “Nunca he sido celoso ni he controlado a mi mujer”. Tampoco tuvo, asegura, ninguna duda con respecto a la paternidad de sus hijos, a pesar de haber visitado también páginas para realizar pruebas de ADN. “En la época que tuvimos a mis hijos estábamos muy enamorados y estábamos siempre juntos”, ha asegurado Nieva en sede judicial. Una sesión, desde luego, marcada por su relación de pareja y que evitaba en todo momento pasar por las pruebas que le relacionan con el asesinato, como ese viaje realizado por él en compañía de Mugurza y Benatia (uno de los sicarios) a Llanes el 27 de julio, cuando se les avería su Audi y tienen que coger uno de alquiler. Nieva asegura que iban Muguruza y un amigo de éste, un tal Julián, un hombre que controlaba de tejados. Solo iban a comprobar que la obra que le estaban haciendo en el tejado estaba bien y tenía puesto el aislante. Para los investigadores y la Fiscalía, en realidad, viajaron para que el sicario viera dónde vivía el concejal, el camino donde abordarle etc.

Un encargo que habría venido motivado por los celos al enterarse de la traición. Él, lógicamente, ha asegurado que “nunca” encargaría el asesinato del concejal por este motivo porque él no tiene culpa de la infidelidad. También ha descargado la responsabilidad de la relación extramatrimonial a su pareja y la ha depositado sobre él. “No culpo a Ardines de esta situación. El culpable soy yo por haber dado más importancia a mi trabajo”.

“Entiendo que no pintaba nada en el entierro”

La mañana del crimen, Nieva se despertó en su casa de Amorebieta y fue su mujer Katia quien le comunicó que habían encontrado muerto a Ardines, aunque al principio no sabía si era un ataque al corazón. No obstante, Nieva escribió por WhatsApp a Katia para preguntarle algo con respecto a si la chica de la limpieza había cambiado las sábanas y le pedía su teléfono. Ella le contestó que sí, que ya había hablado con ella. Aún no se había enterado de la muerte de su amante. Cuando eso ocurrió y supo que se trataba de una muerte violenta, del primero que sospechó fue de su marido, como él mismo ha reconocido hoy. “Pedro ¿qué has hecho?”, le escribió. No es muy buena defensa admitir que la mujer con quien llevas casado 25 años te vea capaz de matar a alguien.