Juicio por el "caso Ardines"

Los dos años de electricista de Pedro Nieva en la cárcel

Mañana comienza la primera sesión del juicio por el asesinato del concejal de Llanes Javier Ardines. La Fiscalía pide 25 años para los cuatro acusados

Pedro Nieva, presunto inductor del asesinato de Ardines, junto a su esposa, Katia, quien fue amante del concejal de Llanes
Pedro Nieva, presunto inductor del asesinato de Ardines, junto a su esposa, Katia, quien fue amante del concejal de Llaneslarazon

Era diciembre de 2017, en mitad del puente de la Constitución, cuando Pedro, Katia y Javier fueron a tomar algo a la sidrería «Muros» de Nueva de Llanes (Asturias). Pedro, marido de Katia, sospechaba que su mujer mantenía una relación con Javier y, aprovechando que iba un momento al baño, dejó su móvil grabando debajo de una servilleta. Los amantes no pudieron evitar hablar de su idilio y lo complicado que les resultaba verse a escondidas de sus parejas. En la grabación se escucha cómo Katia le confiesa a Javier sus estrategias para ir a Asturias desde País Vasco, donde reside con Pedro: «Le digo pues para ir calentando la casa para cuando llegues... Menos mal que no sabe cómo la caliento, que sino, agárrate que vienen curvas». Javier Ardines, concejal de IU en Llanes, le da la puntilla: «Calla, calla, que llevamos años librando». Pedro se puso el audio aquella tarde, ya en casa, y a lo largo de los siguientes meses. Una y otra vez; en bucle. Lo escucharía miles de veces y se obsesionó. Comenzó a visitar tiendas online para comprar objetos de vigilancia encubierta: micrófonos, dispositivos de seguimiento y vigilancia para vehículos y hasta pruebas de ADN para determinar la paternidad. Se le había metido en la cabeza que su hijo pequeño no se parecía a él y llegó a barajar que fuera de Ardines.

Reunión con los sicarios

Pero la «locura» de Pedro cobró forma en verano de 2018, cuando Katia le dijo de pasar, como cada año, el verano en la casa que se habían hecho en Belmonte de Pría. Fue entonces, ante el temor de que volviera a verse con su amante, cuando habló con su amigo Jesús Muguruza y le pidió que buscase a alguien para acabar con la vida de Ardines, según el escrito de acusación de la Fiscalía. Muguruza contactó en junio con un argelino con antecedentes por robos, Djilali Benatia, y éste, a su vez, con otro compinche, Maamar Kelii, de la misma nacionalidad.

El 27 de julio de aquel año Pedro, Jesús y Djilali viajan a Belmonte de Pría y deciden la mejor forma de abordar a Ardines. En este viaje, dejaron una de las principales pruebas para los investigadores. Viajaban en el Audi de Pedro pero éste se averió en Pamanes (Cantabria) a mitad de camino entre Amorebieta y Llanes. Tuvo que llamar a la grúa y la compañía de seguros le mandó un taxi para tres personas. Fueron hasta el aeropuerto de Santander, donde alquiló otro coche para seguir el viaje. Los investigadores pudieron hablar con el mecánico de la grúa y el taxista y confirmaron la existencia de otros dos hombres. Gracias a las antenas de repetición móvil pudieron situarles y en diciembre acabaron citando a Muguruza, que reconoció parte de los hechos.

Primer intento

El día 1 de agosto, los sicarios se desplazaron ya solos al lugar y colocan una valla en el camino de salida de la vivienda de la víctima para obligarle a bajarse del coche. Sin embargo, el concejal la sorteó sin llegar a bajarse y Djilali, según el escrito del fiscal, mostró su reticencia a ejecutar los hechos, por lo que Nieva le ofreció más dinero pero le pidió que dejara pasar la ocasión hasta el 10 de agosto, cuando pasaran las fiestas del pueblo y hubiera menos gente.

Once días antes del asesinato, Nieva quiso dar cuenta de la infidelidad a la mujer y a la hija del concejal y les envió por WhatsApp la prueba: ese audio donde los amantes reconocían sus encuentros. Nuria no contestó. Alba, la hija de Ardines, dijo: «Aquí no sabíamos nada» y él se desahogó: «Yo lo escuché 1.000 veces. Al principio no podía terminar de escucharlo entero. Lo escuché con cascos y en silencio y ufff... Me rompo cada vez que lo escucho». Aun así, el plan para acabar con su padre seguía en marcha.

Un spray y un bate de béisbol

Fue la madrugada del 16 de agosto, a las 4:30 horas de la madrugada, cuando Djilali y Maamar colocaron en el mismo camino tres vallas para que, esta vez, a Ardines no le quedara otra que bajarse de su furgoneta para apartarlas. Eran sobre las 6:00 horas de la madrugada cuando Ardines salió y se bajó para quitar las vallas. Dejó la puerta del conductor abierta y el motor arrancado. Djilali y Maamar le esperaban agazapados detrás de un muro con un bote de gas pimienta, un palo y un bate de béisbol. Le abordaron, le rociaron con el spray y Ardines trató de salir corriendo. Sin embargo, los sicarios le alcanzaron y le golpearon en la cabeza. El concejal cayó al suelo y alguno de los dos (en cualquier caso, en connivencia, según el fiscal) le asfixió por detrás. Ésta fue la causa de su muerte, según determinó la autopsia. El día anterior, Nieva había enviado un WhatsApp a Ardines con un solo carácter: un punto. Punto final.

Pedro Nieva (arriba, izquierda), Djilali (arriba, derecha); Maamar Kelii (anajo, izquierda) y Jesús Muguruza, cuando fueron detenidos por la UCO
Pedro Nieva (arriba, izquierda), Djilali (arriba, derecha); Maamar Kelii (anajo, izquierda) y Jesús Muguruza, cuando fueron detenidos por la UCOcedida por RTPA

Tras los hechos, Muguruza entregó una cantidad de dinero por el trabajo realizado.

25 años para cada uno

El Ministerio Público pide ahora 25 años de prisión para los cuatro: Pedro, por inductor; Jesús, por cooperador necesario y los dos argelinos, por autores materiales.

La investigación fue complicada para la Guardia Civil. Durante la inspección ocular en el lugar de los hechos pudieron extraer restos de gas pimienta de la valla, que coincidió con un bote encontrado durante el registro de la vivienda de uno de los acusados. La UCO detuvo a tres de los cuatro implicados el 19 de febrero de 2019. Maamar Kelli, sin embargo, había huido a Suiza y las autoridades lo entregaron en mayo del año pasado. Esta tardanza y la pandemia de por medio retrasó mucho el cierre de la instrucción del caso. Ahora, tras la elección del jurado popular el pasado viernes, al fin mañana comienzan las declaraciones. El primero en contestar a las preguntas de la Fiscalía y las partes (probablemente solo responda a su abogado) será en inductor, Pedro Nieva, a quien escucharemos por primera vez.

El electricista de Nanclares

Desde que fue detenido ha estado en prisión provisional, primero en la cárcel asturiana de Villabona y después fue trasladado al centro penitenciario de Nanclares de Oca, en Álava, donde ha estado la mayor parte del tiempo. Allí ha estado ejerciendo de su profesión, electricista (antes del crimen se dedicaba a montar la luz de plantaciones indoor de marihuana), en labores de mantenimiento e incluso dando clases a otros reclusos. También ha aprovechado para estudiar Administración de Empresas por la UNED y su trato con los funcionarios ha sido siempre muy bueno, según fuentes de la prisión.

19 sesiones de vista oral

Ahora se enfrenta, junto a los otros tres acusados a 19 sesiones de vista oral y a una condena de 25 años de prisión, de los que habría cumplido casi tres.

Será el jurado popular, presidido por el magistrado presidente de la Sección Segunda de la Audiencia de Oviedo, Francisco Javier Iriarte, quien decida sobre su culpabilidad en base a las declaraciones de 40 testigos; entre ellos forenses, peritos y compañeros del Ayuntamiento, además de su familia: sus dos hijos y su mujer. Ellos, como los amigos más íntimos, solo esperan que se haga justicia y que la sentencia sea firme cuanto antes para poder dar el final que él quería: ser incinerado y sus cenizas esparcidas en el mar que tanto amaba, en el bufón de la Bramadoria, en los Bufones de Pría.

Javier Ardines
Javier ArdinesLa Razón

►Javier Ardines siempre había tenido éxito con las mujeres. Una vez que se supo que su asesinato obedecía a un asunto de celos, salieron a la luz varias relaciones extramatrimoniales que había mantenido con mujeres de la zona. Pero hasta llegar ahí la Guardia Civil también estudió su papel como concejal de Playas y Personal, donde se había ganado posibles enemigos.