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Por qué las lluvias no son buenas después de un largo periodo de sequía

Las precipitaciones después de las intensas temperaturas registradas podrían ser peligrosas, mientras que sus efectos serían nocivos

La vuelta de las precipitaciones se está haciendo esperar más de la cuenta, y los ciudadanos la están deseando
La vuelta de las precipitaciones se está haciendo esperar más de la cuenta, y los ciudadanos la están deseandoJavier EtxezarretaAgencia EFE

El cambio climático es, sin duda, el gran culpable de las largas olas de calor, con récord de temperaturas, que hemos experimentado este verano. Altas, interminables y sin precedentes, sus efectos han generado una sequía no solo en España, sino a nivel mundial, con los niveles de agua generalmente bajos y como nunca se habían visto. Tras esta época, parecen llegar las lluvias, aunque los efectos sobre suelo seco puede ser devastadores.

La razón es científica, y es que el hecho de que llueva después de un periodo prolongado de sequía extrema puede producir un efecto conocido como hidrofobicidad, la capacidad que adquieren algunas superficies y materiales para repeler a los líquidos. Un fenómeno que guarda relación con los suelos afectados por la escasez de agua y, además, con los desastres naturales que provocan el calentamiento de nuestro planeta.

Los suelos son sistemas complejos, con una alta complejidad biogeoquímica. Con la falta de lluvias, los suelos quedan completamente secos, pero cuando la sequía se prolonga en el tiempo, ríos, embalses o lagos también acaban notándolo, lo que implica que el efecto de la hidrofobicidad pueda verse reflejado en estas zonas acuáticas, debido a que las precipitaciones son más bajas de lo habitual.

El río Yangtsé, de China, por ejemplo, se encuentra en niveles demasiado bajas. En España, la situación se agravó durante el mes de julio, con alta escasez en ríos como Guadiana, Guadalquivir, Duero o Ebro. Pero el resto del mundo, como Reino Unido, Estados Unidos u otras zonas de Europa (que también han experimentado incendios por los altas temperaturas), también ha provocado que los expertos alerten sobre “la mayor sequía en al menos 500 años”.

¿Qué es la hidrofobicidad y cuáles pueden ser sus efectos?

La vuelta de las precipitaciones se está haciendo esperar más de la cuenta, y los ciudadanos la están deseando. No obstante, tienen todas las posibilidades de provocar inundaciones rápidas. Según explica BBC, los suelos, tras un periodo alto de sequía, pierde tanta humedad que se impermeabiliza. Estudios científicos muestran que las superficies, al momento de regresar las precipitaciones, escurren todo cuanto cae. La tierra está tan seca que el efecto provoca que el agua sea repelida a gran velocidad.

Los investigadores señalan que, tras una sequía normal, el escenario debería ser un periodo de lluvias liviano, que no genere grandes destrozos. Pero, debido al cambio climático, esto cambia. Y no solo las sequías se van a ir volviendo más extremas, sino también las inundaciones.

El experto Rob Thompson, meteorólogo de la Universidad de Reading (Reino Unido) describía este efecto al medio británico, con un experimento en el que se mostraba que, en un suelo húmedo, el agua es adherida, mientras que en un suelo seco, los líquidos permanecen durante el tiempo, sin ser absorbidos.

Mientras tanto, en cuanto a la vegetación de los terrenos, la vuelta de las precipitaciones también va a tener un efecto nocivo. Las plantas descomponen las gotas de lluvia de las grandes tormentas en gotas más pequeñas, pero sin esa protección, las gotas grandes afectan a la estructura del suelo, lo que significa que se pueda absorber menos agua. Esto, en terrenos montañosos o empinados, puede tener un riesgo alto.