Cómo debemos utilizar el bicarbonato de sodio para limpiar nuestras alfombras

Una alfombra aporta un toque único y especial que puede hacer que tu casa pase a ser mucho más acogedora y elegante. Ahora bien, tener alfombras tiene un gran inconveniente: que hay pocas cosas que sean capaces de atraer y almacenar la suciedad como una alfombra. Con el tiempo van acumulando polvo, pelos, migajas o manchas... haciendo que se conviertan en el caldo de cultivo perfecto para otros inquilinos: los ácaros. Por eso es absolutamente esencial que aprendamos a mantener limpias nuestras alfombras.

Cómo limpiar una alfombra, paso a paso:

Como recomendación general, comenzaremos diciendo que es aconsejable que limpiemos exhaustivamente todas las alfombras de nuestro hogar -al menos- una vez al año. Es una tarea sencilla, pero laboriosa. Por eso la mayoría de la gente recurre a profesionales. No es un servicio particularmente barato, pero que sí nos ahorrará unas cuantas horas. Pero si tenemos el tiempo, la energía y el interés por hacerlo nosotros, estos son los pasos que deberíamos seguir:

Lo primero y más evidente que debemos hacer es sacudir la alfombra. No es ninguna sorpresa, pero es importante recordarlo. Porque es la mejor forma de retirar algunos elementos, como los granos de tierra que arrastramos con las zapatillas o los pelos de nuestra mascota. Y antes de ir más lejos, mira la etiqueta de la alfombra paraasegurarte de que no hay ningún inconveniente a utilizar algún producto químico.

El primer producto que utilizaremos será el bicarbonato de sodio. Reparte una cantidad generosa por toda la superficie con un cepillo seco y de forma uniforme. Humedezca ligeramente la mancha con un poco de agua caliente. Deja que la mezcla actúe durante una media hora. De esta forma, eliminaremos todos los malos olores que se han ido adhiriendo a lo largo del año. Luego debe encender la aspiradora y recoger el polvo. Las manchas deberían desaparecer junto con el bicarbonato.

Un truco que puede ser muy interesante es colocar un cubito de hielo sobre las posibles marcas que hayan dejado las patas de los muebles que hayamos apoyado encima de la alfombra. De esta forma, haremos que vuelva a su forma original. Y si la alfombra todavía tiene alguna mancha especialmente grande y que no hemos conseguido eliminar previamente, lo mejor es mojar un trapo o un cepillo con un poco de vinagre blanco mezclado con agua y frotar la superficie de la mancha, hasta que consigamos retirarla. Cuando se seque de nuevo, desaparecerá cualquier olor a vinagre... así que no te preocupes.