Entrevista

“Hay que desdramatizar el verdadero sentido del amor, que es la libertad”

El presentador, periodista y conferenciante internacional recomienda fluir como principio de vida

El periodista Ismael Cala, autor del libro "Fluir para no sufrir", practicando yoga.
El periodista Ismael Cala, autor del libro "Fluir para no sufrir", practicando yoga.RUBENDARIO

En “Fluir para no sufrir” (Planeta, 2022), Ismael Cala explica once principios que llevan hacia la transformación del ser humano a un líder capaz de empezar a marcar la diferencia. Cala es estratega de vida y desarrollo humano, periodista, autor de bestsellers, filántropo y conferenciante internacional, presentador durante más de cinco años de “El show CALA”, en CNN en español, y embajador del concepto de «Felicidad Corporativa» en América Latina, con el que ha hecho formaciones en más de cuatrocientas empresas.

En “Fluir para no sufrir” propone que seamos agua. ¿Debemos adaptarnos a los acontecimientos para evitar el dolor?

¡Guau, qué bien puesta está esta pregunta! En alguna cualidad pienso que sí, que nosotros tenemos que aprender a liberarnos como un río; pero, fíjate, el río siempre dibuja y encuentra cauce. No se estanca. El río siempre busca dónde va a ser su punto final, que es llegar a un lugar de expansión. Creo que sí, que nosotros tenemos que liderar, no como el fuego -abrasivo y autodestructivo, que todo lo destruye a su paso- sino como el río y ese poder sutil que tiene el agua de cambiar las formas hasta de las piedras de una manera no violenta: por persistencia, por congruencia, por sistematicidad.

Sin embargo, el fluir del que yo hablo aquí es más bien el fluir de nuestra energía, porque nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra energía a nivel de espíritu, de emociones, están diseñados para que fluyan. Si el cuerpo se estanca, es un cuerpo que se enferma.El sedentarismo es la causa número uno de enfermedad en nuestros cuerpos, porque no se mueve nuestra energía vital. Por eso es importante el ejercicio, la caminata, la práctica de yoga, Pilates, Chi Kung, etc. Hay que fluir, fíjate si hay que fluir que la sangre, ¿qué es? Es un fluido. ¿Y qué hace el corazón? Distribuir aire, oxígeno, alimentos, nutrientes por todas las partes de nuestro cuerpo a través de eso, que es nuestra sangre, que es el fluido vital.

¿Cómo fluye la mente?

A través de ideas, a través de pensamientos. ¿Qué pasa cuando las ideas no encuentran cauce? Se estancan, se convierten en un pensamiento repetitivo que también enferma a muchas personas, incluyendo la “parálisis por análisis”: cuando nadie toma acción de tanto pensar. Entonces la mente está hecha también para ser fluida. ¿Qué pasa con la mente? Que no tiene un mecanismo de descarga o descompresión automático, como si lo tiene el estómago, o las células, que se autoregeneran. Y a nivel molecular, en el cerebro, también sabemos que hay esta posibilidad de neurogénesis, que es que hay células que mueren y células que nacen, pero nosotros somos los responsables de nuestra mente, de las ideas que nacen y de sacarlas, porque ellas no se van en automático.

¿Las emociones también enferman?

Olvidar casi nunca es algo voluntario, ocurre accidentalmente. Entonces, la mente también tiene que fluir. Y el último de estos elementos, que es nuestra energía o nuestro espíritu y las emociones, hablan de lo mismo: una emoción que se estanca y no es bien gerenciada. Si no es una emoción elevada, es una emoción que enferma. Hablemos de tristeza prolongada, ira desbordante, falta de gratitud o falta de perdón… El fluir no es permitir que todo lo que me pase yo lo apruebe, porque hay cosas que yo puedo desaprobar, pero aún las cosas que yo desapruebo, me comprometo a cambiarlas bajando mi resistencia y fuerza bruta, y usando relajadamente mi inteligencia para diseñar un plan de acción en ese cambio que quiero lograr. Está comprobado que todo el que está tenso activa un mecanismo de supervivencia en el cerebro donde no permite irrigación a su cerebro pensante, sino sólo al cerebro instintivo y reptiliano. Y eso hace que las respuestas sean reacciones de huir, pelear o congelarme. Y eso no es lo que queremos.

¿Corremos el riesgo de despersonalizarnos si nos adaptamos a las circunstancias?

La verdad que sí, porque el adaptarse a las circunstancias sin cuestionarlas o sin querer, en algún momento, aspirar a más, creo que nos va demeritando ese poder de elección y selección que tenemos de crear la libertad, de vivir bajo nuestros propios términos. Es el poder de elegir qué me hace bien y qué no. El coeficiente de adaptabilidad es flexibilidad, es decir, yo me tengo que adaptar a estos cambios que no puedo controlar. Yo me refiero con adaptarme de una manera estratégica y consciente, no con sumisión.

Dicen que el dolor borra y el amor escribe, ¿qué le parece?

El amor escribe y siempre lo hace hacia adelante. Y el dolor… yo creo que el dolor es un gran maestro. Hay muchas personas que satanizan el dolor y que, de hecho, viven intentando evitar dolor en sus vidas. Pero es que el dolor es parte de la evolución y de la expansión del ser humano. Uno aprende muchas veces lecciones importantes en desesperación. Y hay otras veces que las que nos llegan para que aprendamos vienen desde la inspiración. Hay que ser conscientes de que la tristeza es un gran portador de información sobre lo que somos y lo que sentimos, y que, si yo entiendo mi tristeza, puedo realmente construir desde ese espacio mis mejores alegrías.

¿Cómo frena y borra los malos pensamientos?

En realidad, hay varias técnicas para trabajar con pensamientos que uno considera que no nos empoderan. Al fin y al cabo, los pensamientos, algunos nos limitan y otros nos elevan y empoderan. Cuando uno se da cuenta que ha nacido un primer pensamiento -que además siempre nacen débiles, casi ninguno nace ya fuerte y envalentonado- ahí es donde uno tiene que decidir si se engacha y le sige dando energía, o no. En ese estadio de infancia del pensamiento, si yo lo trato con neutralidad y no me asusto de que sea bastante macabro, oscuro o destructivo, yo voy a decir: “gracias por venir, te dejo ir”, pero no me engancho a él.

¿Cómo trata a esas voces?

Cada voz viene desde un lugar diferente, y lo único que hago es decidir si me conviene escucharla y mantenerla, o me conviene simplemente abrirle la puerta tras ella y decir “gracias por venir, te dejo ir”. Y ese es un proceso consciente que todo ser humano puede hacer. Si tú peleas con un pensamiento, el pensamiento crece. Nos enfocamos en repetir las cosas que no queremos que sucedan en nuestra vida en vez de decir lo que queremos. Preocuparnos es usar nuestra imaginación para crear aquello que deseas que no suceda en tu vida. Parece algo estúpido, pero es una práctica bastante común por algo que en nuestro cerebro se llama prejuicio a la negatividad. Y es que, por supervivencia, tenemos que prestar mucha más atención al peligro que al placer, porque sabemos que el peligro nos puede matar. El placer también, pero no le tenemos tanto miedo. Entonces, hay que tener mucho cuidado y, obviamente, esto lleva un entrenamiento que, lamentablemente, no nos lo dan en las escuelas ni nos lo enseñan desde la niñez.

¿Abandonar algunos de los miedos es temerario?

La verdad es que el proceso de abandonar los miedos es más bien reconvertirlos en aliados. Yo le digo a las personas que algunos miedos no deberías abandonarlos. Pongo un ejemplo: mi miedo primario siempre ha sido a perder el control de mi mente, porque obviamente he vivido con el fantasma de enfermedades cerebrales y mentales, el estigma, la vergüenza que mi familia, sobre todo paterna, sintió por el tema de los suicidios. Entonces yo he crecido con el miedo a perder el control de mi mente. Ese miedo en algún momento fue un fantasma tan negativo que casi me estaba enfermando. Pero cuando lo trabajé y lo llevé a un tamaño tan diminuto que siempre estaba hambriento y débil, yo dije: “lo quiero mantener aquí, ni siquiera quiero matarlo”. Sigo conservando, a elección mía, el miedo a perder el control de mi mente. Es el mejor aliado que tengo para decir todos los días: “Ismael, no te descuides, haz el trabajo e ignora los atajos”.

¿Qué es un líder para usted?

Es maravilloso. El concepto que trae este libro es el del líder bambú. Es un líder que no es autoritario, que no siempre tiene la respuesta correcta. Es un líder que no se siente superior por saberse líder. Al contrario, es un líder humilde, vulnerable, dúctil, flexible, íntegro, coherente entre lo que dice, piensa y hace. Que sabe hablar desde su honestidad y su verdad con vulnerabilidad, no cree en los fracasos. Además, lidera desde el alma, por eso uno de los principios de este libro es la espiritualidad. Para mí, el líder es un instrumento de servicio. Es la persona que quiere dejar un legado a través de su aporte en el crecimiento de otros. Y, fíjate que este concepto de liderazgo no tiene títulos ni designación. Tú eres líder porque creas un círculo de influencia a través de tu palabra y, sobre todo, de tus acciones, de tu ejemplo. Ese es el líder que el mundo necesita hoy.

En el libro, propone plantar a un jefe o a alguien con autoridad y saber poner límites. ¿A costa de un despido, por ejemplo?

Sí, pero es que, si tú no tienes suficiente amor propio como para ponerte a ti primero y honrar quién eres -aun cuando esté en juego la posición y la relación que tienes con tu jefe o tu jefa por ser superior a ti en título y jerarquía- no te estás respetando lo suficiente. Y en el momento en el que uno se siente irrespetado consigo mismo, entra en un proceso de autodestrucción. Entonces, eso yo no lo permito. ¿Por qué? Porque viví muchos años en un país donde sentía que no tenía libertad, que todo lo que yo decía venía desde el comité central del Partido Comunista de Cuba. No acepto caudillos, ni políticos, ni corporativos.

¿Cómo sabe uno que tiene dependencia emocional? ¿Cómo se supera?

La dependencia emocional nos toca a todos. Yo creo que el sentido de saber que tengo un apego que no es tan saludable porque me cuesta entender que esa persona puede estar bien sin mí, es un símbolo de dependencia emocional. Cuando uno empieza a amar desde la libertad de saber que, si amo esta persona, quiero que esa persona esté bien sin mí, ya ahí yo sé que estoy teniendo una relación saludable. En el momento en el que yo siento un apego, que digo no puedo vivir sin esta persona, la necesito por esto y por esto y por esto, y, además, esa persona también me necesita a mí por esto y por esto y por esto, yo sé que estoy enfermo, y que he creado una dependencia emocional que no es saludable.

El amor debe ser esa tarea de permitir crear espacios para que el otro sea quien es. Y, entonces, cuando yo creo esos espacios, me siento en libertad de amar, que no es lo mismo de poseer al ser amado. Pero eso es difícil porque nosotros, los latinos- y eso lo reflejan nuestras telenovelas- somos altamente dramáticos. Hay que desdramatizar el verdadero sentido del amor, porque la libertad no tiene drama.

¿Cómo se consigue ser versátil?

Entendiendo que ninguno de nosotros nació para ser monotalentoso, porque no somos monos, somos seres humanos creativos, y ni siquiera los monos son monotalentosos, porque tú les puedes enseñar y saben hacer más de una acrobacia. Entonces, todos nosotros somos pluritalentosos. ¿Qué quiere decir esto? que, dentro de nosotros, a través de nuestra curiosidad podemos explorar diferentes caminos de cosas que, si nos gustan, se van a convertir en áreas de genialidades. La versatilidad es, como el líder bambú propone, entenderse como el bambú, que es una planta que tiene mil y un usos, se usa para aceites, para hacer papel, hasta papel higiénico, tejidos, arcos y flechas, casas, acueductos, tuberías, flautas… . El bambú es milagroso en esa versatilidad. Eso es lo que nosotros le proponemos a los seres humanos y ¿por qué es importante sentirse versátil? porque cuando tú no te sientes monotalentoso, no tienes miedo a la vida.