Este año recién estrenado será bisiesto y, por tanto, en febrero habrá 28 días en lugar de 29. Pero, ¿cuál es el motivo científico para que cada cuatro años haya uno con un día más de duración? ¿Quién tomó esta decisión?

Para encontrar su origen hay que remontarse, como casi todo, a la antigua Roma y en este caso a su emperador más famoso, Julio César , empeñado en sincronizar el tiempo con las estaciones y evitar desviaciones excesivas con el paso del tiempo. En este caso, desde luego, tuvo visión de futuro.

El origen de la palabra "bisiesto" está en la expresión latina "bis sextus dies ante calendas Martii", que significa "dos veces el sexto día antes de las calendas de marzo". Es decir, el día que se inserta “con calzador” antes del 1 de marzo creando el 29 de febrero y añadiendo una hoja de calendario al mes más corto del año.

El calendario romano estaba basado en un ciclo lunar de 355 días, lo que provocaba un desfase con el tiempo astronómico real que descolocaba las festividades y los ciclos agrícolas y obligaba a hacer ajustes. Hasta que el emperador Julo César escuchó al astrónomo egipcio Sosígenes y decidió introducir el concepto de año bisiesto en el año 45 a.C.

Este ajuste, conocido como el calendario juliano, estableció que cada cuatro años se añadiera un día extra al mes de febrero para compensar y equilibrar el excedente acumulado en los 365 días del año, aproximándose más al año solar real de 365 días y casi 6 horas.

Una regla matemática que hubo que corregir

El ciclo de años bisiestos se produce actualmente cada cuatro años atendiendo a una regla matemática: son bisiestos los años divisibles entre 4, excepto aquellos que también son divisibles entre 100, a menos que sean divisibles entre 400. Esto significa que el año 2000 fue bisiesto (divisible entre 400), pero el año 1900 no lo fue (divisible entre 100 pero no entre 400).

Por lo tanto, el año 2024, al ser divisible entre 4, cumple con la condición básica para ser bisiesto. Y por eso este mes de febrero tendrá un día más.

Pero no siempre fue así. Al calendario juliano le siguió el calendario gregoriano, que rige en la actualidad, y que implantó el papa Gregorio XIII para ajustar a la perfección los desajustes entre los calendarios oficial y solar, ya que seguía habiendo cierto desfase.

Se suprimieron días del mes de octubre y se introdujeron algunas reglas que rigen ahora, como la mencionada de excluir los años bisiestos divisibles por 100, como el año 1900, excepto si eran divisibles por 400, como ocurrió el año 2000.