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Salud mental

Adiós al "Yo soy así" como excusa para no cambiar: Marian Rojas descubre la neuroplasticidad

La ciencia confirma que es posible moldear el cerebro y cambiar la forma en que nos hablamos a nosotros mismos

¿Por qué hay personas con más suerte que otras? La psiquiatra Marian Rojas tiene la respuesta Marian Rojas

La creencia de que las personas no pueden cambiar su forma de ser ha sido una excusa recurrente para evitar el desarrollo personal. Sin embargo, la neurociencia ha demostrado que la mente humana es plástica y moldeable. La psiquiatra Marian Rojas, en uno de sus recientes videos de instagram, profundiza en la importancia de la neuroplasticidad y en cómo nuestras palabras internas afectan nuestra vida diaria.

La neuroplasticidad: la clave para la transformación personal

"El optimismo se puede escuchar y se puede potenciar", asegura Rojas. Muchas personas justifican sus actitudes diciendo: "Es que yo he nacido así". Sin embargo, hoy en día sabemos que el cerebro tiene la capacidad de cambiar. Don Santiago Ramón y Cajal ya lo afirmaba: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro". La clave está en el "si se lo propone", pues el cambio requiere actitud y esfuerzo.

La actitud es fundamental para el éxito en cualquier ámbito de la vida. "La actitud está íntimamente relacionada con el resultado de lo que yo voy a hacer", explica la experta. Y esto se refleja en cómo nos hablamos a nosotros mismos antes de enfrentarnos a un reto, una entrevista de trabajo, una reunión o una cita. "Cuando uno es pesimista, es muy difícil que las cosas salgan bien", afirma Rojas. El pesimismo crea una barrera mental que impide ver las oportunidades que nos rodean, mientras que el optimismo no garantiza el éxito, pero nos permite detectar y aprovechar esas oportunidades.

La voz interior: el juez implacable de nuestra mente

Uno de los factores que influyen en nuestra percepción de la realidad es nuestra voz interior. "¿Cómo te hablas?", pregunta Rojas. "¿Es una voz que te recuerda constantemente lo que no has logrado, que no cumples tus metas, que no adelgazas, que no haces deporte, que no consigues el trabajo que quieres, que tus jefes no te hacen caso, que estás solo, que no has tenido los hijos que has querido tener?".

El problema es que nuestro cuerpo está constantemente escuchando cómo nos tratamos. "El cuerpo no miente, la mente exagera, es dramática", advierte la psiquiatra. Esto significa que muchas veces nuestros pensamientos nos llevan a un estado emocional extremo que no se corresponde con la realidad. Rojas invita a prestar atención a los síntomas físicos que pueden ser una alerta de pensamientos negativos recurrentes.

Además, plantea la importancia de entender de dónde proviene esa voz interna. "¿Viene de tu infancia? ¿Son las palabras de tu padre que ahora te repites a ti mismo porque él te las decía de pequeño?". Este concepto, que ella llama "la grabadora de la infancia", aparece también en su libro "Encuentra tu persona vitamina".

La relación entre la voz interna y la depresión

A veces, una voz interior negativa puede estar vinculada a estados depresivos, ya sean leves, moderados o graves. "Todas las depresiones incluyen hablarse mal, decirse cosas feas, hablarse en forma de víctima, desde la soledad y la incomprensión", señala Rojas. Si esa voz interna nos culpa y nos castiga de manera constante, puede ser una señal de que necesitamos ayuda profesional.

Los psicólogos, psiquiatras y terapeutas trabajan precisamente en recanalizar esa voz interior para enfocarla en lo positivo. "La clave es aprender a cambiar los pensamientos negativos por pensamientos positivos", dice Rojas. Algunas personas pueden lograrlo con práctica, mientras que otras podrían necesitar ayuda terapéutica o incluso medicación.

Reemplazar la culpa por la comprensión

Un ejercicio clave para mejorar nuestra relación con nosotros mismos es cambiar la forma en que evaluamos nuestras decisiones pasadas. "Uno se puede decir: 'Lo hice mal, eduqué mal a mis hijos, elegí mal a mi pareja, no debería haber invertido en esto, no debería haberme cambiado de trabajo'", expone Rojas. En lugar de castigarse, recomienda adoptar una actitud comprensiva: "Hice lo mejor que pude con las circunstancias que tenía".

La culpa y el victimismo son, según Rojas, "venenos como el rencor". Son pensamientos negativos que se aferran a nuestra mente y nos impiden avanzar. La clave está en aprender a reedificar nuestra mirada y nuestros pensamientos para acercarnos a lo positivo.

La felicidad está en aprender a gestionar la vida

"La vida, al final, está en disfrutar de los pequeños placeres y alegrías que surgen, conectar y aprender a gestionarlas", concluye la psiquiatra. Todos los días ocurren cosas buenas y malas, pero la manera en que las interpretamos define nuestra felicidad.

La neuroplasticidad nos da la capacidad de cambiar la forma en que pensamos y nos hablamos a nosotros mismos. Decir "Yo soy así" ya no es una excusa válida para no evolucionar. La ciencia lo confirma: cada uno de nosotros puede ser escultor de su propio cerebro y transformar su realidad.