
Polémica
El alcalde de Torrecaballeros, «castigado» sin comulgar por ser gay y tener pareja
«Hace unos días sí podía recibir la comunión: las normas no han cambiado y yo tampoco», asegura

Todo comenzó esta Navidad, cuando alguien denunció la presencia de una pareja gay con sus hijos en una misa en Basardilla, un pueblo de Segovia. El dedo acusador desvelaba que uno de los adultos había recibido la comunión. Hasta entonces, nunca habían tenido problema alguno para participar plenamente de la eucaristía en el templo. Pero el caso se elevó al Obispado y se les prohibió comulgar. El chisme de sacristía corrió como la pólvora, el alcalde de Torrecaballeros, Rubén García de Andrés, se enteró y compartió su inquietud con el párroco del pueblo. El primer edil, católico, homosexual y con pareja, también se dirigió a la cúpula diocesana. La respuesta llegó de manos del obispo saliente, César Franco, que pasará el relevo el 18 de enero al hasta ahora auxiliar de Madrid, Jesús Vidal. Él tampoco podía recibir el Cuerpo de Cristo. Las razones son las que ayer recogía el comunicado emitido por el Obispado: «Siguiendo la normativa de la Iglesia universal sobre la recepción de la Sagrada Comunión, se ha visto obligado a negar la comunión a personas del mismo sexo que viven según el modo matrimonial, lo cual puede ocurrir también entre personas heterosexuales sin vínculo matrimonial».
Con este argumentario episcopal todavía no oficializado vía comunicado, este sábado por la tarde, García de Andrés se reunió de nuevo con su párroco, tal y como explica a LA RAZÓN: «Me dijo que me apreciaba mucho, pero pidió que no fuera al día siguiente a misa para evitar una situación incómoda, porque no me podría dar la comunión». Y le apostilló: «Al menos, si solo fueras gay y llevaras un camino de conversión…». Rubén le advirtió de que, si esta última insinuación era una referencia a una posible terapia, esas prácticas «están prohibidas y son ilegales». Terminado el diálogo, el alcalde compartió su desazón con su familia y decidió contar su relato en redes sociales.
Convertido en fenómeno viral, el domingo el secretario provincial del PSOE, José Luis Aceves, sacó la cara por su militante para que el nuevo obispo «tome con atención esta situación de discriminación y que no permita que se extienda el odio por la condición sexual». La Diócesis segoviana reaccionó ayer con un ataque directo al partido asegurando que «esta declaración supone una inadmisible injerencia en asuntos propios de la Iglesia y un atentado contra la libertad religiosa ». «No es homofobia ni discriminación», se remarca.
García de Andrés detalla a este diario que «todos los párrocos anteriores y el actual saben perfectamente que vivo con mi pareja, nunca me he escondido y no he tenido ningún problema, todo el mundo lo sabe y cuesta creer que si hasta hace unos días todos los sacerdotes me daban la comunión, ahora, de repente, cambien el criterio. Supongo que las mismas normas de la Iglesia estaban vigentes y mi condición tampoco ha variado». De hecho, recuerda que en agosto, cuando desembarcó el nuevo sacerdote al pueblo le informó de quién era hasta el último detalle, «precisamente para que se sintiera libre y desde entonces hasta este incidente no ha habido problema alguno y he recibido la comunión sin problema».
Para el alcalde, el actual veto es la gota que ha colmado del vaso de su resignación cristiana, que ya quedó tocada cuando hace dos años se le comunicó que tenía que dejar de ser celebrador de la Palabra, un servicio eclesial cada vez más común en la España vaciada, que permite a los laicos presidir una ceremonia dominical ante la falta de curas para celebrar misa.
En aquel momento, el ahora obispo saliente le instó a dejar esta misión argumentando motivos políticos. Sin embargo, según apunta el edil de su encuentro con el ya prelado jubilado, acabó reconociendo que su orientación sexual era el motivo del cese. «Me dolió muchísimo, pero me eché a un lado», comenta, tras aceptar la decisión que le llevó también a dejar la junta directiva de la cofradía de Semana Santa a la que pertenecía, así como el consejo parroquial. Rebajó el enfado de su familia y amigos, que amagaron con una rebelión parroquial y optó por continuar como un feligrés comprometido que no se limitó a acudir a la misa dominical. Sus vecinos comparten que es el encargado de organizar el Monumento de Jueves Santo, dirige el Víacrucis de Viernes Santo, es lector en las eucaristías, limpia el templo, viste a la Virgen y participa en la adoración semanal al Santísimo.
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