Juicio

Ana Sandamil, acusada de asesinar a su hija Desirée, pide "perdón"

Las acusaciones piden que sea condenada a prisión permanente revisable

Una semana después de iniciado el juicio en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Lugo, Ana Sandamil, la madre de Desirée Leal y única acusada por la muerte de la pequeña, ha hecho este lunes uso de su derecho a la última palabra para pedir “perdón”.

Tanto las acusaciones popular y particular como el ministerio fiscal piden para ella una pena de prisión permanente revisable al considerarla culpable del asesinato.

El juicio, que el Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG) ordenó repetir al considerar que el veredicto de culpabilidad no había quedado suficientemente motivado en el primero, ha quedado ya visto para sentencia, informa Efe.

Justo antes de su conclusión este mediodía, Ana Sandamil tomó la palabra para recordar que es una persona enferma “para siempre” y para pedir “perdón”. “No sé lo que pudo pasar”, ha señalado en relación con la noche en la que murió su hija de 7 años. “Ella y yo estábamos muy unidas”, ha añadido.

“Pido perdón”, ha espetado, y se ha dirigido tanto a su familia como a la “familia paterna por los daños causados”. Ha concluido su breve exposición con el ruego de “que se tenga en cuenta que padecía una enfermedad (mental) y padezco una enfermedad para siempre. Y nada más”.

El jurado del primer juicio, celebrado en febrero de 2022, declaró a Ana Sandamil culpable del asesinato de su hija y el tribunal gallego consideró que, a pesar de su trastorno mental, la procesada tenía capacidad para comprender lo que estaba haciendo y el alcance de sus actos cuando asfixió a su hija.

En virtud de ese veredicto, la Audiencia Provincial de Lugo la condenó a prisión permanente revisable, pero su defensa presentó recurso ante el TSXG, que ordenó repetir la vista oral al apreciar falta de motivación en el veredicto.

Según la primera sentencia, Sandamil drogó a la pequeña con un antidepresivo y posteriormente la asfixió con sus propias manos, ejerciendo presión en su cuello y obstruyendo también sus vías respiratorias, boca y nariz.