Estragos de la Covid-19
Una de cada tres operaciones, suspendida en el primer año de la pandemia
Si no se incrementa el rendimiento quirúrgico, se tardarán entre nueve y 84 años en recuperar la normalidad
Cuando la pandemia de la Covid-19 dejó espacio para la reflexión, muchos expertos advirtieron que la actividad quirúrgica había sufrido una preocupante paralización debido a que los recursos médicos y el personal fueron redirigidos hacia la asistencia de pacientes con infección por coronavirus. Así, muchas operaciones no urgentes fueron canceladas o pospuestas. En otros casos, fueron los propios pacientes quienes, debido a la incertidumbre y al temor a las consecuencias derivada de una posible infección, optaron por posponer o evitar las cirugías electivas.
Además, las restricciones de movimiento y los confinamientos dificultaron el acceso a los servicios de atención médica para algunas personas. Esto generó una significativa acumulación de casos pendientes de intervención. Según las estimaciones realizadas en el informe Monitorización de la Actividad Quirúrgica en España, elaborado por Proyecto Venturi en base a datos publicados por el Ministerio de Sanidad, entre 2020 y 2021 se dejaron de hacer 1.861.468 intervenciones quirúrgicas en los hospitales españoles. Es decir, casi 2 millones de personas tendrían que haber pasado por un quirófano –teniendo en cuenta la actividad de años anteriores y el nivel de crecimiento interanual de operaciones–, pero no pudieron hacerlo por la situación de emergencia que generó la pandemia.
La sanidad española, en el conjunto de todos los prestadores públicos y privados, llegó a realizar 5,39 millones de intervenciones durante el año 2019, máximo histórico. Este dato decreció precipitosamente en 2020, año en el que el número de operaciones se situó en 4,18 millones. En 2021, la cifra se recuperó ligeramente (un 11,5%) hasta alcanzar los 4,97 millones.
Sin embargo, lo verdaderamente preocupante no es la comparativa con respecto al año 2019, sino con la previsión para 2020 y 2021, años para los cuales se suponía que los datos absolutos alcanzarían los 5,47 millones y 5,55 millones, respectivamente. Así, pese a que en España hay una clara tendencia a aumentar la capacidad de intervenciones quirúrgicas anualmente –prueba de ello es que en el año 2019 se realizaron casi 750.000 intervenciones quirúrgicas más que en el año 2010–, por impacto de la pandemia, sólo en dos años se contrajo el número de intervenciones quirúrgicas en más de medio millón, llegando hasta 1,2 millones la disminución de la actividad en el año 2020 con respecto al anterior. Supone que, prácticamente, una de cada tres intervenciones quirúrgicas fue suspendida en el año 2020.
Quirófanos disponibles
Los quirófanos de los hospitales españoles venían de tener su mejor año en cuanto a actividad se refiere: en 2019 habían realizado 5.387.546 intervenciones quirúrgicas. Desde 2010 hasta el anterior a la pandemia las intervenciones quirúrgicas habían crecido en 700.000 al año. Tras la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, en 2021 se produjo una importante recuperación de la actividad, aunque no se recuperó del todo.
Estos datos de la actividad que no se pudo resolver como consecuencia de la pandemia se traducen, actualmente, en un incremento de la presión de la demanda quirúrgica. Según el informe, el dato asciende al 35% con respecto al momento previo 2019. «La presión de la demanda por la actividad quirúrgica no resuelta alcanzó en 2021 el 47%, cuando en 2019 se situaba en el 13,09%», apunta Antonio Burgueño, director de Proyecto Venturi. Este dato se calcula a partir de las intervenciones quirúrgicas no realizadas más la lista de espera, en relación con la capacidad máxima histórica experimentada por el sistema sanitario.
Así, el año siguiente a la irrupción de la pandemia, al menos, cuatro de cada diez intervenciones quirúrgicas se realizaron por parte de los prestadores sanitarios privados. Pero el informe también señala que ni la actividad pública ni la privada habían recuperado la capacidad de resolución previo a la pandemia. Además, en 2021, el peso porcentual de la actividad privada había disminuido con respecto a 2019.
Desafíos actuales
El informe recoge también que en el año 2022 crece más el número de pacientes en lista de espera estructural que los restantes Históricamente, ambos datos han venido experimentando una evolución paralela.
Así, aunque la situación actual permite hablar de un un alivio gradual, los desafíos persisten, con largas listas de espera y una demanda creciente de atención quirúrgica. «Los sistemas de salud se enfrentan ahora al reto de abordar este retraso y priorizar eficientemente las cirugías necesarias para garantizar el bienestar de los pacientes», advierte Burgueño. Y añade: «Este problema surge, además, en un sistema sanitario que tiene una capacidad de resolución máxima estimada de poco más de 5,5 millones de intervenciones y que mantiene un crecimiento promedio no superior a 1,7%, pero con oscilaciones de crecimiento que van desde 0,4% al 3,6%».
Tomando esos datos como referencia para dibujar unos escenarios posibles que permitan dar una dimensión del problema que ha ocasionado la pandemia, se hace una proyección del tiempo que se tardaría en resolver la actividad quirúrgica (resto de variables ceteris paribus). Se tardaría entre 9 y 84 años en restituir la situación pre pandemia.
Para lograr canalizar el problema, el experto considera fundamental incrementar el rendimiento quirúrgico.
«Teniendo en cuenta crecimientos de actividad que no superan las 170.000 intervenciones interanuales, se hace complejo canalizar los 1,86 millones de cirugías que se dejaron de realizar. Sin embargo, este informe ha pretendido también conocer la capacidad del sistema para asumir la realidad actual. A este respecto, hemos descubierto que donde mayor rendimiento medio - interpretado como el número de intervenciones quirúrgicas medias que se hacen por quirófano al año- se está consiguiendo en la concertación. Es decir, los quirófanos de los hospitales privados dedicados a la prestación pública son los que más rendimiento tienen», indica Antonio Burgueño. En este sentido, señala que las soluciones pasan, ineludiblemente, por un incremento de la optimización de los quirófanos con los que cuenta la sanidad española. «Sumar nuevos a los rendimientos actuales es costoso y netamente insuficiente para resolver el grave problema creado», asegura.
«Estamos trabajando en resolver la incógnita de si en el año 2022 se ha alcanzado la velocidad de crucero, primer paso para lograr incrementos que no solo resuelvan la demanda anual, sino que sean capaces de canalizar la presión asistencial excedida por impacto de la pandemia. Esto determinará cuanto crecerá la lista de espera quirúrgica en los próximos semestres», explica el experto.
Y concluye Antonio Burgueño: «Hay que ser creativos y trabajar todos conjuntamente hacia el que debería ser nuestro objetivo: buscar la mejor solución para aumentar la eficiencia quirúrgica y, con ello, la actividad anual para poder poner al día la atención sanitaria española. Esto requiere trabajar en dos niveles: tenemos que trabajar a nivel micro, buscando la mayor eficiencia productiva con las herramientas que tenemos (tecnología, capacidad organizativa, formación de los recursos humanos…), y a nivel macro, donde habría que ir hacia modelos que permitan mejores eficiencias», asevera.
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