Mascotas

Chema Martínez: "Es uno más de la familia, por eso no me gusta pensar en él como en una mascota"

El ganador de dos medallas de 10.000 metros en Europa adora a su Schnauzer de 5 años Runnin.

Chema Martínez saca a jugar a Runnin después de sus entrenamientos. Foto: Connie G. Santos
Chema Martínez saca a jugar a Runnin después de sus entrenamientos. Foto: Connie G. Santoslarazon

El ganador de dos medallas de 10.000 metros en Europa adora a su Schnauzer de 5 años Runnin.

«Como no podía ser de otro modo, mi perro, un schnauzer blanco de miniatura, se llama Runnin. Le quitamos la “g” cuando buscábamos nombre. Nos llegó como regalo de un amigo y ya lleva cinco años con nosotros», explica el que ha sido uno de nuestros mayores fondistas de la historia, y en cuyo palmarés destacan, entre otros premios, las dos medallas de 10.000 metros en los Campeonatos europeos de 2002 (oro) y 2006 (plata) celebrados en Múnich y Gotemburgo respectivamente. «Al principio –prosigue– fue un poco caótica su llegada porque nunca habíamos tenido un perro y debía hacerse a la casa y a mis tres hijos. Era un cachorrillo, hacía pis por todas partes y muchas trastadas. Pero eso cesó. Le educamos y ahora nos conocemos todos bien. No sube a ningún sitio, va y viene libremente, y duerme en un cestito al lado de nuestra cama. Eso sí, si un crío se pone malito, se va a su habitación y le vela desde su alfombra. Es muy protector». Si se levanta temprano, se toma un café mientas Runnin le mira con cariño «y te juro que le sentimos como uno más de la familia por eso no me gusta pensar en él como en una mascota. De hecho, mi mujer le dice: “vete con tu padre” o “llegan tus hermanos”. Eso sí, como dueño me ha elegido a mí». Al principio, Chema pensaba sacarle a correr con él, «pero al tener las patitas tan cortas no puede hacer tantos kilómetros. Por eso me voy a entrenar y, cuando llego, me espera y le saco a jugar. Él es más velocista que fondista». Aunque se alimenta de pienso, es tan sano como su amo y «come un montón de fruta, pero en trocitos pequeños. Le encantan el kiwi, la manzana, la granada..., pero probarlas, las ha probado todas, algo inusual en un perro», concluye este licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Máster en Comunicación y Periodismo, Máster en Gestión y Administración del deporte por el COE, con cuatro libros en su haber, y en plena promoción de «No pienses, corre» (Espasa) toda una filosofía de vida asentada en los pilares de la positividad y el bienestar físico. El peor momento son las vacaciones, «aunque intentamos llevárnoslo a todas partes. Si es en coche, fenomenal; en avión no tiene que ir en la bodega. Lo malo es cuando se tiene que quedar con un familiar, nos echa mucho de menos. Lo que no tengo es intención de darle un hermanito canino. Aunque si me animara sé que adoptaría porque da mucha pena ver a perritos desatendidos cuando puedes hacerles más felices y ellos te lo devuelven con creces», concluye el actual «coach», que no deja de marcarse retos. Runnin nos mira, espera un trocito de manzana y nosotros somos los culpables del retraso de su merienda.