
Pandemia
China refuta a la CIA: es "extremadamente improbable" que la Covid-19 provenga de un laboratorio
El pasado fin de semana el nuevo director de la CIA, John Ratcliffe, presentó una evaluación que la Administración Biden había mantenido en secreto sobre el origen de la pandemia

China ha recalcado que es "extremadamente improbable" que el agente patógeno detrás de la Covid-19 tenga su origen en un laboratorio, en respuesta a las recientes afirmaciones de la Agencia Central de Inteligencia de EE UU (CIA), que sugieren que esta hipótesis es más factible que una transmisión natural. Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, subrayó este lunes que la evaluación del equipo conjunto de expertos del gigante asiático y la OMS, fundamentada en exhaustivas inspecciones en los centros de investigación de Wuhan, respalda esta afirmación. Asimismo, enfatizó que este hallazgo ha sido ampliamente validado por la comunidad internacional y científica, reiterando la postura oficial del país. Una vez más, las autoridades chinas urgen a la administración Trump a “dejar de difamar y echar la culpa a otros países, y responder cuanto antes a las legítimas preocupaciones de la comunidad internacional”.
Han transcurrido cinco años desde que se registró el primer caso de infección por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) cerca del mercado de Huanan, en Wuhan, provincia de Hubei, China. Esta ciudad alberga desde 1956 el Instituto de Virología, que en 2015 inauguró el primer laboratorio de bioseguridad de nivel 4 del país. La proximidad geográfica entre los primeros casos de infección y la ubicación del instituto, sumada a la incapacidad para identificar de manera concluyente el ARN del virus en ninguno de los coronavirus aislados de murciélagos, junto con la ausencia de evidencia sobre un posible huésped intermediario en la transmisión, generan interrogantes persistentes sobre el origen real de este patógeno.
Ahora, la Agencia Central de Inteligencia estadounidense ha llegado a la conclusión de que el origen más probable de la pandemia, que ha causado estragos a nivel global, es un laboratorio en Wuhan, China. Esta revelación se hizo pública el pasado fin de semana por el nuevo director de la CIA, John Ratcliffe, quien presentó una evaluación que la Administración Biden había mantenido en secreto. Aunque la agencia expresa tener "poca confianza" en este veredicto, el cambio de postura marca una ruptura significativa con su visión anterior, que sostenía que el virus podría tener un origen natural.
No obstante, un informe publicado por Newsweek en 2020 reveló que los Institutos Nacionales de Salud de EE UU (NIH) financiaron el controvertido Instituto de Virología de Wuhan (WIV), señalado por algunos como un posible epicentro del agente patógeno responsable de la pandemia. El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, defendió este aporte de capital, afirmando que su finalidad era "proteger al pueblo estadounidense de laboratorios que no cumplen con los estándares".
La investigación ha desvelado un intrincado entramado de financiamiento al Instituto de Virología de Wuhan, dividido en dos fases clave. La primera, que se extendió entre 2014 y 2019, consistió en un ambicioso proyecto de 3.7 millones de dólares, orientado a la recolección y análisis del SARS-CoV-2 en murciélagos. Este esfuerzo estuvo liderado por la Dra. Zhengli Shi, apodada "la mujer murciélago", famosa por sus exploraciones en cuevas en busca de nuevos patógenos. Poco después, se activó una segunda fase con la misma inversión, pero esta vez enfocada en estudios de "ganancia de función". Este controversial enfoque investiga cómo un organismo puede adquirir la capacidad de infectar nuevas especies, generando preocupaciones sobre la ética y la bioseguridad en la investigación virológica.
Además, la conexión con los NIH ha suscitado inquietudes, sugiriendo que el gobierno estadounidense podría haber externalizado irresponsablemente análisis de alto riesgo. A pesar de las contundentes negaciones de funcionarios de ambos países y de numerosos estudios que aseguran que la Covid-19 no es un producto de ingeniería humana, muchos opinan que los vínculos entre estas entidades merecen un examen crítico y cuidadoso.
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