Ginebra
El CERN vuelve a la carga con la materia oscura
Ha llegado el gran día -otro- para el Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Este miércoles comenzará en Ginebra a explotar partículas a una velocidad sin precedentes, en lo que supone recoger datos por primera vez en más de dos años, un actividad que los científicos esperan les sirva para resolver el misterio de la «materia oscura» que tanto les intriga.
Según informan las agencias Reuters y Europa Press, el LHC colisionará protones a 13 tera electrón-voltios (Tev), casi el doble de la energía lograda en un período inicial de tres años que comenzó en 2010. Eso probó la existencia de la legendaria partícula del bosón de Higgs, un descubrimiento que dio paso a dos premios Nobel en 2013.
Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta qué revelará el LHC con su nueva colisión de partículas, versiones en miniatura del «Big Bang» que dio comienzo al universo hace 13.800 millones de años, pero los científicos esperan que genere evidencia de lo que ha sido llamada la «nueva física».
Este concepto incluye la «materia oscura» que se piensa equivale al 96 por ciento del universo pero que es totalmente invisible, y la súper simetría, bajo la cual todas las partículas visibles tienen equivalentes no visibles.
«Lo único que realmente sabemos es que hay una ‘nueva física’ porque el modelo que tenemos no está completo», ha dicho Luca Malgeri, un científico que trabaja en el centro europeo de investigación física CERN. «Podría estar relacionado con la materia oscura, o no. Podría estar relacionado con algo totalmente nuevo», ha agregado.
En un breve comunicado divulgado el martes, el CERN ha indicado que el colisionador comenzará a primera hora del miércoles a «entregar datos físicos por primera vez en 27 meses».
Los primeros resultados podrían conocerse pronto, ha añadido Malgeri, porque el colisionador ya buscó partículas pequeñas en pruebas anteriores, y una partícula más grande podría aparecer rápidamente, si las colisiones de alta capacidad energética son clave para su existencia.
Podría tener una interacción extremadamente débil con otras fuerzas, lo que explicaría la razón de que nunca antes fuera observada.
Europa Press/Reuters
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