Cambios climáticos

«La Niña» más esperada

Después del virulento fenómeno de «El Niño» este año, los meteorólogos se preparan para el efecto contrario el próximo otoño con sequías en América e inundaciones en Asia.

Los huracanes «Kilo», «Ignacio» y «Jimena», que se superpusieron en agosto del pasado año por el fenómeno meteorológico de «El Niño»
Los huracanes «Kilo», «Ignacio» y «Jimena», que se superpusieron en agosto del pasado año por el fenómeno meteorológico de «El Niño»larazon

Después del virulento fenómeno de «El Niño» este año, los meteorólogos se preparan para el efecto contrario el próximo otoño con sequías en América e inundaciones en Asia.

A estas alturas de abril lluvioso quizá sigamos sufriendo las consecuencias meteorológicas de uno de los fenómenos de «El Niño» más virulentos de los que se tienen registros. Y es que desde noviembre pasado venimos informando de que este año la famosa perturbación en los vientos que azotan el océano Pacífico en las cosas de Suramérica y que afecta al clima global es más grande de lo habitual.

Puede que el invierno más cálido y lluvioso en Norteamérica, la escasez de precipitaciones de nieve en nuestro país, las inundaciones en Chile, las olas de calor seco en Filipinas y la aridez extrema del centro de África estén teniendo que ver con la fortaleza de este «Niño» que de vez en cuando aparece sobre el Pacífico. Desde hace décadas no se tenían noticias de una modificación en el patrón de vientos tan severa. De hecho, algunos se han atrevido a llamarle «El Niño Godzilla», por su dimensiones.

Pero lo que hoy preocupa a los expertos es lo que vendrá después. Ahora que las aguas del hemisferio sur empiezan a enfriarse en su tránsito hacia el invierno austral, «El Niño» se debilita. Y es posible que para el próximo otoño le suceda un también virulento rebote: «La Niña». Con ella vendrá otra catarata de sucesos atmosféricos en dirección opuesta a los vividos este año (sequías en América, inundaciones en Asia...)

Se sabe que «El Niño» y «La Niña» son parte de un complicado ciclo meteorológico que puede durar entre cinco y siete años y que tiene que ver con la dirección de los vientos entre el Pacífico central y el Pacífico oriental. Habitualmente, los vientos alisios ecuatoriales circulan de Este a Oeste. En el Pacífico eso significa que arrastran aguas superficiales calientes desde las costas de Perú o Ecuador hacia el interior del océano. Pero de vez en cuando los vientos es estabilizan o cambian de dirección. Esto provoca que no se arrastren las aguas cálidas. La temperatura del mar en esas costas aumenta y, como consecuencia de ello, el clima de todo el planeta varía. Es «El Niño».

Pasado este fenómeno, las aguas pueden volver a enfriarse dando lugar a lo que los meteorólogos llaman «La Niña».

Todos estos cambios en la piel del océano están acompañados de alteraciones en la atmósfera, aunque no siempre se producen consecutivamente. Un enfriamiento de «La Niña» no siempre es consecuencia inmediata del calentamiento de «El Niño». Pero los datos históricos demuestran que cuanto más severo es el segundo, más fácilmente se reproduce la primera. Un Niño poderoso genera ondas de gran escala en el océano. Las llamadas ondas Kelvin provocan calentamiento. Otro set de ondas, las de Rossby, van en dirección contraria y enfrían el Pacífico oriental. Es como si «El Niño» albergara el mecanismo de su propia destrucción. Cuanto más potentes son las ondas Kelvin, mayor reacción en contra reciben.

Teniendo en cuenta este juego de compensaciones, el investigador del clima de la Universidad de Columbia Anthony Barnston ha determinado que hay más de un 50 por ciento de probabilidades de que el próximo otoño se desarrolle una «Niña» y que es prácticamente descartable que se reproduzca de nuevo un «Niño» en 2017. El fenómeno de enfriamiento podría durar dos o tres años ya que las ondas que subyacen al suceso «Niña» son más estables. De momento es difícil definir cuán poderosa va a ser «La Niña» que está por venir. Pero por episodios anteriores sí sabemos cuál puede ser su impacto en el clima global: condiciones más húmedas de lo normal en América Central, frío y sequedad en el sur del continente, veranos muy lluviosos en el sur de Asia... En definitiva, una variación drástica de los sucesos que han ocurrido este año... Habrá que seguir de cerca la evolución de las temperaturas en ese área del mundo donde «El Niño» y «La Niña» juegan con el clima mundial.