Accidentes de tráfico

Un estudio confirma el peligro de los conductores noveles

El riesgo de colisión durante los tres primeros meses es ocho veces mayor que cuando estaban aprendiendo, según un investigación en la que se ha grabado con cámaras a los nuevos conductores

Un conductor novel por las calles de Madrid / Gonzalo Pérez
Un conductor novel por las calles de Madrid / Gonzalo Pérezlarazon

Los conductores adolescentes tienen ocho veces más de probabilidades de estar involucrados en una colisión de tráfico o en un incidente menor durante los primeros tres meses después de recibir su carné de conducir que cuando estaban aprendiendo.

Así lo ha confirmado una investigación realizada por un grupo de científicos en Arizona (Estados Unidos), que ha comprobado también que estos conductores noveles tienen muchas más posibilidades de verse implicados en “sustos” como frenazos bruscos, volantazos o acelerones inesperados. En esta ocasión, el riesgo es cuatro veces mayor.

El estudio, publicado en la revista Journal of Adolescent Health, comparaba los hábitos al volante en los momentos previos a obtener la licencia de conducir definitiva, cuando los conductores iban con un permiso de aprendizaje provisional, con el momento en el que recibían el carné. La conclusión de los investigadores es que eso de lanzar a las calles al conductor novel sin la supervisión de un adulto no es una buena solución.

"Dado el repentino aumento del riesgo de un accidente y lesiones cuando el adolescente comienza a conducir de forma independiente, nuestras conclusiones sugieren que pueden beneficiarse de una reducción más gradual de la supervisión de un adulto durante los primeros tres meses de conducir solos", afirma Bruce Simons-Morton, Ed.D, M.P.H., investigador senior en el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver, responsable del estudio.

La particularidad de esta investigación, de la que informa la web EurekAlert, es que hace un seguimiento a los mismos conductores desde que comienzan sus clases hasta el primer año de conducción en solitario, a través de la información recogida por una serie de cámaras instaladas en los vehículos y un software desarrollado para este estudio.

Para perfeccionar aún más las conclusiones, los investigadores sentaron en los mismos coches a los padres de los adolescentes con el carné recién estrenado, y les sometieron a circunstancias de la conducción similares. El resultado fue que las maniobras de última hora y los reflejos de los padres evitaron alguna que otra colisión. La experiencia, en este caso, es un grado.

El estudio incluyó a 90 adolescentes y 131 padres en Virginia, y el sistema de recopilación de datos fue desarrollado por el Virginia Tech Transportation Institute en Blacksburg.

Una parte de este mayor riesgo asociado a los conductores noveles se explica no sólo por la falta de práctica, sino por la asunción de una conducción arriesgada. En la época de aprendizaje, por cierto, no se encontraron diferencias en este aspecto entre hombres y mujeres, pero sí en el momento en el que se suben al volante sin supervisión, cuando los chicos adolescentes tuvieron un índice de conducción arriesgada más alto.