Bombardeos
Cómo actuar en caso de una detonación nuclear para sobrevivir
Existe un protocolo de rápida reacción para disminuir los riesgos ante una bomba de este calibre
Las fantasías distópicas en las que la vida humana, tal como la conocemos dejaría de existir, corren el peligro de convertirse en realidades, al menos así lo plantean algunos posibles (pero improbables) escenarios de la geopolítica actual. Los conflictos armados ya se dan como en siglos pasados, ahora involucran a multitud de países que se mueven en la misma órbita.
La cara mala de la globalización es ésta, la implicación de muchas naciones en las guerras, aun cuando no se den directamente en sus propios territorios. Se está viendo con la guerra desatada desde la invasión de Rusia sobre territorio ucraniano, que ya comenzó en 2014 con la Península de Crimea. Desde principios de 2022, los países occidentales están tratando de ayudar a Ucrania de liberarse de la tiranía de Vladimir Putin, ya sea con el envío de armamento o de ayudas. Los rusos, por su parte, han encontrado apoyo en otras naciones para aminorar el peso económico de las sanciones impuestas por Occidente.
El peligro de una 'guerra atómica'
Sin embargo, Putin lleva un tiempo amenazando con emplear armas nucleares capaces de "destruir la civilización" ante la posibilidad de que algún miembro de a OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) envíe tropas a Ucrania o autorice el uso de misiles de largo alcance contra suelo ruso, como ya han pedido en alguna ocasión. Aunque es una treta común en el exmiembro de la KGB (la agencia de inteligencia soviética), nunca se debe descartar la posibilidad de sus palabras pasen del amedrantamiento.
El mundo ya estuvo a punto de sufrir una gran catástrofe nuclear durante la 'Guerra Fría' entre 1947 y 1991, cuando Estados Unidos y la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) se 'echaron un pulso' y midieron las caras indirectamente en conflictos en terceros países. Los llamados 'dos grandes' bloques ahora pueden ser más plurales, pero no parece haberse agotado la amenaza.
En el día de ayer, explicábamos en LA RAZÓN cómo la cadena de televisión rusa Tsagrad TV habría compartido una serie de imágenes que recreaban con detalle cómo afectaría un ataque nuclear sobre Londres. Según la emisora simpatizante del Kremlin, morirían cientos de miles de personas en la capital de una nación que opera en el mismo ámbito que España.
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El pulso que Putin está intentando librar con las potencias occidentales ha hecho saltar la alarma en países europeos como el nuestro, ya que afortunadamente no estamos acostumbrados a esta clase de amenazas de guerra tan directas. Aunque lo más probable es que no pase de la valentonada, conviene conocer el protocolo de actuación ante una situación de bombardeo de este calibre.
Cómo actuar en caso de una detonación nuclear para sobrevivir
Si durante el momento de la explosión uno se encuentra en el radio más próximo al punto de detonación, su muerte sucedería prácticamente al instante, casi sin llegar a sentir dolor por la velocidad de la destrucción masiva. En este caso poco hay que hacer, aunque siempre es posible actuar rápido para tratar de evitar todos los daños posibles, especialmente si se está algo más alejado del foco principal.
La Comisión Internacional de Protección Radiológica ('ICRP', por sus siglas en inglés) es una institución dedicada a la divulgación de recomendaciones para la protección radiológica, como puede ser el caso de una detonación nuclear. Según la ICRP, es crucial actuar con rapidez, y los primeros instantes desde la explosión son cruciales para marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Aunque advierten de que quienes se encuentren a pocos cientos de metros de la detonación tienen mínimas probabilidades de sobrevivir, si no se encuentra uno muy cerca del radio de explosión inicial, se cuenta con aproximadamente 10 minutos clave. Lo primero que hay que hacer es correr a refugiarse en el interior de un edificio antes de que llegue la lluvia de partículas radioactivas.
Lo más recomendable es instalarse en construcciones de hormigón o ladrillo, y dirigirse al sótano, aunque los aparcamientos subterráneos y el metro también son buenos refugios temporales, aseguran. Si se sospecha que se ha sufrido exposición a la lluvia de partículas radioactivas, debemos deshacernos de las capas exteriores de ropa y los zapatos, guardarlos en una bolsa cerrada y frotarnos la piel y el cabello. Lo mismo debe aplicarse a las mascotas.
La comida y los medicamentos solo serán seguros si se encontraban en el interior antes de la explosión. Se debe buscar una forma de comunicación, a ser posible por radio AM/FM para acceder y estar pendiente de las indicaciones. A menos que se ordene lo contrario, habrá que permanecer confinados el tiempo que sea necesario.
Según explican desde ICRP, el peligro que produce la lluvia radiactiva disminuirá rápidamente, pero no se deberá salir del refugio hasta 12 o 24 horas después de la detonación, a menos que haya una amenaza por un peligro inmediato o que así lo informen las autoridades pertinentes.
Los expertos desaconsejan encarecidamente la autoevacuación hasta que se hayan identificado las áreas peligrosas por la lluvia radiactiva y se hayan establecido rutas seguras de evacuación. Igualmente, aseguran que de poco sirve tratar de huir en coche, ya que seguramente se produzcan grandes atascos. Y, por supuesto, habrá que evitar estar cerca de puertas o ventanas.
La ICRP ha compartido una lista de objetos básicos que guardar en un lugar adecuado para funcionar como refugio:
- Un kit de supervivencia, que incluya una linterna con pilas de repuesto, baterías portátiles y una radio AM con pilas.
- Un botiquín de primeros auxilios con utensilios y medicamentos para tratar lesiones y quemaduras, así como medicamentos de uso habitual.
- Una reserva de agua potable embotellada (2 L por día por persona) y agua para la higiene y descontaminación (2-4 L por día por persona) para varios días. Se recomienda encarecidamente tener reservas para una semana o dos. No olvidar una reserva de agua adicional para las mascotas.
- Alimentos no perecederos (por ejemplo, latas de conserva) para varios días, incluidos alimentos para mascotas.
- Ropa y calzado de recambio.
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