Cargando...

La Razón Solidaria

Cómo saber si nuestro perro es feliz

La veterinaria Eva Sánchez-Paniagua detalla qué gestos, actitudes y comportamientos indican que nuestra mascota está disfrutando del verano de manera saludable

Cachorro de perro jugando feliz en el jardín Dreamstime

El verano no solo transforma nuestras rutinas, también influye en el estado de ánimo y el bienestar de los perros. Los expertos caninos de Clinicanimal explican que los días más largos, las temperaturas elevadas y la mayor actividad al aire libre generan cambios que, si se gestionan bien, pueden traducirse en una etapa muy positiva para ellos.

Sin embargo, no siempre resulta evidente detectar cuándo un perro está disfrutando de la estación y cuándo podría estar sufriendo el calor o el estrés propios de estas fechas.

La veterinaria de Clinicanimal, Eva Sánchez-Paniagua, explica que «cada perro expresa la felicidad a su manera, pero hay comportamientos y señales comunes que nos ayudan a saber si realmente está cómodo y estimulado». Según la experta, la clave está en observar la actitud general, el nivel de energía y la interacción con el entorno.

La disposición al juego es uno de los signos más claros. Un perro que corre con entusiasmo, mueve la cola de forma amplia y espontánea y busca la interacción con su familia probablemente esté atravesando un momento de bienestar. Este comportamiento suele ir acompañado de una postura corporal relajada y confiada: orejas en posición natural, músculos sueltos y mirada curiosa.

El apetito equilibrado y los periodos de descanso profundo tras la actividad son también buenos indicadores. Sánchez-Paniagua añade que, en verano, es frecuente que los perros muestren más interés por explorar, olfatear y socializar: «El entorno veraniego está lleno de estímulos nuevos: desde el olor de la hierba húmeda al amanecer hasta la arena de la playa o el sonido de otros perros jugando. Todo esto, si se vive en condiciones seguras, puede enriquecer mucho su día a día.

No obstante, la veterinaria recuerda que el exceso de calor puede alterar su comportamiento: «Si notamos jadeo excesivo, apatía o que busca constantemente lugares frescos, es señal de que debemos bajar el ritmo de actividad y ayudarle a regular la temperatura corporal. Si observamos signos como hipersalivación, mucosas enrojecidas o pálidas, vómitos, incoordinación; nuestro animal puede estar sufriendo hipertermia o golpe de calor, que es una emergencia veterinaria».

La gestión de las rutinas es fundamental para que el verano sea una experiencia positiva. Los paseos deben programarse en las horas más frescas del día, evitando el asfalto caliente que puede dañar sus almohadillas. Las actividades acuáticas, como juegos en piscinas adaptadas o chapoteos supervisados en zonas habilitadas, ayudan a ejercitar el cuerpo mientras se mantiene una temperatura adecuada.

La hidratación es otro pilar. «El agua debe estar siempre disponible, fresca y limpia. En días especialmente calurosos, puede ser útil añadir pequeños cubitos de hielo al agua (siempre en cantidad moderada para evitar molestias gástricas) o recurrir a snacks húmedos que contribuyan a una mejor hidratación», aconseja Sánchez-Paniagua.

El juego supervisado en espacios abiertos y sombreados estimula su mente y fortalece el vínculo con la familia. La experta también recomienda aprovechar las tardes para actividades de estimulación olfativa o de entrenamiento positivo, que pueden realizarse incluso en interiores para evitar las horas de más calor.

Como dato curioso, los diversos estudios de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) y del Dog Cognition Centre han demostrado que los perros utilizan expresiones faciales (como relajar la boca y levantar ligeramente el labio superior) en contextos sociales positivos, especialmente cuando interactúan con personas. Esta «sonrisa canina» no solo es una señal de felicidad, sino también una forma de comunicación para reforzar el vínculo.