Medios de Comunicación
Andrea Ropero: «No me gustan las uvas, llevo catorce años sin tomármelas»
De «laSexta Noche» pasará a presentar las campanadas en laSexta, algo que vive con ilusión y responsabilidad
«Sorpresas te da la vida», cantaba Rubén Blades y Andrea Ropero se ha topado a finales de este año con un sorpresón, un privilegio reservado a apenas un puñado de periodistas y comunicadores: dar las campanadas junto a Alberto Chicote en laSexta. La periodista abandonará por una noche el gesto serio y cargado de responsabilidad que muestra cuando presenta los informes políticos y económicos en «laSextaNoche». A cambio se la podrá ver en su salsa: con una sonrisa y naturalidad por bandera con el objetivo de transmitir optimismo. Es necesario en esos 60 segundos en los que cada español reserva para sí un puñado de sueños por cumplir en 2016. A Ropero no le preocupa darse la vuelta como un calcetín para ofrecer su versión más amable y, ¿por qué no decirlo?, más guasona.
–De «laSexta Noche» a las campanadas. Eso es un triple salto mortal...
–Ja, ja, ja. Tiene razón, lo es. Lo único que espero es caer bien. La verdad es que no contaba con esa oferta, fue una sorpresa.
–¿Y cómo reaccionó?, porque me imagino que se le quedaría un semblante no sé si de susto o de alegría.
–¿Sinceramente? Me quedé en blanco, pero al segundo ya acepté la propuesta. Me va a permitir que los espectadores conozcan un nuevo registro como comunicadora. Además es una noche mágica que todos hemos visto año tras año. Y esta vez, no seré espectadora, estaré al otro lado. Para mí significa un plus de emoción. Creo que es un guiño que la cadena me ha hecho y espero no decepcionarles.
–Usted lleva mucho tiempo manejándose en programas en directo. Es consciente que el día 31 se lo juega todo en un minuto...
–Sí, es mucha responsabilidad porque te están viendo millones de personas y depende de nosotros, si lo hacemos bien o no, que entren con buen pie en 2016. Sin embargo, si quiere que le diga la verdad no sé qué es más fácil: si lidiar con los políticos cada sábado o con las campanadas.
–Una recomendación si me permite: Ramón García me comentó el otro día que lo más sensato para los presentadores es no tomarse las uvas en directo.
–Llevó 14 años sin comerlas porque no me gustan, las sustituía por trocitos de chocolate y golosinas. Pero lo he estado meditando y mi objetivo es tomármelas con piel y pepitas. Espero que todo salga bien. No quiero pasar a la historia como la presentadora que se atragantó con las uvas. De todas formas, Alberto Chicote me ha dicho por su experiencia de otros años que a veces no da ni tiempo, ya que sobre todo se está pendiente del reloj.
–¿Hay otro consejo que le haya dado Chicote?
–Uno que me gusta mucho: «Tranquila, porque cuando te asomas al balcón y te saluda la gente te sientes como una estrella del rock and roll». Debe de ser un chute de energía ver a tantas personas abajo. Para mí será una novedad. Tenga en cuenta que el plató de «laSexta Noche» es más encorsetado. Aunque se emita en directo todo está mucho más controlado.
–Dicen que entre los presentadores de las distintas cadenas también hay muy bien ambiente esa noche.
–Sí, a mí también me lo han comentado. Tenga en cuenta que estamos todos en el mismo edificio en diferentes balcones en los que estamos haciendo lo mismo.
–Supongo que esta oportunidad le habrá cambiado los planes de Nochevieja.
–Sí, normalmente estos días los paso en un pueblo de Huesca con mis amigas. Ellas se quedan allí, pero a cambio vienen mis padres y eso que les cuesta mucho venir a Madrid para ver cómo trabajo. Pero esta vez mi madre está encantada, me acompañará a Sol.
–Está de más decir que el primer beso será para ella.
–Ya se verá. Me imagino que el primero se lo daré a Chicote por la proximidad, ya que estaremos compartiendo plano. Pero el segundo seguro que va a ser para ella.
–¿Cómo lleva los ensayos de las campanadas?
–Le confieso que todavía no hemos hecho demasiados. Hemos hecho una lectura del guión y nos falta el ensayo definitivo que será unas horas antes de las doce de la noche. La mecánica está muy asimilada. Lo que hay que hacer es relajarse y mostrarse natural.
–¿Y usted cómo es?
–A ver cómo se lo explico: en «laSexta Noche», al ser un programa político y económico en el que hablas de temas muy serios, debo estar seria para ofrecer la máxima credibilidad y rigor. Pero fuera de las cámaras soy una mujer muy risueña y divertida. Espero que me veáis así en Nochevieja.
–Me acaba de decir que prácticamente no han preparado todavía nada. Imagino que el vestuario sí que estará ya decidido para que no les pille el toro.
–Claro, Chicote y yo nos enviamos continuamente WhatsApp con fotografías en los que nos enseñamos los distintos diseños que nos proponen y opinamos sobre ello.
–Este año parece que se llevan las capas...
–No es mi caso, pero le aviso: tampoco le voy a dar detalles sobre el vestido.
–Perdone, pero ni que fuese un secreto de Estado...
–Hay que ser realistas: lo primero en lo que se fija el espectador es en cómo vas vestido. Sólo le diré que es precioso, es elegante y con un punto sexy al ser una noche tan especial. Me siento comodísima con él.
–¿Alguna superstición?
–Sólo una: meter un anillo en la copa de champán. Y la dejé porque me di cuenta de que no me daba suerte. ¿Las uvas? Se lo diré en los primeros meses de 2016.
–Cuando se apaguen las cámaras, ¿empezará para usted la fiesta?
–Seguro que también me lo voy a pasar bien antes. Comeré con mis padres y después, ya en el plató habilitado en uno de los pisos frente al reloj, habrá una cena ligera. Luego me iré con mis compañeros a celebrar el año nuevo.
–¿Cree que presentar las campanadas va a significar un antes y un después en su carrera?
–No me lo planteo. Llevo nueve años en la cadena y estoy muy a gusto en «laSexta Noche». Tenga en cuenta que hemos logrado que un sábado en «prime time», los espectadores nos elijan. Al principio parecía una quimera que se fuesen a interesar por un programa de debate político y económico, en el que se habla del PIB... pero hemos conseguido armar un espacio muy ágil y dinámico en el que no hay tiempos muertos.
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