Fotografía

El peligro de la autocensura global

Eel dibujo de «The New Yorker» realizad por la ilustradora española Ana Juan, que se ha convertido en la portada homenaje que la revista prepara para el 19 de este mes sobre los ataques.
Eel dibujo de «The New Yorker» realizad por la ilustradora española Ana Juan, que se ha convertido en la portada homenaje que la revista prepara para el 19 de este mes sobre los ataques.larazon

«The Economist» alerta a los medios de comunicación que no quisieron publicar las viñetas de «Charlie Hebdo» el día de la muerte de 12 personas de que eso significa «matarlos otra vez»

El ataque a la revista satírica «Charlie Hebdo» el 7 de enero planteó en las redacciones de los medios de comunicación de todo el mundo una disyuntiva profesional que no estaba carente de consecuencias éticas y morales. Las televisiones, la Prensa escrita y los medios digitales se vieron obligados a discutir cómo ilustrar sus publicaciones y emisiones de cara a informar a sus lectores y espectadores sobre la matanza de 12 trabajadores a manos de un grupo de yihadistas. Las posibilidades que barajaron eran principalmente tres: incluir en un lugar preminente alguna de las portadas más polémicas de la publicación francesa, que incluyera aquellas en las que se mostraba al profeta Mahoma, en defensa de la libertad de expresión; reproducir la foto del vídeo que muestra el ajusticiamiento de un policía debidamente pixelado, y la última, que fue optar por un fondo negro en el que destacase el grito mundial de protesta –el hastagh más extendido desde que existe Twitter– de #Jesuischarlie («Yo soy Charlie»). En términos generales y casi de manera unánime, los medios optaron por no publicarlas, incluyendo a los americanos, como «New York Times» y la CNN, y decenas de cabeceras europeas. Algunos como la agencia AP han querido explicar sus razones para no reproducir las caricaturas de «Charlie Hebdo», mientras que «The Economist» no entiende ninguna excusa: ni las que se amparan en la ética del medio, ni razones editoriales o incluso el miedo a sufrir ataques.

Valor noticioso

«Stéphane Charbonnier, Jean Cabut, Geroges Wolinski y Bernard Verlhac, los dibujantes asesinados, conocían el riesgo que asumían practicando su lacerante arte satírico. Se resistieron a censurarse y ahora están muertos», defendió el semanario un día después de la matanza, tras observar las portadas del resto de medios. Para ellos, las reacciones de la mayoría es igual que «seguir las órdenes de los terroristas». En referencia a los distintos argumentos para tomar estas direcciones editoriales, «The Economist» considera «un elemento absolutamente esencial de esta noticia» lo que medios como «CNN y otros tratan de evitar, como el sentido del insulto, la provocación o el peligro». Para terminar, aseguró que «si eliminamos sus viñetas ahora, si suprimimos el trabajo por el que perdieron la vida, los estamos matando otra vez». Ni siquiera los portales de internet, que podrían considerarse ajenos a las reglas del papel, se pusieron de acuerdo. Algunos lo hicieron con posterioridad al ataque, como BuzzFeed, «Business Insider», «The Huffington Post», «Gawker» y «The Daily Beast», cuyo editor ejecutivo, Noah Sachtman, alegó que había tenido «cero dudas» al publicar una galería de imágenes de portadas de la revista satírica, ya que las imágenes, según su criterio, «tenían un valor noticioso inherente»; más allá de la información, lo tildó de «muestra de solidaridad». «En general estamos del lado de la libre expresión en todas partes, especialmente frente a este horrible ataque», subrayó. Aprovechó también para arremeter contra Associated Press, llamándoles «cobardes» por no distribuir ninguna imagen de las caricaturas de «Charlie Hebdo». Ante el aluvión de preguntas recibidas en la redacción de la agencia, ésta decidió publicar en su blog una explicación a su decisión editorial. «AP se esfuerza por no ser una cinta transportadora para las acciones e imágenes destinadas a burlarse o a provocar a las personas sobre la base de la religión, la raza o la orientación sexual». Se escudan en que tampoco siguieron la corriente de publicar las «caricaturas danesas» de 2005 en el diario «Jyllands Poste». Aunque reconocen que algunas imágenes puden ser en sí mismas noticia, no quieren «alimentar un tipo de llamas que los provocadores producen al generar materiales cada vez más ofensivos y acusándonos de censura cuando no picamos». «The Washington Post» sí que publicó el 8 de enero una de las imágenes, según el encargado de editoriales, Fred Hiatt, porque creyó que «ver la portada ayudará a los lectores a entender de qué trata todo esto». La CNN decidió describir los dibujos pero sin mostrarlos, porque «estamos buscando activamente la mejor forma de abordar los temas y las imágenes clave». Uno de los más criticados fue el rotativo «The New York Times», que optó por la foto del tiroteo y que explicó que «tras cuidadosas consideraciones» decidió «que con describir las viñetas en cuestión le daríamos a los lectores suficiente información para entender la noticia». En esta línea se encuentra el «Philadelphia Inquirer»: «La idea de insultar gratuitamente a decenas de millones de musulmanes en lugar de describir algo con palabras no es algo a contemplar». La cadena NBC, decidió que no mostraría ningún dibujo «que pudieran considerarse faltos de tacto o insultantes»; la misma postura adoptada por ABC News, mientras que la CBS defiende el criterio de sus editores sea cual fuere. La Fox no televisó las caricaturas, aunque sí incluyó varias en una galería en internet.

En Europa el diario «The Telegraph» es de los que prefirió quedarse con medias tintas y publicó una foto de un ejemplar de la revista en la que se había pixelado la caricatura (como hizo el neoyorquino «Daily News»), para luego utilizar una imagen del fallecido Stéphane Charbonnier, pero muy recortada, con lo que no se aprecia el dibujo de la portada que sostiene. En Dinamarca el «Jyllands Posten» evitó las caricaturas mientras que el resto de diarios sí las utilizaron. Alemania destacó por la portada de «BZ», que colocó 18 de la revista en la suya. «Il Corriere della Sera» dedicó toda una página a varias caricaturas. LA RAZÓN, como saben nuestros lectores, sí publicó las caricaturas.