Tecnología

El control mental, campo de batalla del siglo XXI

A mar, tierra, aire, espacio y cibereespacio se ha sumado el campo cognitivo. Las nuevas guerras se ganan en el frente pero, sobre todo, en la opinión pública y la mente del enemigo al que se llega por las redes sociales y la IA

DOMINIO COGNITIVO
En esta nueva guerra, el vencido se convierte en el nuevo soldado del enemigo al difundir los mensajes de los que se ha convencidoDREAMSTIME

Año 2017. En un discreto edificio de San Petersburgo se esconde una granja de trolls. Tras sus muros trabajan decenas de veinteañeros fabricando y difundiendo noticias que distribuyen por redes sociales. Se sospecha que los troles rusos han influido en las elecciones presidenciales de EE UU del año anterior, información que queda confirmada en 2023 por un dirigente de la organización paramilitar Wagner que admite haber creado y financiado la granja. Año 2025. TikTok se llena de imágenes e informaciones que apuntan a que China está lanzando ayuda humanitaria desde aviones a la franja de Gaza. Las imágenes están manipuladas, fabricadas con IA y no hay forma de contrastar su veracidad.

Desinformación, bulos, IA y redes sociales. La tecnología ha trasladado el frente de batalla a la mente de los ciudadanos. El llamado dominio cognitivo es el último espacio de la guerra que se suma a mar, tierra, aire, espacio y ciberespacio. Su objetivo: conseguir exactamente las reacciones deseadas y desestabilizar al enemigo. «Estamos en un contexto global de inestabilidad absoluta en el que la guerra cognitiva es el sustituto del conflicto bélico tradicional. El bombardeo de las audiencias con mensajes constantes y repetitivos buscan modificar la forma de pensar de las personas, apelando, sobre todo, a sus sesgos. Un ejemplo para entenderlo es el bombardeo constante de China sobre la sociedad taiwanesa con mensajes de lo mal que les va con los gobernantes que tienen (nacionalistas) y lo bien que les iría si se reunificaran. A lo que aspiran es, a que en un momento dado, si se produce una invasión de Taiwán, la población renuncie a combatir», explica Daniel Iriarte, periodista especializado en seguridad global y autor de «Guerras cognitivas: cómo Estados, empresas, espías y terroristas usan tu mente como campo de batalla».

Ejemplos hay cientos porque todo el mundo aspira a ejercer control sobre la mente de los ciudadanos: gobiernos, empresas… «Si se quiere subir el gasto de defensa, obviamente te tienen que convencer de que hay alguien malísimo que te quiere matar o que va a destrozar tu vida en cualquier momento, Otro ejemplo de la sutileza de estos juegos de manipulación es el de Egipto, donde cada año se celebra como una victoria la guerra de Yom Kipur. Y aunque parezca mentira, todos somos presa fácil, porque además saben muy bien cómo jugar con nuestras emociones. La mente al final es nuestro verdadero talón de Aquiles», comenta el coronel Pedro Baños, quien además recuerda que estas técnicas vienen de lejos. «El gran salto se dio en la Primera Guerra Mundial, cuando se profesionalizó esta guerra cognitiva, con las campañas de propaganda. Se dieron cuenta de que las guerras no solo se ganaban en el campo de batalla, sino también en la mente de las personas. Hay que ser capaces de imponer, de dominar el ámbito de la narrativa y del discurso y desde la guerra de Vietnam no hablamos tanto de propaganda sino de desinformación, manipulación mediática, operaciones psicológicas y de influenciar a la población».

Todo el mundo

Sería un error pensar que es solo Rusia o China (nuestro polo enemigo por así decirlo) intenta influir y manipular nuestras mentes a través del sesgo. «Hoy las grandes potencias, o incluso la propia OTAN, realizan maniobras de guerra cognitiva. Los ejércitos, los servicios de inteligencia intentan ser los que impongan su narrativa, y al mismo tiempo minimizan o hacen que pase desapercibida la narrativa del contrario. El ejemplo de Rusia está muy trillado así que podemos hablar de la imagen peyorativa que se intenta trasladar permanentemente de China. Y tampoco olvidemos que en Europa están prohibidos los medios rusos. Es decir, manipula todo el mundo: Rusia, China, la UE», matiza Barros.

Los nuevos ecosistemas digitales permiten campañas de manipulación y desestabilización más rápidas y baratas y en este contexto la IA facilita aún más las cosas. Algunos de los videos manipulados de China en Gaza acumulan 1,6 millones de visualizaciones. «Estamos empezando a ver aplicaciones prácticas de la AI a este tipo de campañas. Es cierto que igual todavía están en estado embrionario, pero la historia tecnológica demuestra que cada vez que se implementa una nueva tecnología aparecen actores que encuentran una manera de utilizarla para hacer el mal. El eslabón débil de la cadena somos los humanos, porque estas campañas apelan a nuestros sesgos y esto lo demuestra el hecho de que muchas veces en lugar de trabajadísimas deep fakes, funcionan mejor las falsificaciones baratas, incluso los memes de humor, precisamente porque consiguen tocar la tecla adecuada en las mentes de las audiencias», matiza Iriarte a quien el preocupan «la difusión de bulos sobre actos violentos de la inmigración para movilizar cacerías como ha sucedido en Reino Unido o el uso que están haciendo grupos yihadistas de TikTok para reclutar a menores». El autor considera que la única forma de protegerse es a través de campañas de alfabetización digital. «Es decir, enseñar a las personas a desconfiar de según qué noticias y verificar de dónde vienen».

Leer el pensamiento

El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido ha anunciado un ensayo en el que busca mejorar el estado de ánimo de los pacientes mediante la implantación de un chip que modifica la actividad cerebral. El dispositivo mapea la actividad neuronal y emite pulsos para despertar grupos específicos de neuronas. ¿Qué pasaría si este tipo de dispositivos que vemos anunciados por grandes empresas tecnológicas no solo leyeran la actividad cerebral y se aplicaran para controlar dispositivos con la mente, sino que se utilizaran para modelar, reprogramar, influir en el pensamiento y el comportamiento de las personas fuera de un ensayo clínico? ¿Qué pasaría si cayeron en malas manos?

Hace un año, IE University publicó un estudio en el que se habla del peligro que representa la creciente cantidad de datos personales que generamos al usar internet, redes sociales, etc. y cómo estos proporcionan información sobre nuestras preferencias, comportamientos y estados emocionales. Además, alerta, «en un futuro próximo, la Realidad Aumentada, la Realidad Virtual o las Interfaces Cerebro-Computadora y los datos neuronales que genera su uso, podrían permitir a los actores piratear la realidad que nos rodea, o nuestros estados de ánimo y reacciones, para moldear nuestro comportamiento». ¿Nos deberían preocupar nuestros «neuroderechos» ante estas nueva generación de aparatos smart? En países como Chile se está trabajando en proteger legalmente la privacidad cerebral. «Estos avances tienen sus ventajas, pero también son nuevos elementos para ejercer el control, ya de por sí enorme, hacia el ciudadano. El mero hecho de que cualquier dispositivo lleve el apellido Smart, significa que ya es un espía que recopila datos, sea una televisión, el móvil, la lavadora o el aspirador o un chip para controlar dispositivos», comenta Baños.

Medios que no son tales

«Russia Today o Sputnik no están concebidos como medios de comunicación al estilo de cadenas como France 24, la BBC o Al Jazeera, , sino que son herramientas de desestabilización. Un ejemplo muy claro está en la forma de tratar ciertos temas que preocupan. La forma de RT de hablar de la inmigración en Europa; cuando la información se dirige a audiencias de izquierdas se afirma que la UE traiciona sus valores democráticos permitiendo que los inmigrantes se ahoguen en el Mediterráneo, pero ese mismo medio en cuando orienta su información a un público ultraderechista de otro país, potencia el mensaje de que la UE traiciona a sus ciudadanos permitiendo que vengan personas a acabar con la forma de vida del continente. A RT no le importan lo más mínimo los inmigrantes, simplemente ha identificado el tema como un elemento desestabilizador para una sociedad y lo explota al máximo», comenta Iriarte.