España
«Creo que Raúl las ha asesinado»
Argelys, de 9 años, y Adolfina, su madre, llevan desaparecidas cinco meses
A Leonarda, de 58 años, se le enrojecen los ojos con facilidad. Se emociona y llora, pero no deja de hablar. Necesita que alguien la escuche, «nadie lo ha hecho durante estos últimos meses», afirma. «Argelys, mi nieta, de tan sólo 9 añitos, iba a viajar de Madrid a República Dominicana por vacaciones el pasado 30 de junio, pero no llegó. Hablé con ella por teléfono la noche anterior para desearle buen viaje. Le pedí que fuera educada y obediente. Ella estaba muy ilusionada. La noté bien, nada me hizo sospechar que fuera a desaparecer. Cuando la familia fue a buscarla al aeropuerto, no la encontró. Hablaron con trabajadores de la compañía y les explicaron que nadie con el nombre de mi nieta había embarcado en España», relata Leonarda compungida. Inmediatamente llamó a su nuera, Adolfina, para preguntar qué había pasado, pero no logró localizarla. «Poco después recibí la llamada de su jefa para decirme que Adolfina no había ido a trabajar y que el móvil daba apagado».
Asesinaron a su marido
El infortunio persigue a Leonarda desde hace años. Ya le alcanzó hace una década cuando su único hijo, el padre de Argelys, fue asesinado en República Dominicana. «Le pegaron un tiro para robarle», recuerda absorta su madre. Mira al suelo y guarda silencio. Le cuesta encauzar de nuevo el discurso. El dolor hace que desordene las frases de forma incoherente, pero acaba explicando que ella, su nuera y su nieta se instalaron en Madrid para buscar un futuro mejor.
Desde hacía unos meses, Adolfina compartía su vida con Raúl, español de 30 años: «Ella vivía con una pareja, un tal Raúl. No se dedica a nada. Él tiene pinta fea. Con ese carácter escondido. Fui yo a comisaría a decir que faltaban. Sospecho de él. No denunció la desaparición, ¿por qué? Oculta algo. Creo que las ha asesinado», dice convencida y se vuelve a perder en sus pensamientos. Rescatarla de la pena que la devora no es fácil. «Si la niña estaba conmigo, él decía que venía a buscarla con el coche si yo le pagaba la gasolina, si no, no venía. La niña le tenía miedo. Les pegó en alguna ocasión. Les tiró la puerta del piso», explica Leonarda espontáneamente.
Cuenta que a principios de 2014, Argelys le confesó por primera vez que a Raúl le gustaba sacar a pasear la mano e incluso los nudillos. «La niña me contó que les pegó. Tortazos, puñetazos... Ella venía a mi casa y se quedaba conmigo. Cuando él venía a recogerla, ella decía: “Ha llegado mi peor pesadilla”. Le tenía pánico. Yo salí a por él y le dije: “¡Como le pegues a la niña te la voy a cortar a ti! La niña no tiene padre, está huérfana y no te voy a permitir que le toques un pelo”. No respondió. Se quedó dentro del coche el muy cobarde».
Leonarda animaba a su nuera a romper la relación porque, según recuerda, «no le daba buena vida». «Él se enteró y me llamó por teléfono para amenazarme. Me dijo que si Adolfina lo dejaba por mi culpa me iba a cortar el cuello y por eso sé que las ha matado. Lo sé aquí dentro», y se toca con la palma abierta el corazón. Cuenta que de la casa de su nuera faltan dos maletas, ropa y el colchón de la pequeña. Eso le hace pensar que allí pudo ocurrir algo pero no lo verbaliza. Aunque está convencida de que la desgracia ha vuelto a darle alcance y que son tres los miembros de su familia asesinados, a veces se quiere convencer de que su nietecita y su nuera siguen vivas y manda un mensaje: «Oye, por favor, Raúl, si tú las tienes retenidas, a hija y madre, o cualquier otra persona, te ruego que me las devuelva. Comprendan mi dolor. Estoy angustiada, en manos de psiquiatras. No duermo, no vivo... Por favor, por favor», rompe a llorar y besando la foto de su nieta le dice: «Hija, te quiero, ven, por favor. Te lo suplico. Te estoy esperando».
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