Emergencia Social

"Cuando una pantalla se enciende, un niño se apaga"

La sociedad se enfrenta a un "fenómeno imparable" que "nadie tiene excesivo interés en parar" porque "es el futuro", señala José Miguel Fernández, catedrático de Psicología Social

Segunda sesión del Ciclo Adicciones de las Cátedras Fisabio-UV y Quaes-UPV celebrada en Valencia
Expertos avisan de las consecuencias del enganche a las pantallas: "Nadie tiene interés en pararlo porque es el futuro"Europa Press

Expertos han advertido este viernes sobre las consecuencias y los "efectos profundos" que provoca el "enganche" a las pantallas, en especial por el uso precoz y excesivo de los teléfonos móviles en edades tempranas, que han llegado a calificar como una situación de "emergencia social", aunque han pedido "no demonizar" el problema y han admitido que se trata de un "fenómeno imparable" que "nadie tiene excesivo interés en pararlo porque es el futuro".

En la segunda sesión del Ciclo Adicciones de las Cátedras Fisabio-UV y Quaes-UPV, celebrada en Valencia, el catedrático de Psicología Social José Miguel Fernández Dols, especializado en el estudio de emociones, ha vinculado la irrupción de "cualquier nueva tecnología" con el "uso problemático" de la misma. Al respecto, ha expuesto los "efectos profundos" que las nuevas tecnologías están provocando en la forma de interactuar y el comportamiento de las personas a día de hoy. "Nos enfrentamos no a un gran peligro, pero sí a una gran incógnita que no sabemos a largo plazo cómo va a alterar de forma más o menos profunda a los usuarios", ha avisado el catedrático.

En este punto, ha distinguido entre los conceptos "adicción" y "uso problemático". El primero de ellos, ha subrayado, implica a objetos y sustancias, produce vulnerabilidad y afecta de manera "muy grave" al bienestar de la persona que la padece. En cuanto al uso problemático, ha apuntado que se refiere al grado en que las personas pueden desarrollar, por ejemplo, necesitar un teléfono móvil como "elemento de regulación emocional". "Dependemos -del móvil- mucho más que de otras cosas", ha asegurado.

De hecho, ha mencionado investigaciones que señalan que existen matrimonios que "prefieren comunicarse por WhatsApp", un hecho que ha atribuido a las "ventajas prácticas" que ofrece esta aplicación: "Es más gracioso, te da más tiempo para pensar una respuesta y te ayuda a regular las emociones". Todo ello, ha indicado, se traduce en un "nuevo idioma" que "no respeta las normas gramaticales", que "se parece más a lo hablado" que a lo escrito, que "no es viable sin emojis" y que se ha convertido en "la tercera forma de comunicar".

Sin embargo, Fernández ha sostenido que este lenguaje también tiene sus consecuencias, algunas de ellas incluso "patológicas", al haberse convertido en una "nueva forma de interacción". De hecho, ha apuntado a trastornos emocionales vinculados al uso de redes sociales que sufren personas "muy vulnerables" a las críticas, aunque ha afirmado que "no está claro hasta qué punto" afectan a personas que "ya tienen problemas y, una vez expuestos, se agravan".

En el lado opuesto, ha asegurado que el uso de redes sociales también tiene "muchos" efectos positivos, entre ellos que contribuyen al desarrollo y el fortalecimiento de relaciones, o que aportan autonomía.

Frente a todo este escenario, ha planteado una serie de "soluciones o propuestas", pero, en cualquier caso, ha pedido "no demonizar" esta situación. Eso sí, ha subrayado que, en cuanto al uso adolescente de los móviles, en cuestiones como el alcohol la solución ha pasado por "prohibir su venta a menores". En este sentido, ha apuntado a la responsabilidad de los padres, aunque ha admitido que la sociedad se enfrenta a un "fenómeno imparable" para el que "nadie tiene excesivo interés en parar" porque "es el futuro".

Como posibles soluciones, ha indicado que, en el ámbito familiar, "lo primero" es que los padres adquieran las mismas competencias digitales que sus hijos, para poder hablar "de igual a igual", aunque ha avisado que este escenario requiere "un esfuerzo" por parte de los progenitores. "No solamente tienen que entender, sino también transmitir modelos de comportamiento a los niños y adolescentes, que quieren ser como los mayores (...), no les pidamos que se liberen de sus teléfonos móviles cuando los adultos también tienen una enorme dependencia", ha argumentado.

También ha apostado porque los padres se conviertan en "micromediadores" para que puedan "comprender las necesidades" de sus hijos, así como establecer "criterios de negociación" para que ambas partes estén "satisfechas". "Las estrategias no son mágicas, aunque debería de generarse una cultura familiar en esa dirección", ha remarcado.

Nuevas patologías

Por su parte, la pediatra y presidenta de la Asociación Libres de Móviles, Úrsula Maraguat, ha asegurado que desde 2012 se ha producido un "cambio" en las patologías de los niños, en especial en los que cuentan con menos recursos, que son "los más adictógenos", con un aumento "exponencial" en casos psiquiátricos. "No hay niño que quiera volver a jugar al parchís a los dos meses de tener una videoconsola. Cuando una pantalla se enciende, un niño se apaga", ha sostenido.

Maraguat ha advertido de que la sociedad se enfrenta a una "nueva pandemia" para la que "no hay vacunas" y ha avisado de que las nuevas generaciones son "preocupantes" por los datos de fracaso escolar, depresión o falta de sueño. "Es una emergencia social, tenemos que retroceder un poco para avanzar y no ir tan rápido". "No podemos cerrar los ojos y seguir anestesiados", ha recalcado. Frente a ello, la pediatra ha pedido: "Nunca pantallas antes de los 6 años; cuanto más tarde, mejor; mayor control parental y todos los problemas no se deben a las redes sociales".

Finalmnte, la doctora en Psicología y directora de la Fundación Atyme, Trinidad Bernal, ha advertido del "poco control" por parte de los padres del uso "precoz" y excesivo de los teléfonos móviles, aunque ha asegurado que los propios jóvenes "perciben que no tienen dependencia" y creen que lo utilizan "lo normal", lo que abre un panorama "pintoresco". Y ha avisado de las de las consecuencias que todo ello provoca: "una empatía bajísima, menor relación social, poco rendimiento escolar, más conductas agresivas, acoso y ciberacoso".