Papel
«Cuando te acostumbras a las píldoras, ya no te hacen efecto»
Mayte Talavera / Consumidora
Mayte Talavera, de 33 años, vive en Picassent (Valencia). Siempre ha tenido un peso elevado, sobre todo si tenemos en cuenta su estatura. Llegó a pesar 105 kilos. Ahora, ha logrado reducir 20 en medio año. En su camino, las pastillas adelgazantes siempre la han acompañado. «Alguna vez me he puesto con planes para adelgazar, pero esta vez me metí en la cabeza hacerlo. Físicamente no me encontraba bien y también quería estar mejor de cara al verano». Así, acudió a su médico y le dijo que quería hacer régimen. «Me dio unas pautas para hacer dietas hipocalóricas y, como en los análisis estaba todo bien, lo hice».
Pero en su «misión» se cruzaron los fármacos. «Una amiga me comentó que perdía mucho volumen con las pastillas, leí los comentarios de internet, algunos buenos y algunos malos, y, como eran baratas, decidí probar. Aunque también investigué sobre muchas pastillas para adelgazar, pero algunas llevan unos componentes que hay que tener cuidado con ellas», asegura. En noviembre empezó el plan y probó con dos tipos de pastillas. «Primero unas y luego otras. Las primeras me las compré en el supermercado, pero las dejé. Las otras me las compré por internet y las recogí en la farmacia, porque era la única manera de hacerme con las genéricas».
Desde entonces sigue una dieta de 1.200 calorías, «salgo a andar, hago zumba y me tomo las pastillas. Y también suelo hacer cada mes, durante pocos días, alguna dieta sobre la que leo en internet, como la de la alcachofa, con la que se pierden varios kilos en pocos días, pero siempre vuelvo a la mía. Ha perdido casi 20 kilos, pero quiere adelgazar 14 más. «Las primeras pastillas me las tomaba, dos con el desayuno, dos con la comida y otras dos con la cena. Las segundas son sólo una con el desayuno y otra antes de cenar. Estas últimas te aceleran el metabolismo y hacen que quemes más grasa. Los primeros días no lo notas, pero luego sientes que no te cansas tanto y te ves capaz de hacer más y más cosas, funcionan como vitaminas».
Mayte cree que todo plan de adelgazamiento debe constituir un «conjunto». «A las pastillas hay que añadirles dieta y ejercicio porque no son milagrosas. Y cuando el cuerpo se acostumbra a ellas, no hacen efecto. Y ya no quiero tomarlas más. Me compré cuatro botes, me quedan dos pero sólo me terminaré uno porque tampoco puedo dejarlo de golpe para no tener efecto rebote».
Para completar su objetivo, calcula que empleará otros seis meses. Pero lo duro viene ahora. «Si se me hiciera difícil, empezaría con otra pastilla más natural, aunque cuando lo consiga sé que tampoco podré dejarlo todo de golpe. Pero mi cambio está ahí, ahora salgo a la calle y todo son halagos, la gente no me reconoce».
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