Asuntos sociales

«De pequeña pasé hambre. Era hija ilegítima de una asistenta y un rico empresario. Ahora no sé qué haré con mi herencia»

Carmen, que cobra algo más de 700 euros de pensión, prefiere que no se diga aún quién era su padre. La prueba de ADN lo ha demostrado. A sus 70 años, esta ex costurera será la heredera legítima de tres millones de euros

Una relación extramatrimonial. Carmen muestra una foto de su madre, que a los 20 años trabajó para su padre como asistenta
Una relación extramatrimonial. Carmen muestra una foto de su madre, que a los 20 años trabajó para su padre como asistentalarazon

De pensionista a millonaria: Carmen, que cobra algo más de 700 euros de pensión, prefiere que no se diga aún quién era su padre. La prueba de ADN lo ha demostrado. A sus 70 años, esta ex costurera será la heredera legítima de tres millones de euros

A sus 70 años, Carmen sigue sin poder poner el apellido de su padre en el DNI. Aunque está cerca. Una prueba de ADN ha demostrado que su progenitor era un acaudalado empresario de Morón de la Frontera, en Sevilla. «Es su padre en un 99,99% de probabilidad y en 10 o 15 días habrá sentencia», asegura a este periódico su abogado, Fernando Osuna, del despacho Osuna.

Ni ella ni el letrado quieren decir el apellido del padre. Pero su nombre lo saben bien en Morón de la Frontera, donde la madre de Carmen estuvo trabajando como empleada del hogar para una familia con un importante nivel adquisitivo hasta que se quedó embarazada. «Iniciaron la relación cuando ella tenía 20 años y la mujer del empresario, que tenía entonces 46 años, la echó nada más saber su estado. No obstante, el padre de Carmen, un empresario con importante actividad agraria y que no tenía ningún hijo más, continuaba clandestinamente su relación con su madre. Iba a verla incluso cuando ella decidió irse a vivir a Sevilla, no sólo por la pequeña sino por la madre», relata el abogado.

Pero el dinero que les pasó no permitió que Carmen viviera una niñez precisamente fácil. «Mi infancia fue muy mala. Ahora tengo mi pensión, pero de pequeña pasé mucha, pero que mucha hambre», relata Carmen a LA RAZÓN. Su abogado recuerda que su clienta, «cuando era pequeña, pasó mucha necesidad, aunque su padre les pagó un piso en Morón, donde iba a verlas». Carmen vivió en esta casa con su madre, sus abuelos y sus tíos hasta que su madre y ella se fueron a Sevilla. Eran otros tiempos y vivir en un pueblo sabiendo todos los vecinos que era la hija extramatrimonial del empresario la convertía en la diana de las mofas. «Los hijos sin padre de entonces eran muy mal vistos. En clase se metían con ella “por no tener padre”; en el pueblo tenía que soportar las miradas de los vecinos y le preguntaban día sí y día también por qué no venía su padre, por qué no le recogía en el colegio...», asegura el abogado. No obstante, el empresario «no se desentendió de su hija ni de la madre de ésta y también fue a verlas a Sevilla», añade.

Pasaron los años y Carmen vivió su vida con los modales de aquella época. «Mi madre jamás me dijo quién era mi padre y yo nunca se lo pregunté». Esas cosas no se preguntaban entonces, se pensaba que el daño estaba hecho, y que ya nada se podía hacer, y que para qué meter el dedo en la llaga. Pero aunque entonces no estuviera bien visto, los hijos, por muy bastardos que sean, tanto de un empresario acaudalado como de un panadero, tienen por ley unos derechos. Y tras una dura vida cosiendo hasta que se hizo añicos la espalda, la mujer sacó fuerzas tras fallecer su madre en 2004. Pensó, y volvió a pensar en lo que vivió de pequeña hasta que hace tres años y medio fue a hablar con el bufete de abogados que ahora le representa en este caso. «Mi infancia fue muy mala. Tenía una espina clavada porque nunca supe quién era mi padre. Ahora que mi madre ha fallecido quiero sacarme la espina», relata Carmen, madre de «dos hijos, una hija y un hijo, y abuela de cuatro nietos».

Si tal y como el ADN ha confirmado Carmen es hija del empresario, pasará de cobrar poco más de 700 euros de pensión a tres millones como mínimo, ya que su padre no tuvo más hijos y cuando murió, hace 30 años, los que heredaron fueron sus sobrinos. Y por ley, Carmen al ser hija tiene derecho a reclamar parte de la herencia que le corresponde. «Ahora tengo mi pensión, más de 700 euros, y no puedo decir que pase hambre. Pero la pasé de pequeña. No he pensado qué haré si me dan esa cantidad. No creo que sea tanta», afirma Carmen. Pero su abogado asegura que «como mínimo serán tres millones de euros. A eso hay que añadir rendimiento... Cuando se dicte sentencia, si no hay acuerdo con los sobrinos vivos del progenitor de Carmen llevaremos el asunto de la herencia a juicio», avanza el abogado. El mismo que en 2014 ganó otro juicio similar. En ese caso la Justicia reconoció a un camarero su derecho a una herencia como hijo extramatrimonial (su madre trabajó de sirvienta y se quedó embarazada del cabeza de familia) y tuvo que repartirse con otros tres hermanos un patrimonio valorado en dos millones.

El derecho de sucesión en España viene recogido en el Código Civil y, según el artículo 807, son herederos forzosos: los hijos y descendientes respecto de sus padres y ascendientes. A falta de los anteriores, los padres y ascendientes respecto de sus hijos y descendientes. Y tercero, el viudo o viuda. Los hijos no reconocidos tienen por ley su derecho a cobrar herencia siempre y cuando se demuestre que son descendientes. En concreto, los hijos han de heredar dos terceras partes de la herencia y de estos dos tercios, uno al menos debe distribuirse por igual, con la misma cuantía entre los hijos. En este caso, al ser Carmen la única hija debería percibir al menos un tercio de la herencia.